Evita el contagio de hongos y piojos

Muchos niños acuden, a lo largo del año escolar, a natación en la escuela o bien como actividad extraescolar. La natación es un deporte muy saludable y beneficioso para ellos. Sin embargo, debes tener en cuenta que las albercas públicas son lugares propensos al contagio de los piojos y los hongos, infecciones comunes entre los pequeños. A menudo, se ocasionan porque los niños, además de compartir juegos, comparten gorros de baño, toallas, gorras, calzado…Esas prácticas deben evitarse para prevenir el contagio.

Las micosis son infecciones de la piel causadas por hongos microscópicos que proliferan de forma rápida en ambientes cálidos y húmedos. Existen varios tipos de micosis, pero la más común entre los niños que acuden a piscinas es la tinea pedis o "pie de atleta". Para prevenir su aparición, debes inculcar a tu hijo algunas regles de higiene:

• No ir descalzo en los vestuarios o por los pasillos del gimnasio. 

• Si el niño tiene descamaciones en la piel de los pies que lo hacen vulnerable al ataque de microorganismos, debes consultarlo con el médico

• Evitar las chanclas de plástico cerradas, ya que en ellas se crea un ambiente cálido y húmedo que favorece la aparición de los hongos.

• Ducharse antes y después de estar en la alberca y secarse bien los pies. 

Los piojos llegan a la cabeza del niño, agarrándose del cabello, y se alimentan de la sangre que chupan a través del cuero cabelludo. Se reproducen de forma rápida y el contagio de una cabeza a otra se produce fácilmente. Para evitar el contagio, es aconsejable:

• Que el niño se lave el pelo de forma frecuente. Es importante que lo haga al salir de la alberca. También sirve como medida preventiva el peinar y cepillar diariamente el cabello.

• Contrariamente a lo que se cree, los piojos no se contagian a traves del agua de la alberca, sino que pasan de una cabeza a otra mediante las toallas, los gorros de natación o los peines. Por eso es importante que el niño no comparta esas prendas. Como medida preventiva, puedes lavarlas con regularidad.

• Puede resultar útil revisar la cabeza del pequeño, principalmente detrás de las orejas y la nuca para que, en caso de contagio, puedas detectarlo lo antes posible y empezar a tratarlo.

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