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Las colaciones son necesarias en la alimentación de los niños. Es importante que ellos no pasen muchas horas sin comer. Su estómago es mucho más pequeño que el de los adultos, por lo que necesitan ingerir menos cantidad de comida, aunque con mayor frecuencia. Además, este tentempié, situado entre las dos comidas principales, debe proporcionar la energía necesaria para las actividades de la tarde-noche, pero sin quitar el apetito para la cena. Y es que los niños gastan mucha energía corriendo y jugando, por lo que una pausa a media tarde es necesaria para recargar las pilas.
Según los expertos, la colación de los niños debería ser variada y equilibrada, y representar el 15% del aporte energético diario. Para la merienda, es importante escoger alimentos que contengan, sobre todo, azúcares (fuente de energía), proteínas (indispensables para la construcción del organismo) y vitaminas, y no exagerar con las grasas.
Al elegir la colación, pon mayor atención si tu hijo tiene sobrepeso con el fin de evitar el riesgo de darle alimentos con un exceso de calorías. Un recurso útil para los pequeños que prefieren “picar” entre comidas consiste en la denominada finger food (“alimentos que se comen con los dedos”). Se trata de comer alimentos sueltos (una galleta, un pedazo de manzana, un pedazo de queso...), que se le pueden ofrecer al niño para mantenerlo ocupado en espera de la comida o la cena.
Por otro lado, se aconseja no abusar de las “colaciones industriales” (panecillos); por lo general, son hipercalóricas y con un bajo valor nutricional, además tienen un elevado contenido en grasas. Esto no quiere decir que no se puedan comer nunca, pero su consumo debe ser esporádico.
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