¿Tienes dudas sobre si castigar a tu hijo o no, después de que se haya portado mal y haya colmado su paciencia? Te damos las claves para que sepas qué deben evitar cuando los papás deciden "castigar" al niño o la niña. Recuerda que el castigo, siempre bien entendido, nunca debe convertirse en una costumbre, sino en un recurso excepcional. La educación respetuosa y consciente es la clave.
Dicho esto, si optas por el recurso de castigar al pequeño para hacerle ver su comportamiento inadecuado, debes evitar a toda costa lo siguiente:
- No le niegues la comida. La comida está relacionada con el instinto de supervivencia: su falta crea en el niño ansiedad y hostilidad. Si quieres tomar una medida que esté relacionada con su actitud en la mesa, puedes decidir que coma solo, o quitarle algo superfluo, como el postre.
- No le quites el cariño. Transmitir al niño el mensaje: "Si te portas así, ya no te querré" o, de manera más sutil, seguir regañándole induce una inseguridad que persiste a largo plazo y que penetra a fondo en la psique del niño.
- No te muestres enojada con él todo el día. La medida se tiene que comunicar en el momento . Luego, es importante transmitir al niño que lo sigues queriendo.
- No le hagas chantajes afectivos. Hay que evitar todas las fórmulas que inducen sentimientos de culpa, del tipo: "Así haces sufrir a mamá" o "Si me quisieras..."
- El niño no tiene que sentirse inadecuado o malo. Es importante que, aunque lo regañes, no lo rechaces a él o ella, sino solo su comportamiento, porque ofende y genera una reacción negativa. Por lo tanto, intenta evitar que el niño responda con una reacción defensiva, que anularía todos los esfuerzos para convencerle.