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Los pediatras de la Asociación Española de Pediatría (AEP) advierten del impacto psicosocial de la pandemia del COVID-19, pues se están empezando a saturar las consultas y las urgencias hospitalarias.
Concretamente, se están duplicando los casos de urgencias psiquiátricas infantiles, los trastornos de conducta alimentaria, que son cada vez más graves y los casos de ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos y depresión. Además, también se ha disparado el consumo de pantallas en niños y jóvenes.
La presidente de la AEP, Azucena Díez, ha hecho un llamado de responsabilidad a las instituciones sanitarias a nivel mundial para activar un plan de prevención y respuesta con el objetivo de preservar la salud de los niños y adolescentes.
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Los principales factores de riesgo relacionados con esas consecuencias psicológicas han sido, inicialmente:
En algunos casos, se han añadido las dificultades económicas y de conciliación de trabajo con el cuidado familiar, y las posibles situaciones de enfermedad propia, de familiares cercanos o incluso el duelo por fallecimiento de seres queridos.
"El estrés agudo o crónico está descrito como un desencadenante de problemas de salud mental en los niños y adolescentes. Este es un momento clave para realizar todos los esfuerzos posibles con el fin de reducir este estrés y evitar que las dificultades psicológicas se cronifiquen en el tiempo dando lugar a psicopatologías más graves. Debemos recordar que los niños de hoy serán los adultos de mañana", advirtió la doctora Díez.
En los últimos años, se ha producido un crecimiento exponencial en el consumo de redes sociales y videojuegos y lo peligroso de ello, como apuntan los expertos, es que todas estas tecnologías tienen un componente adictivo.
Tanto durante el confinamiento como con la llegada de la llamada "nueva normalidad" el tiempo dedicado a pantallas ha aumentado de una manera muy llamativa por el aislamiento y la falta de estímulos.
"Una de las medidas más efectivas para evitar conductas adictivas consiste en garantizar el acceso a actividades alternativas saludables. Cuando los niños y adolescentes tienen oportunidad de pasar tiempo al aire libre con sus iguales y realizar actividades deportivas y de ocio, el tiempo dedicado a pantallas se reduce de forma notable", apuntó la doctora Díez.
Con el fin de minimizar las consecuencias psicológicas de la pandemia, los pediatras recogen una serie de medidas pensadas para favorecer un estilo de vida saludable:
Los expertos en salud recuerdan que antes de la pandemia por COVID-19 ya se manejaban datos de importancia en referencia a la salud mental de los niños y adolescentes, como que casi la mitad de los trastornos mentales se inicia antes de los 14 años o que el 10% de los niños menores de 12 años y el 20% de los adolescentes desarrollan en algún momento algún tipo de trastorno mental.
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