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Que los niños aprendan a tocar un instrumento musical ¡tiene muchos beneficios!
Piano, guitarra, batería, flauta o lo que a tu hijo le guste, si te pide tomar clases o te has dado cuenta que tiene un interés especial por los instrumentos musicales, fomenta esa pasión, porque tocar un instrumento es de las actividades que más beneficios le puede traer a su vida.
La ciencia, y por supuesto, las mamás y papás, lo han comprobado: niños y niñas que tocan un instrumento musical son más felices, empáticos, tienen más autoconfianza, son disciplinados y tienen un mejor rendimiento académico.
Y no es de extrañarse, la música en sí misma tiene efectos maravillosos en el ser humano: nos calma, nos motiva, reduce la ansiedad, contribuye a tener un mejor sueño y todos los beneficios que puedas imaginar, ya que se estimulan los dos hemisferios del cerebro, el creativo y el racional, y su cerebro teje puentes neuronales extra, lo que les da recursos en todos lo ámbitos, señala la maestra de música Miss Ele, directora de "Musicando", escuela de música para niños en la Ciudad de México
En específico, cuando un niño toca un instrumento, es como si entrenara a su cerebro de manera intensiva, ya que debe aprender un nuevo lenguaje y sistema de escritura, poner en marcha su destreza manual, echar a andar funciones cognitivas como la memoria de trabajo y la atención, así como sincronizarse con otras personas. Esto hace que se presenten cambios profundos en el cerebro y las capacidades mentales, potenciando muchas de las habilidades de los pequeños.
“Un niño que practica un instrumento tiene la posibilidad de encontrar armonía de su mente, alma y cuerpo de manera muy fácil, por eso es la mejor herramienta para educar a tus hijos”, enfatiza Miss Ele en su blog.
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Ventajas y herramientas para la vida
Numerosos estudios reportan sobre los beneficios que obtiene un niño al tocar un instrumento, y estos son algunos:
- Mejoran su memoria y atención. Para aprender a tocar, necesitan recordar notas y melodías, lo cual se consigue gracias a la repetición y al ensayo constante. La memoria y concentración son clave para avanzar en el proceso. Se h visto que, con el paso del tiempo, los músicos recuperan recuerdos de forma más eficiente que quienes no tocan ningún instrumento. Esto también podría ser una protección adicional frente a enfermedades cognitivas a medida que la persona crece.
- Tienen un mejor rendimiento académico. En el estudio “Por favor, que la música ni pare: un metaanálisis de los beneficios cognitivos y académicos de la formación musical instrumental en la infancia y la adolescencia”, los investigadores llegaron a la conclusión de que aprender a tocar un instrumento tiene un impacto positivo en las habilidades cognitivas y el rendimiento académico. Esto se puede explicar gracias a que la práctica de un instrumento echa a andar de manera intensiva las funciones cognitivas generales, como la inteligencia, la velocidad de procesamiento, el control ejecutivo, la atención y la memoria episódica y de trabajo. Particularmente las matemáticas y los conceptos abstractos se vuelven más sencillas de entender.
- Obtienen una dosis de motivación extra. El proceso de formación musical puede fomentar características relacionadas con la motivación, ya que los niños van entendiendo que la práctica y constancia los puede conducir al dominio de habilidades complejas y a lograr resultados deseados, y esto lo pueden trasladar a cualquier ámbito donde quieran retarse a sí mismos.
- Aumentan su nivel de confianza, ya que es una fuente de satisfacción poder lograr interpretar y crear música.
- Potencian su creatividad, porque la música los inspira a crear e imaginar mundos nuevos y bellos, probar cosas, y experimentar.
- Se vuelven disciplinados y perseverantes. Para poder aprender una melodía y llegar al objetivo de tocar, quizás, en un recital o competir, hay que dedicar tiempo y ser constante y ordenado. Los peques empiezan a hacer suyos estos hábitos para lograr un fin.
- Se vuelven más responsables, porque toman esta actividad como parte no solamente de sus deberes, sino de las cosas que los hacen sentir bien.
- Desarrollan sus habilidades sociales, ya que si el instrumento se toca en grupo, los menores tienen que interactuar y hacer equipo con sus pares.
- Mejoran sus habilidades para la lectura y su vocabulario.
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¿A qué edad se puede aprender a tocar un instrumento?
A los cuatro años de edad los niños ya tienen un mayor rango de movimientos, por lo que pueden tener un mayor interés en aprender a manipular y controlar los instrumentos musicales, además de que empiezan a tener una mayor precisión cuando los tocan, de acuerdo con la escuela de música “Improve Kids”.
Y aunque a esta edad muchas escuelas inician sus clases formales, antes de los cuatro, los chicos ya pueden tener un acercamiento a la música y experimentar con otros objetos. De hecho, en preescolar debe existir esta formación inicial con objetos como maracas, xilófono, pandero, campanitas y, por supuesto, su voz, entre otros.
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¿Algún instrumento es mejor que otro?
Ninguno es mejor que otro. La elección depende del gusto personal. Y si el niño no sólo se conforma con el piano y también le gusta la batería, ¡enhorabuena!, ya que esto los motiva aún más y la versatilidad es mayor.
Si tu hijo ya está en primaria alta y aún no se ha acercado a ningún instrumento musical, nunca es tarde para empezar: lo importante es hacerlo. Si tienes la posibilidad de inscribirlo a clases, no dudes en hacerlo. Y si crees que aún es muy pequeño para pensar en que se pueda convertir en un gran guitarrista, recuerda que el tiempo pasa muy rápido y, cuando menos te lo esperes, ya estarás buscando opciones para tener una actividad extraescolar. Considera la música, siempre, porque la música, como dice Mozart "es el arte más sublime, el más emotivo y el más misterioso".
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¿En casa se toca algún instrumento musical? ¿A tu hijo le gusta la música? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!