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Psicología inversa: ¿cómo usarla con niños?
La psicología inversa se basa en pedirle algo a alguien para conseguir que haga todo lo contrario. Pero, ¿cómo usar la psicología inversa con los niños? ¿Qué pautas seguir? ¿Cómo evitar abusar de ello? Toma nota de nuestros consejos.
Seguro has oído hablar mucho de la psicología inversa, que se basa en pedirle a alguien que actúe de una manera para conseguir que haga todo lo contrario. Es decir, debes dar un mensaje que nunca darías a la persona con el fin de conseguir que haga justo lo opuesto a lo que le estás diciendo. Pero, ¿esta técnica funciona? Lo cierto es que puede ser muy efectiva con los niños si se hace de forma correcta.
La psicología inversa puede aplicarse cuando la razón no es motivo suficiente para convencer al niño de que haga una cosa. Ante esta situación, frente a un niño desafiante y obstinado que se niega a hacer algo (a comer, recoger la habitación, subir al coche, etc), puedes poner en práctica la psicología inversa, recomendada especialmente entre niños pequeños que van con el "no" por delante. Eso sí, conviene no usarla demasiado, ya que se corre el riesgo de dañar la autoestima del pequeño.
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Cómo utilizar la psicología inversa con los hijos
A la mayoría de las personas no les gusta que les digan lo que deben hacer y, claro está, a los niños tampoco. Además, algunos niños muestran un carácter fuerte y desafiante ya desde pequeñitos, reclamando su independencia. Por este motivo, es posible que tu hijo se muestre necio frente a tus palabras, queriéndote llevar la contraria a menudo. Vaya, que actuaría bajo la premisa de "quiero hacer algo simplemente porque me lo prohibes". Ante esta situación la psicología inversa funciona muy bien.
Cabe mencionar que la técnica conductista de la psicología inversa no está bien vista por todos los psicólogos. Mientras algunos consideran que se puede utilizar como una estrategia puntual para influir de forma positiva en el niño, otros la descartan al considerarla una forma de manipulación. Y es que resulta evidente que no puede utilizarse de forma habitual, ya que dejaría de tener eficacia y tiene sus efectos negativos.
Con el uso de la psicología inversa, los padres hacen que su hijo crea que una decisión la ha tomado él, cuando realmente la han elegido ellos. Por ejemplo, si el niño no quiere comer algo, un ejemplo de psicología inversa sería decirle: "No pasa nada, no te lo comas. Me lo comeré yo que me encantan las lentejas y así seré más fuerte". Ante esta actitud, inesperada para el niño, posiblemente responderá agarrando el plato y terminándose las lentejas.
Ejemplo de psicología inversa con un niño
En este video que te mostramos a continuación se ve un claro ejemplo del funcionamiento de la psicología inversa. El padre le dice al niño que vayan caminando y el pequeño no quiere; prefiere ir en el coche. El padre va diciendo que "no" ante la actitud del niño, que le dice lo contrario, "sí", referente a que quiere subir al coche. Al ver que su hijo se pone terco, el padre decide cambiar el "no" por el "sí" y consigue que el niño diga "no".
Evitar su uso en exceso
Como hemos mencionado anteriormente, si decides llevar a cabo la técnica de la psicología inversa con tu hijo, conviene que lo hagas solamente de forma puntual, sin abusar de ello. Debes ser consciente que utilizar en exceso la psicología inversa puede producir problemas de autoestima en el niño y también falta de seguridad. Lo adecuado es utilizar esta técnica en situaciones puntuales, cuando realmente no sabes qué hacer para conseguir tu propósito y el niño se pone muy desafiante. Por ejemplo, con el caso de la comida mencionado anteriormente o si el niño no quiere hacer los deberes.
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