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¿Qué es la lateralidad cruzada y qué consecuencias tiene?
La lateralidad es la preferencia que los seres humanos tenemos por utilizar un lado de nuestro cuerpo para realizar las funciones básicas, como comer o escribir. Pero, ¿qué ocurre si el niño tiene la lateralidad cruzada, es decir, es diestro de mano, pero zurdo de ojo o de oído, por ejemplo?
La inclinación natural a usar preferentemente un lado u otro del cuerpo se denomina lateralidad, y depende de la distribución de las principales funciones en los dos hemisferios que forman nuestro cerebro. Según el tipo de lateralidad, las personas pueden ser diestras, zurdas, ambidiestras, o bien tener la lateralidad cruzada, lo que significa que pueden utilizar prevalentemente la mano derecha para escribir o comer, pegarle a la pelota con el pie derecho, pero utilizar el ojo izquierdo para mirar a través de un telescopio o poner la oreja izquierda cuando quieren agudizar el oído para escuchar algo atentamente, por ejemplo.
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¿Es problemático que el niño tenga la lateralidad cruzada?
Es importante que los niños construyan bien su lateralidad, con el fin de tener una referencia espacio-temporal adecuada, que les permita, a su vez, relacionarse adecuadamente con las funciones básicas y con las cosas que los rodean.
Una buena coordinación entre las funciones motrices, visuales y auditivas es fundamental para que el niño alcance los hitos del aprendizaje de forma natural y sin dificultades añadidas, tanto si es diestro como zurdo.
Los niños con lateralidad cruzada no detectada o no tratada a tiempo pueden sufrir dificultades para el aprendizaje, falta de atención, desmotivación, fatiga, falta de autoestima y fracaso escolar, entre otros aspectos.
Aspectos cotidianos afectados por la lateralidad cruzada
Cuando la lateralidad no es homogénea, es decir, el niño no tiene claramente definida la prevalencia de uno de los dos lados del cuerpo para realizar las funciones habituales, hablamos de lateralidad cruzada. Esta característica puede detectarse si el niño presenta:
- Dificultades en la lectura, la escritura y el cálculo.
- Inversiones en la lectura y la escritura de números y letras.
- Errores en la lectura.
- Sustitución de unas letras por otras.
- Desorientación espacio-temporal.
- Dificultad para realizar operaciones matemáticas.
- Lentitud y falta de habilidad en los movimientos (psicomotricidad).
Estos síntomas pueden ir acompañados de falta de motivación y desánimo del niño, al verse rodeado de obstáculos para seguir el ritmo de aprendizaje y actividad de sus compañeros de clase, a causa de la lateralidad cruzada.
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¿Existen tratamientos para la lateralidad cruzada? ¿Cómo se diagnostica?
Sí, la lateralidad cruzada puede tratarse. En la actualidad, existen tratamientos adaptados a cada persona, en función de la problemática personal.
El diagnóstico de lateralidad cruzada se realiza a partir de un test de lateralidad completo, que evalúa la mano, el ojo, la pierna estática y dinámica, la motricidad facial, las cervicales y el oído, con el fin de determinar el predominio de cada lado del cuerpo para cada aspecto evaluado.
Una vez obtenido el diagnóstico preciso, el tratamiento para la lateralidad cruzada es neuropsicológico y consiste, a grandes rasgos, en reorganizar el sistema nervioso, en este caso, del pequeño, a través de una serie de ejercicios de psicomotricidad y de estimulación de las áreas no trabajadas en su momento de manera natural, una especie de “reset”, que permita orientar a las áreas afectadas.
Estos ejercicios, específicos, personalizados y supervisados por profesionales, tienen como objetivo estimular las sinapsis, es decir, el mecanismo de comunicación entre neuronas, a través del cual se producen los impulsos nerviosos, activando así el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralidad correcta.