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Acciones para detectar y detener el abuso sexual infantil
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el primer país del mundo en abuso sexual de niños, niñas y adolescentes. ¿Es posible prevenirlo? Sí, con acciones que podemos realizar desde la crianza. Te decimos cómo.
No podemos hacer oídos sordos a una realidad que puede pasarle a cualquiera de nuestros hijos e hijas: el abuso sexual infantil. Las cifras, de por sí alarmantes, son aún más aterradoras cuando se sabe que el 90% de los casos los comete alguna persona cercana al niño o niña, es decir, un familiar, un conocido o alguien de confianza, en un lugar donde el menor debería estar seguro (en la escuela, en casa, en el hogar de los abuelos o tíos, etc.). La mayoría de las veces los abusadores son hombres.
Platicamos con la psicóloga Paula Aguilar, directora de Mamá con Ciencia @mama.con.ciencia y estudiosa del tema con 15 años de experiencia formando familias, para hablar sobre una nueva perspectiva para la prevención del abuso sexual infantil, destacando lo que pueden hacer mamás y papás, y también los niños, para buscar ponerle un alto a este problema.
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¿Qué es el abuso sexual infantil?
Cualquier actividad sexual con o sin violencia, entre un adulo y un menor o entre dos menores cuando uno ejerce poder sobre el otro.
Siempre implica abuso de autoridad y una situación de desigualdad de poder. Se fuerza, coacciona o persuade a un niño o niña a participar en cualquier tipo de actividad sexual. Esto incluye contacto sexual (tocar, estimular, hacer una felación, sexo oral, etc), aunque también actividades sin contacto directo (como poner al menor a ver pornografía, pedirle que se desnuden, tomarle fotografías en posiciones sexuales, entre otras prácticas).
El 90% de los casos se dan sin violencia y empiezan como un juego. Y en el abuso no necesariamente hay una agresión franca, porque muchas veces se seduce a la víctima para lograr una cierta voluntad de su parte. A esto se le conoce como grooming, que es una técnica en la que el abusador seduce, conquista e incluso se gana la confianza no sólo de los niños, sino también de los padres y cuidadores.
A veces se piensa que cuando esto pasa entre dos niños no es abuso, pero sí lo es y el impacto es el cualquier abuso.
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¿Cómo vive el menor un abuso?
Pueden ocurrir varias cosas o dinámicas entre el abusador y su víctima:
- Que el niño/a se sienta responsable y par del abuso, pues hay una confusión sobre el rol que juega. Él llega a pensar que dio su consentimiento, porque tuvo, quizás, una sensación placentera. Pero él no tuvo consentimiento, no hubo una comprensión plena de su parte.
- Que el menor viva con miedo y sometimiento. Reconoce al agresor y la amenazas, pero es demasiado el miedo que experimenta, que éste lo llega a paralizar. Su red de apoyo no es buena y los abusos suelen darse dentro de la misma familia.
- Que se sienta incomprendido y muestre parálisis y culpa. El pequeño no entiende lo que está pasando. El abuso puede pasar debajo de las cobijas, mientras ve la tele, delante de otros, etc. El niño puede huir, incluso puede atacar a su abusador si es más débil, pero paralizarse si es más fuerte. Puede manifestar olvidos, amnesia, disociaciones. Muchas veces estos niños “encapsulan” la realidad, y las vivencias vuelven cuando son mayores.
- Que se “enamore” del agresor y le muestre lealtad. En estos casos, el menor busca al abusador y lo defiende.
En estas edades, no puedes pedirle al niño o niña que lo entienda, pues su cerebro aún no está desarrollado.
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¿Se puede detener o prevenir un abuso?
Es difícil hacerlo durante la situación de abuso, pero se puede detectar desde antes para que no llegue a ocurrir, por eso podemos decir que un niño o niña sí puede detectar el abuso, ¿cómo? En primer lugar, teniendo la información sobre lo que es un abuso sexual. Para lograrlo, se recomienda que mamás y papás:
- Expliquen a sus hijos/as qué es un abuso sexual, "como se explica cualquier otra cosa". Hay que decirles que si alguna persona quiere tocar o ver sus partes privadas, está cometiendo abuso, dejando claro que esto puede incluir a familiares y amigos (el 60% de los abusos son cometidos por personas conocidas y de confianza, como vecinos, amigos, maestros o hermanos de amigos; mientras que entre el 30 y 40% un familiar como papá, mamá, abuelos, tíos, primos, hermanos; y hasta un 10% un desconocido).
- Es importante que los niños sepan cuáles son sus partes privadas y se les enseñe el nombre correcto de las partes del cuerpo, desde que son pequeños, porque de esta forma el niño o niña podrá explicar con claridad dónde y cómo fue agredido.
- Se debe respetar el derecho de la propiedad de su cuerpo. El niño/a puede detectar en sus sensaciones cuando algo es inadecuado, raro o confuso, pero desafortunadamente, los adultos “desensibilizamos su cuerpo” obligándolos, por ejemplo, a abrazar o darle un beso a quien quizás ellos no quieren (abuelos, tíos, primos, etc.), y esto los va desconectando de sus experiencias corporales. Debemos motivar a que sepan qué los hace sentir cómodos e incómodos. Junto con esto, es recomendable que a los tres años y medio ya los dejemos limpiarse después de ir a baño y bañarse solos, es decir, que se hagan cargo de su cuerpo.
Estar atento a estos focos rojos
En algunos casos, los menores que han sido abusados, somatizan el suceso, es decir, lo llevan al plano físico manifestando:
- Dolor de cabeza
- Insomnio
- Gastritis
- Quejas de dolores que no tienen justificación médica
- Regresiones, como cuando el peque, que ya controlaba esfínteres, deja de hacerlo y empieza a mojar la cama, o empieza a hablar como bebé
Otras situaciones que suelen presentarse son:
- Sexualización de su conducta (hacen movimientos copulatorios, utilizan lenguaje con términos sexuales no propias de su edad)
- Bajar sus calificaciones
- Perder el interés hacia cosas que antes le interesaban
- Buscar protección excesiva de mamá o papá
- Rechazar a una persona o circunstancia
- Evitar que alguien los vea que se cambien
Una crianza para la prevención
Prevenir un abuso infantil es posible desde la crianza y esa es la buena noticia de este panorama tan desolador. La experta Paula Aguilar señala que mamás y papás debemos establecer vínculos sanos y fuertes con nuestros hijos: "Es importante satisfacer sus necesidades afectivas. Hay que escucharlos y responder a lo que tengan que decirnos de manera amorosa y oportuna". A ello agrega algunas otras estrategias:
- Darles seguridad a partir de la construcción de una autoestima fuerte.
- Hacerles saber que creemos que ellos, decirles que confiamos en que pueden a hacer lo que se propongan.
- Ponerles límites
- No censurarlos
- No juzgar todo lo que se hace como bueno o malo
- No minimicemos nada, no devaluemos la experiencia del niño.
- Hay que buscar que se sientan comprendidos para que tengan la confianza de contarnos lo que les pasa.
- Permitirles que tengan una conexión con su cuerpo, es decir, que aprender a a escuchar su cuerpo para poder identificar si algo los hace sentir mal.
Mamás y papás tenemos la tarea de ser receptores activos de lo que nuestros hijos tienen que decirnos, creerles, apoyarlos y "ayudarlos a formar mentes inquisitivas, que cuestionen, que pongan un alto cuando sientan que algo está mal, que no obedezcan simplemente por obedecer", recalca la experta.
Si tu niño o niña te reporta un abuso, no lo interrogues, no te pongas nerviosa, porque de lo contrario tu peque se puede cerrar y no contarte nada. Escúchalo, contenlo, dile que no tiene la culpa de nada y busca el apoyo de un especialista: "Te creo, te voy a proteger, lo que pasó no fue lo adecuado, pero no es tu culpa".
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¿En tu círculo familiar, amigos o en la escuela ha ocurrido una situación de abuso infantil? ¿En tu familia han hablado de este tema con tus hijos? ¡Cuéntanos en los comentarios!