El niño tiene muchos mocos: ¿es COVID-19?

Desde que el COVID-19 llegó a nuestras vidas, las dudas de los padres a la hora de diferenciar si su hijo padece coronavirus o algún otro tipo de dolencia, como resfriado o gripe, han aumentado. La gran duda suele aparecer cuando los padres observan que el peque empieza a tener muchos mocos y claro, surge la pregunta: ¿es posible que tantos mocos sean un síntoma de COVID-19?

No existe una respuesta clara sobre este tema, pues los mocos pueden indicar muchos tipos de infecciones, desde un simple resfriado a una gripe, pasando, claro está, por la posibilidad de que sea COVID-19. Los pediatras piden a los padres calma, pues es muy habitual que, con el inicio del curso escolar, los peques lleguen a casa diaramente con mocos. 

Los médicos afirman que si el niño tiene mocos puede ir a la escuela sin problemas, pues aseguran que los mocos de manera aislada no son un criterio para sospechar que esa persona tiene coronavirus. Pero, ¿qué pasa si tiene tos y mocos? Es mejor que no vaya a la escuela. Hay dos posibilidades: si es sólo algo de tos, lo ideal es que se quede en casa y vigilar cómo pasa el día. Si no va más allá, entonces al día siguiente se retoma la vida normal. Si se suma algo de fiebre o aumenta la tos, habría que llamar al pediatra y que sea quien decida si se hace o no PCR. Si pasó la noche tosiendo y con dificultad para respirar, ahí sí sería aconsejable llamar a su pediatra a primera hora.

Tipos de mocos y significado de cada uno

Los mocos llegan año tras año cuando empiezan los días fríos de otoño e invierno. Aunque son incómodos y no nos gustan nada, es importante saber que los mocos son uno de los mecanismos de defensa que tiene nuestro cuerpo ante agentes externos que puedan causarnos alguna infección. Y es por esto por lo que los niños de 0 a 5 años tienen mocos casi a diario.

Su sistema inmunológico tarda en desarrollarse y crear sus propias defensas. Sin embargo, desde que nacen, su organismo tiene que luchar continuamente contra un sinfín de virus y bacterias, la mayoría de las cuales entran por la nariz. La forma de impedir que los gérmenes entren en su cuerpo es produciendo moco para envolver esos gérmenes y expulsarlos al exterior.

Así pues, que los niños tengan mocos es totalmente normal. Pero, ¿qué significa cada tipo de moco?

1. Moco transparente y abundante: suele aparecer al principio de un catarro. Tienen un aspecto trasparente y acuoso y vemos como caen continuamente de la nariz del niño. Suelen ir acompañados de estornudos.
2. Moco espeso: cuando el catarro continúa, la garganta activa sus defensas y hace que el moco baje con mayor espesor y un color más blanquecino. Al bajar el moco a la garganta, probablemente irá acompañado de tos durante la noche.
3. Moco amarillento-verdoso: es interesante saber que este color se lo dan al moco los glóbulos blancos que están luchando contra una infección. Este es el moco que se genera en la garganta y permanece ahí retenido durante un tiempo. Por lo que es más frecuente a primera hora de la mañana. 

¿Se pueden tratar los mocos?

La mayoría de las infecciones que producen mucosidad son provocadas por virus y, por lo tanto, no existe una medicación efectiva para tratarlos. Será el propio organismo del niño el que deberá luchar contra los mocos y eliminarlos. Si el pediatra lo cree oportuno, puede recetar al niño un corticoide nasal, un mucolítico o un jarabe antihistamínico, dependiendo de cada caso.

En el caso de que el moco se acompañe de una tos persistente y sensación de ahogo, el pediatra puede diagnosticar una bronquitis o bronquiolitis. En este caso, lo más probable es que recete al niño un broncodilatador para aliviar esa sensación de ahogo.

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