El mes de junio es el mes de las cerezas, una fruta deliciosa y con múltiples propiedades. Te decimos cuáles son sus ventajas, tanto para las mamás como para los niños.
• A pesar su de sabor dulce, las cerezas no se encuentran entre las frutas más ricas en azúcares. Por ejemplo, las cerezas contienen menos azúcar que las manzanas: 100 gramos de cerezas sólo aportan 38 kcal. Sin embargo, son una fuente de vitaminas C, A y del grupo B, y tienen una importante proporción de flavonoides, sustancias muy útiles contra los radicales libres.
• Por lo que se refiere a los minerales, en las cerezas, no falta el calcio y el fósforo, pero es el potasio el que está presente en mayor cantidad. También, debido a que contiene muchas sales, la cereza es un buen tónico muscular.
• Otro componente importante de las cerezas es el agua, que les confiere propiedades rehidratantes, diuréticas y depurativas.
• Las cerezas se pueden introducir en la alimentación del niño a partir de los 11-12 meses. Es importante eliminar el pedúnculo, retirar el hueso y cortarlas a trocitos, para evitar que el pequeño pueda atragantarse al ingerirlas.
• Para las
mamás con tendencia al sobrepeso, también constituyen una buena opción, puesto que contribuyen a reducir la absorción de las grasas.
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A la hora de elegir las cerezas, el aspecto debe ser fresco (la piel debe ser lisa, brillante y no presentar fisuras ni aplastamientos), sano y limpio (prácticamente libre de parásitos y de sustancias extrañas visibles), y su exterior debe estar seco.
• Un aspecto importante es que
deben conservar siempre el pedúnculo (excepto en el caso de las cerezas picotas), ya que es la señal de que están frescas y recién recolectadas.
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Hay que preferir las variedades locales, aunque los frutos sean más pequeños, porque, a menudo, resultan más sabrosos que otros de mayor tamaño, procedentes de cultivos intensos en invernaderos.