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Yoga para niños con necesidades especiales
Conoce los beneficios que tiene el yoga para los niños con necesidades especiales, de qué forma se practica y en qué casos está indicado: problemas de comportamiento, motores, congénitos, hiperactividad, autismo... ¡Y muchos casos más!
Especial puede ser una condición física o psíquica, una discapacidad, una fase particular de la vida. Pero también, por ejemplo, el autismo. Y especiales son las atenciones que estas situaciones requieren. Como así lo saben los padres de niños afectados por estos trastornos, traumas, hándicaps de distinta naturaleza. Padres que, en muchas ocasiones, deben afrontar recorridos terapéuticos a menudo muy prolongados y difíciles.
Una forma de acercarse a estos problemas especiales, también muy especial, con muchos recursos y grandes resultados, es el yoga. Difundido en los países anglosajones, esta práctica está encontrando espacios de actuación también en el caso de niños con necesidades especiales.
(Te interesa: Yoga para niños)
¿Qué necesidades tienen estos niños exactamente?
Estos niños con necesidades especiales presentan dificultades de distinto tipo.
- Neurológicas.
- Motoras.
- Psíquicas.
- Emocionales.
Estos niños que tienen necesidades especiales pueden tener:
- Problemas de comportamiento.
- Hiperactividad.
- Discapacidad motora.
- Problemas de atención.
- Problemas de coordinación.
- Parálisis cerebral.
- Autismo.
- Depresión.
- Síndromes congénitos y degenerativos.
- Problemas de alimentación.
- Problemas postraumáticos.
¿Por qué el yoga está indicado para tantos problemas de distinto tipo?
El yoga y la meditación refuerzan los resultados que los tratamientos para estos niños especiales que se estén aplicando. Así lo confirman las investigaciones científicas, de un modo cada vez más profundo y detallado.
En la práctica del yoga están involucrados algunos mecanismos fundamentales de nuestro cuerpo a nivel neurofisiológico. En particular, el yoga equilibra el sistema nervioso autónomo, reduciendo el tono simpático, activo en situaciones de estrés y aumentando el tono parasimpático, que funciona mejor cuando el organismo está en calma.
- Esto mejora la frecuencia cardíaca y respiratoria, la oxigenación y el sistema inmunitario.
- Además, a nivel del sistema nervioso, una práctica de yoga continuada produce modificaciones en distintas áreas del cerebro.
- A nivel mental, espesa las áreas que controlan la atención y la concentración, con efectos beneficiosos en el aprendizaje y en la memoria.
- A nivel motor, el yoga se traduce en una mayor fuerza, flexibilidad y coordinación.
- A nivel psíquico y emocional, el yoga favorece la modulación de las emociones. Y reduce, por un lado, la angustia y los comportamientos problemáticos, y, por otro lado, aumenta el humor y la autoestima. Todos ellos mecanismos importantísimos para aumentar la resiliencia y afrontar el malestar.
¿A qué edad se puede empezar?
No hay un límite de edad. Incluso un bebé también lo puede practicar. El yoga aprovecha algo que ya está en nosotros. Lo importante es que emerja. Para esta franja de edad se requiere, sin embargo, una formación específica.
¿Qué método se sigue?
En estas sesiones de yoga, los encuentros deben ser individuales. Cada niño presenta necesidades específicas, que necesitan una práctica dirigida, siempre realizada de forma lúdica.
El método cambia en base al tipo de necesidades especiales que presentan estos niños, en función de su nivel cognitivo, motor y las posibilidades de cada niño. Las asanas, las posiciones de yoga, en general, son consideradas por los niños como divertidas y estimulantes. Y se realizan de acuerdo con los principios universales de alineación:
- Sentirse a ellos mismos.
- Disolver las tensiones.
- Activar e incrementar el tono muscular (por tanto, la fuerza, la resistencia y el equilibrio).
Así se alinea toda la estructura del cuerpo. Los niños que no pueden realizar estas posturas de forma autónoma son ayudados por el instructor. Para los que presentan dificultades de movimientos la práctica física se convierte en una especie de exploración. Es como un despertar de todas las partes del cuerpo, siempre lleno de diversión y de juegos.
El pranayama
El pranayama es fundamental. Literalmente, es la expansión de la fuerza vital: la práctica dedicada a la respiración. El funcionamiento de los músculos y de los órganos internos, pero también del estado de la mente y de nuestro estado interior, están estrechamente conectados a la forma en que respiramos.
Aprender a respirar libre y naturalmente ayuda al niño a aplacar la angustia y el estrés, y a tener conciencia de sí mismo, paciendo y coraje: todos ellos instrumentos valiosos para llevar una vida más serena y autónoma.
Para algunos de estos niños respirar de la forma adecuada puede ser difícil. En ciertos casos, lo mejor es enseñarles acunando un barquito de papel o un juguete ligero en su abdomen. O abrazarlos mientras respiramos lentamente juntos.
¿Se puede meditar desde pequeños?
Meditar significa “estar en el momento presente”. Y estos niños tienen una predisposición natural a ello. Estos niños no viven recordando el pasado o pensando en el futuro: están en el aquí y en el ahora.
Desde este punto de vista, están mucho más adelantados que nosotros. Sin embargo, cuando un problema compromete el estado natural del niño, es necesaria una guía para ayudarlos a retomar el contacto consigo mismos y con el propio cuerpo.
¿El yoga es bueno para todos los niños?
Depende de la predisposición del niño y de los objetivos que se quieren trabajar. En general, al cabo de 8-10 semanas, ya es posible obtener beneficios.
Sin embargo, en este sentido, un aspecto fundamental es la relación. Una relación auténtica y profunda entre el niño y el instructor es la clave para un recorrido eficaz.
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