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Cuando se habla de contracciones, automáticamente se piensa en el momento del parto y en que estas son las que lo provocan. Sin embargo, a lo largo del embarazo, se pueden presentar contracciones de diferentes clases e, incluso, intensidades. Por tanto, es importante conocer los distintos tipos de contracciones que existen y aprender a diferenciar las que son de preparación de las propias del parto.
Cada contracción tiene su función; no todas son iguales. Hay que aprender cómo se notan y para qué sirven.
Todas las contracciones hacen que el útero se contraiga y se relaje: algunas, de manera irregular, y otras, a intervalos regulares. Sin embargo, las contracciones de parto lo hacen a intervalos cada vez más cortos, aumentando progresivamente su intensidad, con la función de borrar el cuello del útero y ensancharlo para ayudar al bebé a salir. Conozcamos qué tipos de contracciones existen y cuáles son sus características diferenciales:
Se presentan en las etapas iniciales y hasta las 28 semanas de embarazo. Son de muy baja intensidad (2-4 mmHg) y de escasa frecuencia. Por lo general, no son percibidas por la embarazada.
Son contracciones de poca intensidad (menos de 10 mmHg) localizadas en pequeñas áreas del útero. Habitualmente, se producen como reacción a un movimiento del bebé.
Comienzan en un área concreta, pero se extienden al resto del útero. Se pueden producir por movimientos del bebé o por esfuerzos o cambios de posición de la madre. Dentro de este tipo de contracciones, encontramos las siguientes:
A pesar de que no tienen por qué estar presentes todas ellas, en el desarrollo de un embarazo normal, es habitual que apreciemos diferentes clases de contracciones. Así, sabiendo cuáles son los distintos tipos que existen, a la futura madre le será más fácil reconocerlas y mantener una mayor calma hasta que llegue el momento de ir al hospital para dar a luz a su bebé.
Dra. Tania Manrique
Ginecóloga del Hospital Quirón Salud Córdoba
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