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A continuación, te ofrecemos una guía completa con todo lo necesario para convertir el baño en una experiencia agradable, segura, ideal para fortalecer el vínculo con tu pequeño, estimular sus sentidos y proporcionarle momentos de relajación y bienestar. Vamos a sumergirnos (literalmente) en el mundo del baño del bebé.
Muchos padres primerizos se preguntan: ¿Cuándo puedo bañar a mi bebé por primera vez? La respuesta depende de cuándo se caiga el cordón umbilical. Es recomendable esperar hasta que el ombligo haya cicatrizado completamente, lo que suele ocurrir entre el día 5 y 15 de vida. Antes de eso, se puede hacer una limpieza con agua tibia, sin sumergir al bebé.
Tips clave:
Sin embargo, desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) señalan que se puede bañar al bebé, incluso sumergiéndolo en agua, antes de que se le caiga el cordón umbilical, siempre que se sigan las recomendaciones de higiene adecuadas para el cuidado del cordón. Lo fundamental es mantener la zona del cordón umbilical bien limpia y seca para prevenir infecciones y favorecer su correcta cicatrización.
¿Hay que bañar al bebé todos los días? La respuesta es no necesariamente. Los recién nacidos pueden bañarse entre 2 y 3 veces por semana, mientras que los bebés más grandes, sobre todo si ya gatean, pueden disfrutar del baño a diario.
Factores a considerar:
La frecuencia del baño y los productos recomendados varían según la edad y el desarrollo del bebé. Mientras que los recién nacidos necesitan cuidados mínimos y suaves, a medida que crecen, el baño se convierte en un momento de juego, exploración y aprendizaje. En esta tabla tienes una estimación sobre cuántas veces bañarlo y qué productos usar según su edad.
Elegir el mejor momento del día para bañar al bebé dependerá de las necesidades de tu pequeño y de las rutinas familiares. Sin embargo, muchos padres encuentran útil seguir estas recomendaciones:
Antes de ver el paso a paso, te compartimos esta infografía con 6 tips esenciales para bañar al bebé de forma segura y relajada. Guárdala o tenla a mano: será tu mejor aliada para convertir el baño en un momento especial, lleno de confianza y disfrute.
Infografía Mi bebé y yo: 6 tips para el baño del bebé
Antes de comenzar el baño, asegúrate de tener todos los elementos al alcance de la mano. Esto evita dejar al bebé solo en ningún momento y permite que la experiencia sea fluida y sin estrés.
Elementos imprescindibles:
El espacio donde bañes al bebé debe estar agradablemente cálido, con una temperatura ambiente de entre 22 y 24 grados y libre de corrientes de aire.
Con una mano sosteniendo la cabeza y la espalda del bebé, usa la otra para enjabonarlo suavemente. Puedes emplear una esponja especial o simplemente tus manos.
Zonas clave a limpiar con atención:
Para el cabello, inclina ligeramente su cabeza hacia atrás, aplica una pequeña cantidad de shampoo y enjuaga con cuidado, evitando que el agua o el jabón entren en sus ojos.
Finaliza el baño asegurándote de que no quedan restos de jabón en el cuerpo ni en la cabeza del bebé. Usa siempre agua limpia para enjuagar.
Después de unos 5 a 10 minutos, saca al bebé del agua con delicadeza y envuélvelo inmediatamente en una toalla suave, cubriéndole la cabeza para conservar el calor.
Seca con toques suaves, sin frotar, prestando especial atención a las mismas partes que hemos destacado como zonas clave anteriormente. Esto ayudará a prevenir rojeces e irritaciones en las zonas más sensibles.
Una vez seco, aplica una loción o crema hidratante especial para bebés, realizando un masaje suave que no solo nutre su piel, sino que además favorece la relajación y el vínculo afectivo.
Este beneficioso masaje infantil puede convertirse en parte de la rutina de sueño del bebé, ayudándolo a calmarse y dormir mejor.
A medida que tu bebé crece, introduce juguetes flotantes en la bañera para estimular su curiosidad y motricidad. Permite que colabore con pequeñas acciones, como chapotear o sujetar su esponja.
Así, cada día el baño será un momento de descubrimiento y diversión, fortaleciendo su desarrollo y la conexión emocional mamá y papá.
Para que el baño del bebé sea una experiencia segura, cómoda y placentera, es fundamental contar con los elementos adecuados. Tener todo preparado te permitirá concentrarte completamente en tu pequeño, sin distracciones ni riesgos.
La piel del bebé es extremadamente fina, permeable y propensa a irritaciones, por lo que requiere productos especialmente formulados para cuidarla desde el primer día.
El baño diario no solo limpia, también calma. Diferentes estudios han demostrado que el baño del bebé ayuda a liberar tensiones, mejorar el sueño, fortalecer el sistema inmunológico y desarrollar rutinas saludables. Además, el contacto piel con piel en el agua fomenta el vínculo emocional y la seguridad del bebé.
Entre los beneficios clave del baño, destacan:
El momento del baño debe ser tanto placentero como seguro para tu bebé. Adoptar ciertas medidas básicas de seguridad te permitirá disfrutar de este ritual sin preocupaciones y evitar cualquier riesgo innecesario. A continuación, te compartimos las precauciones fundamentales que debes tener siempre presentes:
Nunca dejes al bebé solo en la bañera, ni siquiera un segundo. Incluso con poca agua, existe riesgo de ahogamiento. Mantén siempre una mano sobre él y, si necesitas algo, lleva al bebé contigo o solicita ayuda a otra persona.
Controla la temperatura del agua con precisión. El agua demasiado caliente puede causar quemaduras en la piel sensible del bebé. Lo ideal es que esté a 37°C, que puedes comprobar fácilmente con un termómetro de baño o con el codo antes de introducir al bebé en el agua.
Utiliza superficies antideslizantes. Asegúrate de que la bañera tenga una base que evite resbalones. Si bañas al bebé en la bañera grande, coloca una alfombrilla antideslizante adherente en el fondo para mayor seguridad.
Sujétalo siempre con firmeza. La piel mojada puede hacer que el bebé se resbale fácilmente. Mantén una mano firme bajo su cabeza y hombros, mientras con la otra mano realizas la limpieza de forma delicada.
Evita distracciones durante el baño. No atiendas llamadas ni salgas a buscar objetos olvidados. Tener todo preparado antes de comenzar es clave para garantizar una experiencia segura y sin sobresaltos.
Cuida su rostro al enjuagar. Al lavar su cabeza, inclina suavemente su cara hacia atrás y enjuaga con cuidado, evitando que el agua o el jabón entren en sus ojos o su boca, lo que podría causarle molestias o asustarlo.
El secreto de un baño seguro está en la previsión, la atención constante y el cariño con que cuidas cada detalle. Con estos simples pasos, disfrutarás de un momento tranquilo y feliz con tu bebé, lleno de confianza y bienestar.
No es necesario bañar al bebé todos los días. Durante los primeros meses, bastará con 2 o 3 veces por semana. Entre baño y baño, puedes utilizar toallitas húmedas o un paño limpio con agua tibia para la higiene diaria de cara, manos y zona del pañal.
El agua del baño debe estar a unos 37 grados. Para saber si está a la temperatura correcta, al principio, se puede utilizar un termómetro específico; después, bastará con introducir el codo: el agua nos debe resultar agradablemente caliente.
El baño del bebé debe ser breve, sobre todo en los primeros meses. Un baño prolongado puede resecar la piel del bebé y hacer que el agua se enfríe, causándole incomodidad. En recién nacidos, es preferible que el baño no dure más de cinco minutos. A partir de los tres meses, el baño puede ser de unos diez minutos y, a partir de los seis meses, puede prolongarse hasta un cuarto de hora si el bebé se encuentra a gusto y disfruta en el agua.
Sí, siempre que se seque bien la zona del cordón después del baño para evitar infecciones y favorecer su desprendimiento.
No es recomendable bañar al bebé inmediatamente después de comer, especialmente si ha tomado una cantidad abundante de leche. Al igual que los adultos, los bebés pueden experimentar molestias digestivas si se les somete a movimientos o cambios bruscos de temperatura justo después de comer.
Si el bebé acaba de realizar la toma, lo mejor es esperar al menos 30-40 minutos antes del baño para evitar posibles regurgitaciones o malestar.
Si queremos usar una colonia, durante los primeros meses de vida del pequeño, es preferible aplicarla en su ropa y no directamente en la piel del bebé para evitar irritaciones.
De todos modos, los pediatras no aconsejan su uso en recién nacidos, ya que los olores fuertes pueden interferir en la capacidad del bebé para reconocer a su mamá a través del olfato, precisamente, uno de los sentidos más desarrollados al nacer.
Aunque las esponjas naturales son suaves, pueden convertirse en un nido de bacterias y moho si no se secan adecuadamente. Por eso, muchos expertos recomiendan usar solo las manos limpias para lavar al bebé: es más higiénico, controlas mejor la presión y fomentas el contacto piel con piel.
Si decides usar esponja:
El baño del bebé es mucho más que una simple rutina de higiene: es un momento especial de conexión, estimulación y relajación que fortalece el vínculo entre tú y tu pequeño. Aunque al principio pueda generar dudas, con práctica y algunos cuidados básicos, se convertirá en una experiencia segura y placentera para ambos.
Recuerda que no es necesario bañar al bebé todos los días; lo importante es mantener su piel limpia y cuidada, utilizando siempre productos específicos para bebés, que respeten su delicado pH. Asegúrate de que el agua esté a la temperatura adecuada (alrededor de 37°C) y ten todo preparado antes de comenzar. Y ante todo, nunca dejes solo a tu bebé durante el baño, ni por un instante.
Con atención, cariño y las herramientas adecuadas, el baño será un momento esperado y disfrutado cada día.
Asociación Española de Pediatría (AEP). Aseo en el recién nacido. Disponible aquí.
Mayo Clinic. Healthy baby: Bathing your newborn. Recomendaciones sobre el baño del bebé y la seguridad. Más información en este enlace.
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