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¿Puedo seguir dando el pecho cuando estoy enferma?
¿Se contagiará mi bebé si le doy de mamar estando resfriada? Podré tomar medicamentos o estaré perjudicando a mi hijo? ¿Qué ocurre si sufro una enfermedad crónica? ¿Y si tengo que someterme a alguna prueba médica? Respondemos todas tus dudas al respecto.
Una de las preguntas que a menudo asaltan a las mamás que dan el pecho es si pueden continuar con la lactancia materna cuando están enfermas, no solo por el riesgo de contagiar al bebé, sino también por la compatibilidad de los medicamentos prescritos por el médico.
Existen muchos mitos en torno a este tema, pero la realidad es que la lactancia materna es compatible con la mayoría de las enfermedades, tanto comunes como crónicas, y casi ningún tratamiento farmacológico ni prueba diagnóstica interfiere en la calidad de la leche materna.
De hecho, solo un 5-10% de los medicamentos son realmente incompatibles y, por tanto, obligan a la madre a abandonar la lactancia.
Enfermedades y medicamentos
Enfermedades comunes
Las enfermedades infecciosas leves, como resfriados, gripe, gastroenteritis, infecciones urinarias, etc., no contraindican la lactancia, ya que no afectan a la producción de leche ni a la composición de la misma, además de no transmitirse por la leche materna.
Más bien al contrario, lo que suele ocurrir es que, pocos días después de que la madre contraiga la infección, aparecen en la leche anticuerpos específicos contra el agente causante de la misma. Estos anticuerpos defienden al lactante que, o bien no se contagiará de la enfermedad o bien la padecerá de forma más leve.
Por este motivo, no solo se puede seguir amamantando, sino que es aconsejable hacerlo.
Hepatitis
Ni la hepatitis B ni la C se transmiten a través de la lactancia materna. En el caso de la hepatitis B, cuando la embarazada es portadora, se debe administrar al recién nacido tanto la vacuna como la inmunoglobulina específica, para evitar que desarrolle la enfermedad, pero a la hora de amamantar la madre podrá hacerlo sin temor.
Tuberculosis
La tuberculosis se transmite por el aire, por lo que si el bebé se contagia no será por tomar el pecho, sino por estar expuesto al mismo ambiente que su madre.
Varicela-herpes zoster
Se trata de enfermedades graves en el recién nacido, por lo que si la madre las padece entre cinco días antes del parto y dos días después, su bebé deberá recibir inmunoglobulina específica en un plazo de 72 horas después del nacimiento.
Más allá de este período, disminuye el riesgo para el bebé. Interrumpir la lactancia no sirve de nada en este caso, puesto que la varicela es contagiosa desde varios días antes de que aparezca la erupción.
Herpes simple
En el caso del herpes simple, solo es necesario interrumpir la lactancia en caso de que la madre presente lesiones activas en los pezones o cerca de ellos.
Si el herpes se localiza en un solo pecho, la mujer puede seguir amamantando con el otro hasta que sanen las lesiones.
Hipertiroidismo e hipotiroidismo
Ninguna de estas dos enfermedades es incompatible con la lactancia. Asimismo, los medicamentos usados en ambos casos son perfectamente seguros. En el caso del hipotiroidismo, si no se trata correctamente, puede provocar hipogalactia.
Cardiopatías e hipertensión
La lactancia no resulta perjudicial en caso de sufrir una cardiopatía, ya que no sobrecarga el sistema cardiovascular de la madre. Es más, se ha demostrado que la oxitocina puede disminuir la presión arterial.
Depresión
La depresión no es una contraindicación a la hora de dar el pecho. Además, existen numerosos medicamentos antidepresivos que se pueden usar durante este período.
Alergias y asma
En el caso de las madres alérgicas, no solo no es peligroso dar el pecho, sino que incluso es recomendable, con el fin de proporcionar al bebé anticuerpos. En caso de tener que tomar medicación, existen muchos antihistamínicos compatibles con la lactancia.
Conviene informar siempre al médico de que se está dando el pecho, ya que algunos medicamentos pueden disminuir considerablemente la producción de leche.
En cuanto al asma, tampoco existe ninguna contraindicación, ya que el uso de broncodilatadores es completamente seguro.
Epilepsia
Prácticamente todos los antiepilépticos son compatibles con la lactancia, por lo que no hay ninguna razón para dejar de dar el pecho si se sufre epilepsia.
Diabetes
La insulina no pasa a la leche, por lo que las madres diabéticas no deben tener ningún temor de amamantar a sus bebés.
VIH
El VIH o SIDA es una de las pocas enfermedades que pueden contraindicar la lactancia. Los bebés de madres portadoras o enfermas pueden contagiarse, por lo que dada la gravedad de esta enfermedad, es aconsejable no amamantar, salvo en zonas en las que no existen unas adecuadas condiciones de salubridad (escasez de agua potable, por ejemplo, para preparar y lavar adecuadamente los biberones).
En este caso, el riesgo de muerte para el bebé alimentado con leche artificial es superior al de ser contagiado con los anticuerpos del SIDA.
Además, según los últimos estudios, los bebés que toman lactancia mixta tienen más probabilidades de contagiarse de VIH que los que toman lactancia materna exclusiva. Esto se debe a que los microbios o las proteínas extrañas presentes en otros alimentos producen minúsculas lesiones en la mucosa digestiva, lo cual facilita la entrada del virus al organismo.
Cáncer
El cáncer es otra de las enfermedades que pueden suponer una contraindicación a la lactancia. En este caso, no por el riesgo de que el bebé contraiga la enfermedad, sino por los tratamientos, que sí pueden ser incompatibles para dar el pecho.
No obstante, existe la posibilidad de interrumpir la lactancia durante el tratamiento y reanudarla una vez se finalice, siempre bajo control y asesoramiento médico para evitar riesgos.
Pruebas diagnósticas
Radiografías
Ni las radiografías ni otras pruebas diagnósticas como las ecografías, mamografías, resonancias, tomografías… están contraindicadas durante la lactancia. La leche materna no se irradia ni cambia sus propiedades al someterse a este tipo de pruebas.
Contrastes
Ningún tipo de contraste, ni siquiera los iodados, se absorbe a través de la leche, por lo que se puede seguir dando el pecho con normalidad, sin necesidad de esperar un determinado tiempo o desechar la leche después de la prueba.
Gammagrafía
Las gammagrafías utilizan isótopos radioactivos, pero es suficiente con que el médico utilice el que tenga una vida media más corta, es decir, el que menos tiempo tarde en consumirse o en transformar la mitad de su concentración inicial, para alejar los posibles riesgos.
Anestesia
La anestesia se metaboliza y no se acumula en la leche, por lo que, después de una operación, no hace falta desechar la leche ni suspender la lactancia.
Para más información...
Con el fin de resolver las dudas de las madres lactantes, el Equipo de Pediatría del Hospital Marina Alta de Denia (Alicante) ha creado una página web, www.e-lactancia.org, en la que se puede consultar la compatibilidad entre lactancia y medicamentos, enfermedades, plantas medicinales y contaminantes.
También existen libros específicos, como la guía "Lactancia y medicamentos: una compatibilidad casi siempre posible", elaborada por el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que detalla cuáles son los pocos fármacos contraindicados durante la lactancia materna.
En caso de duda, es importante consultar estas fuentes, ya que la mayoría de los prospectos de los medicamentos pueden ofrecer una información alarmista para las mamás.