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Técnica del semáforo para el control de las emociones del niño
La técnica del semáforo es una de las técnicas empleadas para que los niños aprendan a gestionar sus emociones. Te explicamos en qué consiste.
Se trata de aplicar el funcionamiento del semáforo para enseñar al niño a que aprenda a gestionar sus emociones negativas. Los niños comprenden a la perfección cómo funciona el semáforo. El rojo indica no pasar, es decir, esperar, el ámbar indica que pronto se podrá pasar, con lo cual puedes empezar a prepararte para dar tus primeros pasos. El verde significa puedes pasar. Si trasladamos estos colores y lo que representan a un ataque de ira o a un berrinche, los niños aprenden a gestionar sus emociones como si de un juego se tratara. Para ello, es necesario asociar los colores del semáforo con las emociones y la conducta.
- ROJO: PARARSE. Cuando no podemos controlar una emoción (sentimos mucha rabia, queremos agredir a alguien, nos ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como cuando un coche se encuentra con la luz roja del semáforo.
- AMARILLO: PENSAR. Después de detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del problema que se está planteando y de lo que se está sintiendo.
- VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o soluciones al conflicto o problema. Es la hora de elegir la mejor solución.
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Cómo enseñar al niño a controlarse
¿Cómo enseñarlo a controlarse? La respuesta la tienen ellos mismos. Podemos pedir a nuestros hij@s que nos indiquen formas para conseguir calmarse: callarse y pensar, desaparecer de la situación y alejarse... ellos mismos nos indicarán una lista de conductas posibles.
Una manera de practicar este juego es colocar semáforos en diferentes lugares de la casa. Es una forma de recordarles que siempre podrán utilizar esta técnica cuando se enojen. Además, a nosotros los adultos, tampoco nos viene nada mal ser conscientes de que hay que detenerse a pensar antes de actuar.