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Frases que no hay que decir a una madre que da el pecho a su bebé
Algunos comentarios y opiniones pueden alterar mucho a la reciente mamá. Estas son las frases que nunca debes decir a una mujer embarazada o a una madre que esté amamantando a su bebé.
Puede que no puedas darle pecho...
Un comentario aparentemente inofensivo, pero que puede minar la confianza de la mujer para nutrir de la mejor manera al hijo que nacerá. ¿Por qué hablamos de producir leche como si fuera una posibilidad y no una certeza?
Nos preceden dos generaciones de madres que, debido a algunos errores en la gestión de la lactancia, no fueron capaces de amamantar a sus hijos. Por eso, se cree que la lactancia materna es una cuestión de suerte y que algunas mujeres tienen leche y otras, no.
Una idea muy arraigada, porque las propias mujeres, abuelas y tías a las que se había dicho de amamantar siguiendo horarios rígidos, dando agua y complementos artificiales, no saben cómo "funciona" realmente y, cuando su nieto o sobrino llora, proponen la misma solución que les dieron hace 20 o 30 años o el biberón.
Las mujeres que no pueden amamantar por un problema real son menos de una de cada mil: todas las demás pueden hacerlo. Pero no todas las madres que quieren dar el pecho a su hijo cumplen este deseo. Hemos perdido la fe en nuestra capacidad innata, porque la experiencia de las generaciones precedentes fue negativa. Y, si la lactancia materna no empieza bien, es una especie de profecía autocumplida y la nueva madre, aconsejada por abuelas y tías, puede resignarse a buscar otras soluciones. A veces, un simple retraso en la producción de leche puede desalentar a la nueva madre y convencerla de que abandone.
¿Estás segura de que tienes suficiente leche?
Cuando alguien duda de que la madre tenga suficiente leche, está tocando una punto muy delicado, ya que la duda de poder garantizar al pequeño una nutrición adecuada puede generar mucha ansiedad. De hecho, esta duda no tiene sentido por motivos fisiológicos: si somos mamíferos, y los senos son glándulas, ¿por qué debería funcionar sólo al 70% o al 30%? ¿O funcionar lunes y martes, pero no miércoles? En todo caso, si hubiera alguna enfermedad, nos curaríamos.
A menudo, la gente duda de que el niño reciba la suficiente leche tras observar un comportamiento que, en su opinión, no es normal. Un ejemplo es la frecuencia de las tomas: si tu hijo quiere pecho antes de que pasen las tres horas "canónicas" desde la comida anterior, aparecerá alguien alarmándose, e incluso las madres más serenas acabarán dudando de sí mismas.
En la gran mayoría de los casos, el temor a no tener suficiente leche es infundado. Las tomas frecuentes, sin límites de tiempo o de horario, son absolutamente normales durante las primeras semanas de vida. Recordemos que amamantar satisface varias necesidades de tu hijo: hambre, sed, notar tu presencia y quedarse tranquilo.
Es normal que quiera a menudo el pecho de la madre. Si realmente hay un problema, el niño no moja 6-7 pañales al día o el crecimiento semanal es insuficiente, la solución no es renunciar a la lactancia, sino corregirla, ya que con un poco de ayuda y paciencia se pueden superar las dificultades iniciales. Lo importante, en caso de dificultad, es no dudar en recurrir a un especialista en lactancia para recibir sugerencias específicas.
¿Será sustanciosa? Parece agua...
La leche materna tiene una composición diferente a la de la leche de vaca. Contiene una gran cantidad de agua, alrededor de 87%, debido a que debe responder a las necesidades de líquidos del bebé. Además, puesto que no se pasteuriza, tiene una textura menos densa y es mucho más transparente, especialmente al comienzo de la toma.
Si la madre no sabe que esto es normal, puede pensar que su leche no es perfecta para su bebé. De hecho, décadas de investigación científica han demostrado que la leche materna es siempre perfecta y proporciona la alimentación adecuada para cada niño. La única excepción podría ser una situación de desnutrición materna severa. Una mamá "normal" que, en ocasiones, por falta de tiempo, se salta una comida o al mediodía sólo come una ensalada, continúa produciendo una leche perfectamente nutritiva.
Hace muchos años, se solía analizar la leche para verificar sus propiedades, pero entonces no se sabía que la composición de la leche materna cambia a lo largo del día e incluso durante la misma toma, por lo que el análisis de una muestra, además de ser innecesario, no proporciona información fiable.
¿Otra vez le vas a dar pecho? ¡Si acaba de comer!
La lactancia materna no sigue horarios o tablas, y la frecuencia de las tomas depende de la solicitud del menor. Esto puede generar comentarios y críticas por parte de los que están acostumbrados a la leche artificial, que se sorprenden al ver que el niño "busca" el pecho poco después de una toma.
El bebé no sólo utiliza el pecho para nutrirse, sino para tomar agua y elementos no nutritivos, como anticuerpos, hormonas y enzimas, necesarias para su crecimiento y su bienestar. Lógicamente, en brazos de la madre, también recibe calor, contacto y afecto. Puesto que no es posible saber exactamente qué quiere tu hijo cuando busca el pecho, no tiene sentido hacerlo esperar.
Además, ¿quién le diría a un adulto que no puede tener sed tras comer o que no puede comer un trozo de pan si todavía tiene hambre? Recordemos que los niños se autorregulan perfectamente y no hay riesgo de que pidan "demasiada la leche”.
Piensa que eres un chupón
Dado que, como ya hemos dicho, los bebés, generalmente, se alimentan con frecuencia a lo largo del día, puede pasar que alguien acuse a la nueva madre de viciar a su hijo o de utilizar el pecho como si fuera un chupón. En realidad, es todo lo contrario, en todo caso, es el chupón que se intercambia por el pecho y no al revés.
Durante las primeras semanas tras el nacimiento, ofrecerle un chupón o líquidos adicionales puede perjudicar el buen inicio de la lactancia materna. La producción de leche se basa en un mecanismo de oferta y demanda: cuanto más succiona el bebé, más leche produce el cuerpo de la madre. Darle el pecho no es viciar: es una necesidad para el pequeño, y los vicios son otra cosa.
No quiere la papilla por culpa de tu leche
¿El bebé no está interesado en los nuevos sabores? ¿Acepta sólo unas cucharadas de papilla? Es entonces cuando muchos aprovechan para atacar la lactancia materna. Cuando el bebé está listo para comenzar a probar nuevos alimentos, sigue tomando el pecho. La Organización Mundial de la Salud señala que, a lo largo del primer año de vida, la leche materna es el alimento principal al que se añaden poco a poco otros alimentos. No sólo eso.
La etapa del destete es un momento de muchos cambios y es normal que el bebé todavía quiera un alimento que le es familiar, completa y perfectamente digerible, y que necesite su tiempo para conocer nuevos sabores. Las madres que han confiado en la capacidad de autorregulación del niño durante los primeros seis meses de vida, no tienen ninguna razón para pensar que ahora que ya no es capaz de hacerlo.