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Cómo acompañar las emociones desde el nacimiento
¿Cómo percibe el bebé nuestras emociones? ¿Cómo reaccionan los bebés ante el nerviosismo e inquietud de sus padres? La psicóloga Raquel de Diego te explica cómo los bebés aprenden, desde recién nacidos, las emociones.
El bebé llega a la vida totalmente dependiente de sus cuidados para su supervivencia y desarrollo. Somos los padres, o cuidadores, quienes tenemos un papel activo hacia su protección y nadie nos ha dado instrucciones sobre cómo hacerlo.
¿Cómo cuidar de mi bebé?
Desde que se produce el nacimiento, se cuida la forma de crear el vínculo afectivo mamá-bebé, incluyendo al padre en ya muchos hospitales. El mundo que lo rodea es un entorno, para él, más hostil que el vientre de su madre, lleno de luces, de ruidos, de frío, etc. También encuentra más dificultades para obtener las necesidades básicas: el alimento, el descanso, la protección, el contacto.
El recién nacido nace con un cerebro inmaduro y necesita desarrollarse hasta alcanzar cierta madurez, aunque esto no lo hará, aún, independiente.
Acompañar las emociones infantiles
Los cuidados, la estimulación y la protección que reciben los niños y niñas, durante los tres primeros años de vida, son determinantes para la construcción y modelado de un cerebro sano y preparado para la adaptación a los retos a nivel cognitivo, emocional y social que supone la etapa infantil.
Las emociones básicas humanas nos vienen acompañando desde el nacimiento, y se organizan en valores opuestos: rabia y miedo vs alegría y tranquilidad. Ayúdale a fomentar su inteligencia emocional.
Un bebé puede sentir rabia cuando tiene hambre y no consigue alimento, o cuando siente frío, y se sentirá aliviado cuando recibe lo que necesita. Las caricias, abrazos y mimos son las sensaciones más gratificantes que le ofrecerán alegría y quietud.
Estudios experimentales con crías de chimpancés demostraron que la separación de la madre tras sus caricias, durante un tiempo prolongado, o la ausencia de contacto y falta de cuidados en las mismas condiciones, predispone a comportamientos más impulsivos y agresivos. Esto nos lleva a confirmar que, ante la falta de demostraciones afectivas, el cerebro se prepara para un entorno hostil, y su forma de adaptarse al mundo es mediante conductas hostiles.
Respondiendo a lo que perciben
Los bebés no tienen capacidad suficiente para expresarse con palabras, pero sí para percibir las emociones que les transmitimos, y responder a esos estímulos. Mediante las caricias, cuidados, canciones de cuna y la voz, nos comunicamos con nuestros bebés. Y ellos son capaces de calibrar el tono de voz, se asustarán si se les grita o habla de forma nerviosa, o se calmarán si se les habla con un tono tranquilo y suave. Debes conocer la importancia de los mimos y el cariño.
Ofreciendo las mejores competencias personales como madres, o padres, podremos garantizar un desarrollo infantil, posteriormente en edad adulta, de felicidad y armonía.