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Comenzar a dar la papilla a tu bebé es un paso importante en su crecimiento y alimentación. Supone comenzar el destete y la introducción de nuevos alimentos progresivamente. Por ello, te ofrecemos los 10 secretos del destete:
Si el niño se alimenta al pecho, estará preparado para la primera papilla alrededor de los seis meses.
Suele empezarse con la fruta porque, gracias a su sabor naturalmente dulce, resulta más fácil que el bebé la acepte. Pero, en realidad, nada impediría empezar con las verduras, también digestivas y ligeras, como la zanahoria, la papa y la calabaza (hervidas o al vapor con un chorrito de aceite de oliva).
Se debe empezar por los cereales que no contienen gluten, como el arroz, el maíz, el mijo o el sorgo. Después de las primeras pruebas, se podrá aumentar la cantidad de forma gradual, introduciendo la sémola y la pasta de sopa, de tamaño pequeño. En cualquier caso, los cereales que contienen gluten (especialmente el trigo) no deben introducirse antes de los seis meses.
En general, la primera papilla que se introduce es la del mediodía, una vez transcurrido un mes desde el inicio de la alimentación complementaria, los purés diarios aumentan a dos, y también se introduce la papilla de la noche.
La carne, que se puede introducir a partir de los 6-7 meses, es un alimento excelente para el crecimiento, pero no es indispensable. Se trata de una magnífica fuente de proteínas “nobles” (ricas en aminoácidos esenciales que el organismo no es capaz de producir solo) y aporta una considerable cantidad de hierro.
Durante la introducción de nuevos alimentos, las papillas envasadas representan una excelente opción. Al estar homogeneizados, son muy digestivas y se conservan fácilmente durante mucho tiempo.
A partir de los tres años: antes de esta edad, el intestino del pequeño todavía no es capaz de asimilar correctamente los nutrientes de la leche de vaca. Los expertos recomiendan dar leche de crecimiento a los niños de uno a tres años, ya que tiene más hierro y vitaminas que la leche de vaca, pero es menos proteica.
Durante la introducción de nuevos alimentos, el niño debe beber en abundancia. De hecho, con los purés, aumenta la carga de desechos que el riñón debe destruir, y el agua le ayuda en este trabajo.
El pescado es un alimento de los que provocan más alergias en los niños. Por este motivo, su introducción se retrasa hasta los 8-9 meses. Para empezar, se puede optar por las papillas envasadas, o bien por los pescados más fáciles de limpiar, como el lenguado, la merluza o la pescadilla.
El huevo es otro de los alimentos que comportan un riesgo elevado de alergia. Lo que da más problemas es la clara, razón por la que se empieza con la yema, ofreciendo al niño una pequeña cantidad (una cucharadita), añadida al puré, alrededor de los 9-10 meses. A continuación, se va incrementando la cantidad poco a poco, y se ofrece al niño un par de veces a la semana. Al año de edad, se le puede ofrecer también la clara, bien cocida, ya que el calor atenúa las propiedades alergizantes y facilita su digestión.
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