"Nunca se acaba el plato"

12 Dec 2023
"Nunca se acaba el plato"

¿Debo obligarlo a que se acabe toda la comida del plato? ¿Y si se quiere saltar una comida? Te damos todas las respuestas.

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A ojos de los adultos, puede parecer que el bebé come poca cantidad de comida, o que nunca se acaba el plato que le damos, en muchos casos, un plato rebosante, quizás, incluso mayor que su propio estómago. Los niños saben regular su apetito mejor que los adultos. Si el pequeño se muestra saciado, girando la cabeza y cerrando la boca frente a la cuchara, no hay que insistirle para que coma. También puede suceder que, media hora después, reclame su leche para completar la comida. En este caso, hay que seguir su demanda sin problemas, porque no hay ningún peligro de que esto afecte a su digestión.

A partir de los 15 meses, ya no come tanto

• Hacia los 15 meses, casi todos los niños empiezan a comer menos. Hasta entonces, necesitaban alimentarse para crecer, para adquirir peso y para acabar de formarse.

• A partir de esta edad, los pequeños necesitan comer exclusivamente para crecer, para engordar y para almacenar la energía necesaria que consumen en sus actividades diarias. La cantidad de alimento que deben ingerir es netamente inferior a la que precisaban hasta esa edad. Los niños no crecen ni aumentan de peso en la proporción que lo hacían durante su etapa de lactantes; ahora, las cosas son más tranquilas, y eso se nota.

¿Y si el niño no quiere cenar?

No es un problema: una dieta rica en vegetales, cereales y legumbres sin cáscara y pasadas por el pasapurés, completada con lácteos y, después, con huevos y pescado, garantiza de una forma completa y equilibrada todo el alimento que el niño necesita.

No hay que forzarlo a comer

Lo más preocupante es que, tras una enfermedad, el niño cambie y pase a formar parte de los que no comen porque "no les da la gana". Si, cuando está enfermo, la madre lo forza a comer, lo amenaza, le cambia unos alimentos por otros, organiza auténticos espectáculos para conseguir que se acabe el plato o que no se vaya a dormir sin haber comido algo, el niño se dará cuenta de que, usando la comida como arma, puede hacer con mamá lo que quiera. Forzar a comer al niño que no tiene apetito es una crueldad; forzar al que no quiere comer, no sirve de nada.

REDACTORA JEFE DE MI BEBÉ Y YO. Coordinadora de la sección Opinión Productos Bebés, y especialista en bebés y niños, embarazo y parto.