La mejor forma de tratar a los gatos como mascotas

26 Apr 2023
gatos como mascotas

No hay duda: el gato es un animal particular y las opiniones que se tienen sobre él no incluyen matices ni medias tintas. Hay quienes lo perciben como "egoísta, oportunista, incapaz de apegarse verdaderamente"; y quien, por el contrario, lo define como "inteligente, elegante, cariñoso". Pero, ¿cuál es, entonces, la verdadera naturaleza del gato? ¿Y cuál es el mejor enfoque para hacerse amigo de este animal de compañía, especialmente si hay niños en casa?

Un personaje por descubrir “es cierto que hay gatos solitarios y desconfiados”, comenta Elena Borrione, veterinaria y experta en comportamiento animal. "Pero también es cierto que existen otros capaces de formar grupos cohesionados, que se basan en relaciones amistosas y duraderas. Su capacidad para crear lazos le ha permitido a este animal establecer una relación significativa también con nosotros los humanos. Si no fuera así, además, el gato no estaría entre las mascotas más queridas en nuestros hogares".

Pero, ¿de qué depende la personalidad de un gato? "Mientras tanto, de los padres", responde la experta. "Normalmente se menciona mayoritariamente a la madre, mientras que se olvida al padre, también porque, muchas veces, ni siquiera sabemos quién es. Sin embargo, ciertas características parecen depender más de la genética paterna que de la madre. Por ejemplo, la tendencia o no a la sociabilidad y la agregación en grupos".

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¿Es tierno? El mérito es de la mamá gata

Ella también tiene cierta influencia. “Con su capacidad de cuidar, la madre transmite una mayor o menor tolerancia a los contactos físicos”, explica la veterinaria. "Muchos factores juegan a su vez en esto: por ejemplo, si la madre es joven e inexperta, si tuvo una camada numerosa, si parió en condiciones inadecuadas es probable que las crías no recibieran la atención que necesitaban en los primeros momentos de vida y es fácil que las crías se conviertan en adultas que no están dispuestas a ser acariciadas. Por el contrario, si la madre era experimentada y capaz de cuidar y el parto se produjo en condiciones de seguridad y tranquilidad, es más probable que los pequeños crezcan cariñosos”.

Luego, por supuesto, están las experiencias del gatito, su vida personal. “Los eventos negativos experimentados tempranamente pueden generar una tendencia a retraerse y desconfiar de los demás, ya sean animales o humanos”, observa la experta.

Conoce su idioma

Para poder entender a nuestro amigo gato y poder tener un acercamiento satisfactorio con él, es fundamental interpretar correctamente su lenguaje. "Parece trivial, pero no lo es", dice la veterinaria. "Muchas personas, de hecho, están convencidas de que la forma de expresarse del gato es similar a la del perro, y esto lleva a confusiones y malentendidos. Enseñémoslo también a los niños: el gato tiene un lenguaje propio y característico que debes conocer si quieres comunicarte con él de una forma realmente efectiva".

En particular, es importante saber captar algunos mensajes que nuestro amigo nos transmite con su cuerpo. "Tomemos las orejas, por ejemplo, a través de las cuales el gato 'conversa' mucho", explica Borrione. “Si se adelantan, expresan interés. Sin embargo, cuanto más giran hacia atrás, más son el signo del predominio de las emociones negativas. Las orejas aplastadas sobre la cabeza son expresión de una situación de fuerte malestar, de miedo: en este caso, es mejor no acercarse demasiado...».

Y sus ojos, ¿qué indican? “Es interesante, en particular, observar el movimiento de los párpados”, dice la experta. «Ojos entrecerrados, guiñando, señalando un estado de relajación y confianza, una buena predisposición a una interacción. Si por el contrario, los ojos están bien abiertos, la señal es de atención y control. El tamaño de la pupila también es importante. Normalmente, parece una grieta vertical. Si por el contrario está dilatado, significa que está en un momento de extrema reactividad: las emociones no son positivas, es mejor evitar los contactos, que probablemente no serían bien recibidos”.

¿Y la cola?

Es la parte del cuerpo que con mayor frecuencia crea malentendidos de interpretación. “Es una 'bandera' con la que el gato envía señales precisas”, comenta Borrione. "Cuanto más alta y erguida es, más expresa intenciones de interacción benévola con el entorno que lo rodea: es decir, el gato está feliz, pero no necesariamente quiere ser acariciado, tal vez solo haya escuchado el sonido de croquetas en la cocina...

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Si por el contrario, se mueve como un martillo, rítmicamente -toda la cola o solo la punta- es señal de que el gato se está poniendo nervioso: por lo tanto, no está moviendo la cola de la felicidad. Cuanto más rápido se mueve la cola, mayor es la emoción y la molestia. Si lo estamos acariciando, tal vez sea el momento parar, antes de que sea demasiado tarde".

Maullar

Los gatos adultos lo usan poco para comunicarse entre ellos. En cambio, lo usan para 'hablar' con nosotros los humanos. El maullido varía en entonación dependiendo del significado. En general, si el sonido es agudo, la emoción es positiva; cuanto más profundo es, más negativo es.

A veces lo dice... con química

El gato también 'dialoga' a través de mensajes químicos, invisibles y no perceptibles para nosotros los seres humanos. "Estas sustancias olorosas, segregadas por glándulas situadas en distintas partes del cuerpo, se denominan feromonas y son de distintos tipos, indicando diferentes estados emocionales: alegría, alarma, miedo, interés, excitación", explica Elena Borrione.

'Son 'depositadas' por el gato rozando o rozando con el mentón y las mejillas sobre el dueño o sobre algún objeto. Cuando vemos a nuestro gato adoptando esta extraña actitud, el mensaje que debemos recibir es “esto es mío, estoy en casa y a gusto”'.

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Hasta los gatos se encariñan: ¡está comprobado!

Hoy en día, incluso la literatura científica investiga el tipo de apego de los gatos. “Ahora se ha demostrado que estos animales se apegan a nosotros, con mecanismos que tienen características comunes tanto a los perros como, en cierto modo, a los niños”, explica el veterinario Borrione. «Esto los lleva a desarrollar confianza en su referente humano, en el que, en casos de necesidad, el gato busca consuelo y ayuda».

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Mientras lo acariciamos, se da la vuelta y nos muerde...

Sube, frota, ronronea. Luego, mientras lo abrazamos, se da la vuelta y nos muerde. ¿Por qué lo hace? "Podríamos definirlo como una agresión por interrupción del contacto", explica Borrione. «Es una agresión leve, a través de la cual el gato nos dice “es verdad, te pedí que me abrazaras, pero ya basta”».

Pero ¿por qué tan de repente? “En realidad, la mayoría de las veces, las señales de alerta están ahí, pero no las captamos: por ejemplo, las orejas se vuelven más erguidas cuando están relajadas o la cola comienza a moverse rítmicamente”, dice el experto. "Es importante enseñar a los niños a reconocer estas señales de advertencia también, para que puedan dejar de acariciar a tiempo".

¿Una sugerencia? Si es una actitud habitual, en el sentido de que ya sabemos que al cabo de unos minutos nuestro gato probablemente tendrá suficiente, detengámonos un rato antes de llegar a ese umbral de tolerancia al contacto físico. No solo evitaremos la molestia de ese pequeño bocado, sino que también solucionaremos en su mente una emoción positiva: quedarse con nosotros habrá sido algo exclusivamente placentero.

Ritual

Viene a nuestros brazos y comienza a hundir sus patas, primero una y luego la otra, en nuestro vientre, como si estuviera amasando. Es una especie de ritual que se remonta a la época en que era un cachorro: la masa servía para activar la espuma de leche en mamá gata.

Suele decirse que el gato tiene actitudes altaneras. ¿Es eso así?

"Absolutamente sí, el gato es el rey de la casa. Si se decide a hacer algo, por ejemplo, subirse a un mueble o a un estante, no tiene sentido detenerlo: aún podrá hacerlo. Más que estorbarlo, es mejor apoyarlo, quitando objetos frágiles de lo que ha elegido como su lugar".

Pero, ¿educar al gato es una tarea imposible?

Puede ser difícil, pero no es imposible. En primer lugar, se debe establecer una relación de confianza. Tenemos que ganarnos su respeto. Después de eso, puedes negociar, 'dialogar' con él. El gato sabe hacernos entender lo que le gusta: si quiere el arenero en un lugar determinado, si le gusta beber agua corriente...».

¿Cómo educar al niño en presencia del gato?

"Lo mejor sería equipar una área de la casa para que, con total seguridad, el gato pueda moverse y el niño pueda observarlo. La tarea de los padres es explicar lo que sucede y cómo comportarse para no asustar al amigo peludo. Se debe prestar especial atención a las interacciones físicas con el animal, al que se debe tocar y acariciar lentamente, con la mano abierta: nunca apretar ni tirar del pelo”.

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REDACTORA JEFE DE MI BEBÉ Y YO MÉXICO. Comunicadora experta en información relacionada con bebés y niños, embarazo y parto, maternidad, paternidad y familia.

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