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El cerebro de la mujer cambia con el embarazo
Un estudio muestra por primera vez que el cerebro de la futura mamá cambia durante el embarazo para optimizar determinadas funciones, como un aumento de la empatía con el hijo o una mayor facilidad para detectar amenazas del entorno.
El cerebro de las mujeres cambia cuando están embarazadas. Así lo demostró por primera vez un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, que afirma que la materia gris de las futuras mamás se reduce durante el embarazo mejorando la empatía con el bebé. Esta reducción de la materia gris optimiza determinadas funciones, como, por ejemplo, la agudización a la hora de detectar amenazas del entorno. Según el estudio, estos cambios se mantienen dos años después del parto.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores realizaron resonancias magnéticas en el cerebro de 25 mujeres antes de quedar embarazadas y después de haber dado a luz a sus hijos. Lo mismo hicieron con el cerebro de los futuros papás. Como resultado, los científicos observaron profundos cambios físicos en el cerebro de todas las mujeres durante los nueve meses de gestación.
Se gana en empatía
Entre los cambios observados por los investigadores, destaca una marcada disminución de la sustancia gris en determinadas áreas de la corteza cerebral. Esta disminución implica, sobre todo, las áreas del cerebro relacionadas con la empatía. Sin embargo, "disminución" no significa "pérdida".
Según explica Óscar Vilarroya, coautor del estudio e investigador de Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se trata de una poda que recuerda mucho a otro momento de la vida donde se desata otra tormenta hormonal: la adolescencia. Esta reducción no va en detrimento de las habilidades cognitivas de las mamás, sino que optimiza las conexiones neuronales.
Sin embargo, estos cambios en el cerebro de la futura mamá no ocurren en el padre. Ello llevó a los investigadores a apostar por una conexión entre la hormonas, los cambios físicos y los cambios funcionales que se experimentan a lo largo del embarazo. Se trataría de un mecanismo adaptativo para que el niño tenga todas las de ganar. Así pues, se podría afirmar que los cambios en el cerebro de la futura mamá afectan a áreas relacionadas con lo que implica los retos de la maternidad.
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