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Una niña asiste al parto de su hermanito ¡y su emoción nos pone la piel de gallina!
Cuando el ginecólogo dejó a esta niña de 12 años acompañar a su madre en el nacimiento de su hermano, no se podía imaginar la grandeza de su gesto. ¡Esta hermana mayor siempre llevará este momento en su corazón!
Cuando va a nacer un bebé y visualizamos el momento del parto, siempre pensamos en la mamá, por supuesto, y también en el papá o la pareja de la mamá, claro está. Algunas veces, cuando la mamá no tiene pareja o la persona que la acompaña en el parto no puede ser el otro progenitor, por la razón que sea, quizás, pensamos en una abuela o una tía del bebé. ¿Pero por qué no pensamos en los posibles hermanos del bebé?
A priori, nos parece raro pensar en la presencia de un niño o una niña en la sala de partos, acompañando e incluso, colaborando en el alumbramiento. ¡Es uno de los momentos clave para unir a dos hermanos!
En otros tiempos, y actualmente en otras culturas, los niños presenciaban sin problemas el nacimiento de sus hermanitos. Es verdad, parir en casa puede hacer que la presencia de los hermanos y otros familiares sea más natural para la familia, pero no estamos tan acostumbrados a ver niños en el parto en un entorno hospitalario; nos parece demasiado crudo, demasiado impresionante para un niño. ¿Estaremos equivocados?
(Te interesa: Cómo educar la relación entre hermanos)
Jacee acompañó a su madre en el parto y fue la mejor experiencia de su vida
Jacee, la niña de 12 años que acompañó a sus padres al hospital cuando su madre se puso de parto, comenzó a llorar cuando le impidieron la entrada a la sala de partos. ¡Era lo que más deseaba!
Su llanto no pasó desapercibido para el ginecólogo que iba a atender el parto, quien se interesó por el motivo de su disgusto. La niña le explicó que quería ver nacer a su hermano y, pese a las advertencias de que podía ser impresionante para ella, asumió todo con mucha naturalidad.
Finalmente, el ginecólogo accedió y Jacee pudo estar presente en la sala de partos, acompañando a su madre durante la dilatación y el parto, ¡e incluso ayudando al ginecólogo a traer al mundo a su hermano pequeño!
Su cara de emoción lo dicen todo. ¡Se creó un gran vínculo!
Según palabras de la pequeña, “estaba emocionada y un poco asustada. Me daba miedo hacer algo mal, pero ha sido el mejor momento de mi vida”, declaró.
Las expresiones de emoción de esta niña hablan más que sus palabras. Es indudable que este momento siempre será recordado con cariño y emoción, tanto por ella como por sus padres, y también por el ginecólogo que lo hizo posible. ¡Bien por él!
El vínculo entre hermanos puede tardar más o menos en crearse y empezar a crecer, pero, desde luego, este lazo de unión fraternal se generó inmediatamente, desde el momento en que Jacee sostuvo con sus propias manos la cabecita del recién nacido. ¡Una unión inquebrantable!
Nos encanta ver imágenes en las que se puede palpar el amor y la emoción. ¡No infravaloremos nunca los deseos de los niños, aunque no nos parezcan adecuados! Cada niño y cada niña es un mundo, y debemos tener en cuenta sus deseos y necesidades, para valorar cada situación en cada momento sin generalizar ni condescender. ¡Felicidades, familia!
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¿Te parece adecuado que un niño o una niña asistan a un parto? ¿Has vivido de cerca una experiencia similar? ¡Déjanos tu comentario!