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La denominada variante “Kraken” es un sublinaje que deriva de la mutación de la primera subvariante de Omicron. El nombre impuesto a la actual cepa circulante de coronavirus proviene del legendario monstruo marino, un calamar gigante que acechaba a los barcos de marineros y piratas en el mar abierto. Científicamente se le conoce con el nombre de XBB 1.5. Su difusión avanza rápidamente en China y en EE. UU. aunque ya está presente en más de 30 países.
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Las complicaciones que puede llegar a producir la variante Kraken no difieren de las ocasionadas por otras variantes previas del COVID-19 y/o del virus de la gripe. Por el momento, el incremento significativo de casos positivos a la nueva variante Kraken en ciudades de Estados Unidos y de Europa podría considerarse una nueva ola. Sin embargo, esto no tiene por qué traducirse en nuevas oleadas de hospitalizaciones y/o fallecimientos, ya que las contramedidas adoptadas (la vacunación) continúan funcionando.
En cuanto a las diferencias, no se considera una variante más virulenta, pero sí más contagiosa, porque presenta una rápida propagación entre la población.
Sin embargo, no debemos olvidar que la inmunización generada de la vacuna recibida y de las dosis de refuerzo posteriores que, según necesidades, se nos han administrado, actúan como herramientas de refuerzo y, aunque no siempre evitan el contagio, ayudan en gran medida a reducir las posibles complicaciones derivadas.
En principio, no se ha visto nada que implique un aumento de la gravedad y/o severidad. Por tanto, no nos debería preocupar, aunque tampoco se puede excluir.
La vigilancia epidemiológica que se realiza actualmente vela por la seguridad en la secuenciación y análisis de los casos que se van presentando. De esta forma, se comprueba de qué tipo de variante se trata o si nos encontramos ante una nueva mutación.
Los síntomas principales de la variante Kraken son similares a los de otras versiones de la cepa Ómicron, entre ellos podemos destacar:
Sin embargo, estos síntomas siempre dependen de la susceptibilidad individual de cada paciente.
Lógicamente, mujeres embarazadas, bebés y niños pequeños pertenecen a los denominados grupos de riesgo. Por este motivo, es importante su protección y, en caso de contagio, conocer cómo deberíamos actuar a fin de evitar complicaciones mayores.
En el caso de las gestantes, como medida de protección, se recomienda:
Por otra parte, sabemos que los niños son una pieza clave en el contagio de muchas enfermedades víricas y estamos habituados a que compartan espacio y tiempo con otros menores y familiares, lo que hace que se contribuya en mayor medida a la difusión.
El período de incubación de la variante Kraken es corto (dura entre tres y cuatro días). Tanto las mujeres embarazadas como los padres o tutores deben prestar especial atención a si se manifiesta alguno de los síntomas anteriormente descritos. Se deben anotar los lugares y personas con los que han estado recientemente por si fuese necesario contactarlos y, al mismo tiempo, controlar los síntomas y evaluar el progreso de la enfermedad una vez que se generó el contagio.
Como ya sabemos, disponemos de métodos de diagnóstico (test de antígenos) rápidos, económicos y accesibles en diferentes farmacias y laboratorios para asegurar la confirmación de la enfermedad. Una vez que nos confirmen el positivo de la variante Kraken, entre las medidas a adoptar, se mantendrían:
Igual que sucedía con anteriores versiones del COVID-19, siempre hay una mayor focalización de la atención sanitaria sobre los denominados grupos de riesgo y, aunque entre estos se encuentra nuestra población destacada, al día de hoy, no se ha notificado ningún caso de complicación severa en estos grupos.
Patricia Guillem, catedrática de Epidemiología, Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Europea.
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