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Feng Shui en la habitación del bebé
El Feng Shui se puede aplicar a la hora de decorar la habitación del bebé. La distribución de los muebles, los colores y los materiales son algunos de los aspectos a tener en cuenta.
Al preparar y decorar la habitación del bebé, son muchos los criterios que se pueden seguir. La seguridad, la comodidad y el confort son los principales aspectos a tener en cuenta, pero es posible aplicar otros, como el Feng Shui, que busca el bienestar a través de la armonización del ambiente del hogar.
El dormitorio del bebé, según los principios del Feng Shui, debe tener mucha luz, muebles de madera, fibras naturales y colores neutros. Veámoslo con más detalle.
(Te interesa: Cómo preparar y decorar la habitación del bebé)
LA POSICIÓN DE LA CUNA
Lo primero que hay que hacer es identificar la posición de la cuna, donde, al principio, el bebé pasará la mayor parte del tiempo y donde debe sentirse protegido. Es conveniente que se disponga en el rincón más apartado de la habitación, con el cabezal apoyado en una pared sin ventanas, alejada de la puerta y del paso de la corriente de aire. La cuna no debe encontrarse en la línea imaginaria que conecta la puerta con la ventana. Estas medidas favorecen un sueño tranquilo, en un espacio armónico y sereno.
LA ILUMINACIÓN Y LOS MUEBLES
La iluminación debe ser tenue, los muebles no deben tener ángulos, y tanto la ropa de cuna, como las cortinas y las alfombras deben tener colores y tejidos suaves. Con el paso del tiempo, a medida que la visión del niño se desarrolla, es conveniente pasar a colores más intensos y vivos, que estimulan el intelecto. Es aconsejable disponer varios puntos de luz, que se enciendan en función de las necesidades. Asimismo, se puede poner una luz nocturna o de transición, que se ubique debajo de la cama, para conseguir un efecto más suave.
LOS COLORES
Es recomendable apostar por los colores neutros. De todas formas, podemos dejar escoger al niño. Sólo hay que ponerle delante una serie de papeles de colores: instintivamente, escogerá el que le atraiga más. Bienvenido sea que el pequeño pueda personalizar su habitación, incluso coloreando las paredes. Basta con dejarle una pared en la que pueda dar rienda suelta a su imaginación, con plumones, acuarelas o dibujos. Más adelante, se podrá decorar la pared de nuevo, cuando el pequeño pintor sea más mayorcito.