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Los peligros de regañar mal a los niños
Nunca hay que regañar al niño con gritos o insultos, pues puedes provocar, a la larga, problemas de autoestima y depresión. Aprende a a corregir a tu hijo sin hacerle daño. ¡No cometas el error de regañar mal a los niños!
No todos los niños reaccionan del mismo modo a los regaños de los adultos. La reacción emocional del pequeño no sólo depende de su carácter, sino también del tono y de la frecuencia con la que se le regaña. En consecuencia, es fundamental evitar regañar mal a los niños para que el hecho de reprenderlo sea constructivo y no una simple represalia.
Hay que aprender a poner límites al niño, pero de la forma adecuada. Lo que interfiere en el desarrollo emocional del niño no es el regaño en sí, sino el tono de voz utilizado, la violencia infligida en las palabras dichas.
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Por qué hay que evitar regañar mal al niño
- Regañar es normal, pero utilizar un tono de voz no adecuado es un mal ejemplo para los niños, y podría incluso repercutir en sus futuras relaciones sociales.
- Según estudios del Family Research Laboratory de la Universidad de Hampshire, "regañar mal a los niños influye en las relaciones familiares y, más adelante, también en otros tipos de relaciones sociales, porque su carácter tendrá una fuerte inclinación hacia la agresión física".
- Estas afirmaciones se encuentran entre las peores hipótesis y, con toda seguridad, no son aplicables a todos los casos. Sin embargo, es muy posible un resultado semejante si el niño sufre cierta "violencia verbal" prolongada en el tiempo.
- Asimismo, no es educativo no saber decir "no" y dejar pasar siempre las travesuras de nuestros hijos. Y, por otro lado, en un ambiente familiar sereno, el hecho de levantar la voz en alguna ocasión puntual no genera ningún tipo de daño.
- En conclusión, si regañas a tu hijo, la reprimenda nunca debe transformarse en un abuso emocional. El objetivo de regañar al niño debe ser educarlo, para que aprenda y rectifique. Por este motivo, los regaños deben ser constructivos, correctivos y fomentar la reflexión del pequeño (en la medida de lo posible, según su edad, claro).
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Cómo es el regaño positivo
Gerad E. Nelso, profesor de Pediatría y Psicología en la Universidad de Filadelfia, en Estados Unidos, afirma que hay una manera positiva de regañar. Ésta consiste en cuatro normas: "la reprimenda tiene que ser breve, inmediata, limitada a un solo acontecimiento y tiene que acabar con un "estímulo", que confirme el amor y la confianza que tenemos por el niño".
- Debe ser breve. No más de un minuto. Está científicamente probado que la capacidad de atención de un niño menor de seis años es muy breve. Al cabo de un rato, el niño "apaga la radio" y es impermeable a cualquier mensaje.
- Debe ser inmediata. Tiene que tener lugar en cuanto el hecho ha ocurrido. Los niños viven en un eterno presente. No son capaces de proyectarse en el futuro o recordar cosas que han ocurrido solo unas horas antes.
- Debe ser limitada a un único acontecimiento. "No quiero que ensucies el suelo de lodo". Evitemos añadir otras quejas: "... y no ensucies la pared con la mermelada" "... no hagas pipí fuera del inodoro...". El niño se confundirá con todo lo que le hemos dicho y se preguntará qué tiene que ver la mermelada con el inodoro y con el lodo.
- Debe mostrar las consecuencias directas de su acción. "Si entras en el pasillo con los zapatos sucios, tengo que volver a limpiarlo todo. Pierdo un montón de tiempo y me canso mucho".
- Debe explicar lo que suscita en nosotros. "No soporto el hecho de decirte una cosa y que tú hagas como si nada. ¡No sé qué te haría! Y entonces me enojo y te regaño. Después, me siento mal porque te quiero".
- Debe repetir la norma infringida. "Cuando vuelvas del jardín, antes de entrar a la casa, límpiate las suelas de los zapatos en el tapete". Puede parecer superfluo que se tenga que añadir el detalle de las suelas y del tapete. Sin embargo, para un niño, "limpiar" los zapatos podría significar "encerarlos" y no le pasa ni siquiera por la mente que las suelas, en algunas situaciones, también se limpian.
- Debe asegurar nuestro amor hacia él. Al final, abracémoslo, démosle un gran beso y confirmemos nuestra confianza en él. "¡Eres maravilloso y te quiero muchísimo!". El niño tiene que entender que, aunque desaprobemos su comportamiento, nuestro amor hacia él permanece inalterado. Incluso el niño que se porta mal tiene buenas cualidades: éstas son las que tenemos que valorar si no queremos que, concentrando nuestras atenciones únicamente en sus aspectos negativos, acabe pensando que no tiene ninguna posibilidad de cambiar.
- Nunca debe hacerse delante de los demás. Si tenemos que regañar al niño, nunca hay que hacerlo frente a otras personas, ya sean compañeros o adultos. En el niño, el sentido del respeto a sí mismo es muy elevado. Nos lo agradecerá por haberle ahorrado una humillación. Por esta razón, cuando se le reprende delante de desconocidos, el niño niega descaradamente con la intención desesperada de evitar quedar mal.
Si tenemos que recriminarle algo, llevémoslo aparte, ya que para él será mucho más fácil aceptar nuestras observaciones. Cuando no sea posible, es más aconsejable posponer el regaño, a pesar de arriesgarse a que después se le olvide lo que ocurrió.