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¿Qué juegos les gusta a los perros? ¡Los mejores juegos para perros!
Si te preguntas a qué puedes jugar con tu perro, aquí te ofrecemos los mejores trucos para enseñar a los niños a jugar con su mascota de forma correcta y respetuosa. ¡Toma nota!
- ¿A qué juegos puedo jugar con mi perro?
- Para jugar, ¿es mejor un cachorro o un perro adulto?
- ¿Qué razas de perro son las que más juegan?
- ¿Cómo saber si tu perro quiere jugar?
- ¿Los perros y los gatos saben estar juntos y entretenerse?
- ¿Por qué es importante que el perro sepa jugar solo?
- ¿Hay perros que no pueden jugar?
Puede darse el caso de que, en muchas ocasiones, no sepamos qué juegos son los que más pueden gustar a nuestras mascotas, los perros. ¡No te pierdas estos consejos!
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¿A qué juegos puedo jugar con mi perro?
En el caso de los perros, cuando pensamos en una actividad que puede divertirles mucho, seguramente, nos viene a la mente la de él devolviendo un palo que le lancemos o persiguiendo una pelota. Pero, ¿es realmente así? ¿Qué significa jugar para un perro? ¡Estos son los consejos!
1. Pongámonos en la piel del perro
Lo primero que hay que hacer es aprender a sentir y "pensar"como un perro. Tratemos de entender con qué tipo de animal estamos tratando. ¿Qué le gusta? ¿Usa más sus patas o su boca? ¿Es tímido o atrevido? Habiendo descubierto sus tendencias, podremos experimentar con las actividades más adecuadas.
2. El juego debe estar lleno de emociones positivas
Al igual que para los seres humanos, para los perros el juego podría definirse como algo placentero. Esto es lo que hay que tener en cuenta principalmente para saber si la actividad que le ofrecemos es realmente un “juego” para él también o no. En otras palabras: ¿el perro se está divirtiendo?
Si los componentes emocionales no tienen nada que ver con un contexto divertido (como la irritación y la frustración), entonces ya no podemos hablar de un juego. Es importante que a los niños se les explique enseguida este aspecto y que el papá o la mamá controlen la actividad del niño con el cachorro, sobre todo al principio: jugar con un animal implica respeto. Significa, de hecho, jugar juntos. Puedes dar este ejemplo y preguntar al niño: “Si tus compañeros de equipo pasan la pelota sin que tú la atrapes, ¿te diviertes o al final te enojas? Lo mismo le pasa a tu perro…”.
3. Jugar con el perro debe tener reglas
El juego es espontaneidad, pero es importante que tenga reglas. Es un concepto que hasta los más pequeños pueden entender. Si no se respetan las reglas, se generan peleas y, cuando discutes, ya sabes, el juego se detiene.
Otra cosa importante: debe quedar claro cuándo empieza el juego y cuándo se termina. Sobre todo si es un juego muy activo, es bueno que se mantenga cierto control y que la duración no se haga excesiva: cuanto más exageramos con los tiempos, más riesgo hay de que la actividad se convierta en algo menos placentero. Lo mejor sería terminarlo en una etapa en la que todos todavía se están divirtiendo. Por supuesto, no será fácil, pero aquí es donde surge el valor educativo del juego.
Es el adulto quien debe fijar ese límite más allá del cual el juego acabaría en cansancio e irritabilidad. Si te detienes en ese momento, entre otras cosas, la emoción que se fije en la mente del animal será positiva y la sensación de gratificación estará en su máximo nivel. Esto también se le puede explicar al niño: “¿Viste cómo lograste entretenerlo? Es mejor parar hoy, sino se cansa mucho, pero mañana, cuando esté más descansado, puedes volver a jugar con él".
4. El juego debe satisfacer la necesidad de movimiento del perro
Además del valor gratificante y educativo, el juego debe satisfacer la necesidad de movimiento del perro, pero también es una especie de entrenamiento mental.
Jugar con el perro estimula sus capacidades cognitivas, desarrolla el autocontrol, aumenta la capacidad de adaptación a diferentes situaciones. Jugando, el animal aprende a conocerse mejor a sí mismo y al mundo que lo rodea, también puede tener experiencias fuertes, pero en un entorno protegido. Pensemos en los juegos de rol de nuestros hijos, de "vamos a fingir": para el cachorro es un poco lo mismo. Aprende patrones de comportamiento que luego puede implementar. En definitiva, el juego es una especie de campo de entrenamiento para la vida, como para los seres humanos.
5. Juegos colaborativos y juegos competitivos con perros
Las actividades que podemos hacer con nuestros perros se pueden dividir en diferentes tipos. Hay juegos colaborativos y juegos competitivos.
- Los juegos colaborativos son, por ejemplo, los de equipo “tú me traes la pelota o la rama y te doy una recompensa”. Incluso el simple paseo puede incluirse en este contexto, afrontar juntos un camino, turnarse de "ahora voy donde tú quieras", "ahora eres tú quien me sigue".
- Los juegos competitivos son aquellos en los que se enfrentan unos contra otros: por ejemplo, tirando de una cuerda por un lado y del perro por el otro.
Naturalmente, es importante que este tipo de juego se mantenga bajo control, que no adquiera tonos exagerados y que se mantenga en un contexto lúdico.
Para asegurarnos de que así sea, prestemos atención a las emociones de nuestro perro: si la diversión se convierte en frustración u otra emoción negativa, es mejor parar. Lo bueno es no quedarse estancado haciendo la misma actividad una y otra vez. Hay que buscar ser creativos, evitando la monotonía: nuestro amigo peludo nos lo agradecerá mucho.
Para jugar, ¿es mejor un cachorro o un perro adulto?
Te explicamos si para jugar con un perro es mejor elegir un cachorro o un perro adulto.
- Los cachorros pasan gran parte de su tiempo jugando, por lo que podemos decir que su vivacidad encuentra un complemento perfecto en la vivacidad del niño.
- Sin embargo, los perros adultos también disfrutan jugando y dedican un 25-30% de su tiempo a actividades divertidas. En comparación con el cachorro, probablemente, será menos impulsivo, ciertamente menos torpe y tosco, lo que puede ser un elemento positivo.
Además, el perro adulto ya ha desarrollado esas habilidades de comunicación que el cachorro aún tiene que perfeccionar, es más paciente, sabe reaccionar de forma más controlada.
La elección, pues, depende también de las necesidades de la familia, de la edad y del número de niños en la casa, del espacio y de los ritmos de la vida cotidiana.
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¿Qué razas de perro son las que más juegan?
¿Tiene algo que ver que el perro, según la raza, tenga una predisposición a un determinado tipo de juego frente a otro? Hasta cierto punto, sí.
- Los juegos de movimiento, por ejemplo, se encuentran generalmente más expresados en perros de caza muy dinámicos (Beagle, Breton).
- Los juegos de tipo cooperativo son amados por los perros guía (Border Collie, Retriever).
- Los juegos competitivos son más preferidos por las razas de cuerpo robusto (Dogo argentino, Bull dog).
- Pero luego están las predisposiciones subjetivas e individuales, que también pueden alejarse de las inclinaciones de la raza a la que pertenece el perro.
¿Cómo saber si tu perro quiere jugar?
Una clásica postura de invitación del perro a jugar consiste en una especie de reverencia. El perro extiende las patas delanteras, sosteniendo las traseras en su lugar. Es una clara provocación, un poco como decir: "Entonces, ¿qué esperas para jugar conmigo?"». Sucede sobre todo con los niños, a los que les encantan los juegos "fuertes": el niño se pelea con el perro y finge morderle las manos o los brazos.
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¿Los perros y los gatos saben estar juntos y entretenerse?
Si se acostumbraron desde cachorros, es posible que al perro y al gato les encante jugar juntos. Hay muchos videos en Internet que demuestran esto. También puede haber actividades colaborativas: el gato sube a la estantería y tira el objeto que luego explora el perro. O el gato, que tiene un uso más preciso de la pata, abre la puerta y el perro, que es más fuerte, derrama la bolsa de comida….
¿Por qué es importante que el perro sepa jugar solo?
Ser algo autónomo ayudará al perro a gestionar su ansiedad al presenciar rituales de salida en los que él no está involucrado, la frustración frente a la puerta que se cierra y nos aleja de su vista. Es muy importante que el perro tenga recursos, que sepa qué hacer en estos momentos. Por eso, desde pequeño, es bueno enseñarle a "cuidarse", al menos durante un tiempo.
¿Hay perros que no pueden jugar?
Puede pasar con un perro que siempre ha vivido en un refugio. En estos casos, estos perros necesitan tiempo para adaptarse. Mientras tanto, hay que observarlo para ver qué es lo mejor para él.
Otras veces, no podemos jugar con el perro porque hacemos un enfoque o utilizamos una herramienta incorrecta. Por ejemplo, jugar con una pelota que es demasiado grande. También puede suceder que el perro puede inclinarse a jugar solo con los niños, mientras que los adultos son vistos como los que se encargan de alimentarlo.