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¿Es tu bebé intolerante o alérgico a la leche materna?
Puede que hayas notado que tu bebé se comporta diferente después de amamantarlo: lo notas incómodo, llorón, con el vientre inflamado y con insomnio. ¿Estás preocupada porque crees que puede ser tu leche?
Los seres humanos estamos preparados para dar vida a un bebé y alimentarlo hasta que sea lo suficientemente maduro a nivel digestivo para poder tolerar otro tipo de alimento que complete sus necesidades nutricionales. Bajo esta premisa, es válido decir que la leche de una madre es el alimento más completo que puedes ofrecer a tu bebé.
Tu leche tiene una composición específica que va cambiando a lo largo de la toma y que se adapta durante el crecimiento de tu bebé. Está formada por grasas, azúcares en forma de lactosa, proteínas, micronutrientes y anticuerpos que lo protegen de enfermedades. Tu alimentación puede influir en la composición de la leche, sobre todo, la ingesta de alimentos alergenos.
Las alergias se presentan más comúnmente en hijos de padres alérgicos, aunque puede ser que los padres no sean alérgicos y el bebé tenga cierta sensibilidad. Si notas que tu bebé reacciona negativamente a tu leche, lo primero que debes hacer es acudir al médico, pues él puede darte un diagnóstico más certero de lo que está sucediendo.
Los alergenos más comunes
Todo lo que consumes pasa a la leche materna. Por esta razón, muchos sabores fuertes, como el de la cebolla y el ajo, pueden ocasionar que tu bebé no quiera comer ese día.
No hay un periodo de tiempo específico en el que tus alimentos pasen a la leche, depende de tu metabolismo y otros muchos factores; la media se encuentra alrededor de dos horas, pero puede llegar a tardar hasta tres días.
Los alérgenos más comunes en los bebés alimentados con leche materna son:
- La proteína de leche de vaca: a este respecto, seguramente el médico te recomendará excluir leches y derivados para observar si es el causante del malestar. Como el proceso de desintoxicación puede tardar, te recomendamos que esperes dos semanas para ver si los síntomas mejoran.
- Huevo, trigo, maíz, pescado, frutos secos, cebolla, frutos rojos, cítricos y chocolate.
Hay que consultar con el pediatra
Es muy importante que consultes con tu médico en cuanto detectes algún comportamiento inusual o malestar en el bebé. Esto puede evitar prolongar la situación y que se agrave.
El médico te ayudará a buscar la sustancia que produce reacción en el bebé, que no es una tarea fácil. Hay que ser paciente y asociar la respuesta del bebé a la ingesta de la madre. Probablemente, el médico te recomiende eliminar los alimentos más alergénicos de uno en uno, dejando un margen de dos semanas para ver la respuesta.
Una vez encontrado el alimento causante de la alergia, no es necesario que lo evites para siempre, pues depende de la gravedad de la alergia. Consulta con tu médico si puedes hacer pruebas en cuanto a las cantidades y tiempos de consumo. Igualmente consulta con tu médico si pautar un límite en la cantidad o espaciar su consumo es viable.
Intolerancia a la lactosa
Casi ningún bebé nace siendo intolerante a la lactosa. Sin embargo, si se da el caso de que tu bebé sea intolerante, podrías encontrarte con ciertos problemas, como la diarrea, que harían más fácil detectar su condición. La intolerancia a la lactosa puede tener diferentes causas.
- Las causas genéticas o primarias se presentan mayormente en población asiática y africana. Esta condición consiste en que, con el paso de los años, se disminuye la producción de la enzima lactasa en el intestino de los adultos.
- La intolerancia a la lactosa secundaria, es un tipo de intolerancia que se debe a alguna enfermedad o irritación del sistema digestivo de tu bebé. Si recientemente ha sufrido una gastroenteritis o presenta alguna reacción alérgica, puede ser que su intestino se encuentre irritado y la producción de lactasa disminuya. Estas situaciones son temporales y se revierten en el momento en el que se elimina la causa de la enfermedad.
En casos de intolerancia a la lactosa secundaria, probablemente el médico te recomiende seguir amamantando al bebé, siempre y cuando siga creciendo y aumentando de peso normalmente. Puede ser que tu pediatra te recomiende alternar las tomas de tu leche con una fórmula sin lactosa adaptada para la etapa de tu bebé. El intestino de tu bebé puede tardar en sanar completamente entre uno y tres meses. Es importante que vigiles su comportamiento y su crecimiento.