Hoy hablamos de... Sus progresos y cómo come solito

¡Feliz cumpleaños!

¡Felicidades, tu hijo ya tiene un año! ¡Qué emoción, su primera velita!

Hasta ahora, el ritmo de crecimiento ha sido vertiginoso. A partir del primer año, se vuelve un poco más lenta: el aumento de peso es de unos 200 gramos al mes, mientras que la talla aumenta unos 0.5 cm al mes (más o menos, seis centímetros al año).

En cambio, las habilidades relacionadas con su personalidad, la emotividad, el lenguaje y la capacidad de raciocinio se desarrollarán de forma increíble.

En la mesa, con los mayores

Tu hijo ya come casi todos los alimentos (¡no olvides cortarlos en trozos pequeñitos!).

Para no correr riesgos, evita introducir en esta etapa alimentos picantes, crustáceos, pescado azul de gran tamaño y frutos secos. En esta etapa, el pequeño se divierte muchísimo comiendo solo, o al menos intentándolo, teniendo en cuenta que ya puede sostener la cuchara y que le gusta demostrar que sabe comer como los mayores.

Dale libertad para probar; es importante para que instaure una buena relación con la comida.

Para evitar que la comida acabe por todas partes, puedes tomar estas precauciones: ponle un babero grande, utiliza servilletas fáciles de lavar, intenta poner en el plato alimentos ya cortados en trocitos y, sobre todo, ¡no tengas prisa! Es fundamental compartir el momento de la comida con toda la familia.

¡Sigue el crecimiento de tu bebé en el próximo video!

Hoy hablamos de... Desarrollo emocional

¡Independencia y separación de la mamá!

Una vez cumplido su primer año, tu hijo ya es más independiente desde el punto de vista emocional. Ha entendido que puede estar tranquilo aunque su mamá o su papá no estén.

Los períodos de separación pueden ser vividos por el pequeño como una ocasión para conocer personas nuevas, que pueden representar una fuente de diversión y de aprendizaje.

Cuando tengas que separarte del niño, puedes: dejarlo (por poco tiempo) con las personas que cuidarán de él (familiares, nana, etc.); favorecer los contactos con otras personas (tranquilizándolo para que confíe en ellos); evitar instaurar una relación demasiado exclusiva con él; avisarle cada vez que te vas (aunque te parezca demasiado pequeño para entenderlo), comunicándole cuándo piensas volver y prometiéndole que jugarán juntos cuando vuelvas.