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Viviana Castro
Fonoaudióloga Esp. Neurodesarrollo e Integración Sensorial.
Supervisión científica.
La disfasia es un trastorno del lenguaje que se evidencia cuando hay alteraciones en la comprensión y expresión del lenguaje. Y es que para el niño resulta muy difícil encontrar o recordar palabras, construir frases y entender el lenguaje de su entorno. Como consecuencia, el niño se pasa más tiempo de lo debido en silencio tratando de recordar cómo se dice una cosa.
Por tanto, la disfasia se caracteriza por la dificultad para hablar, así como para comprender un discurso hablado. Las personas que padecen disfasia no son capaces de emitir un mensaje utilizando frases coherentes, e incluso pueden encontrar dificultades para expresarse con las palabras adecuadas. Es decir, pueden llegar a emplear en sus discursos palabras que no tienen sentido en el contexto en el que las emplean, o incluso tener dificultades para entender lo que otro interlocutor le está contando.
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Los niños que la padecen encuentran dificultades a la hora de aprender a hablar y asimilar los contenidos e información que les llega. Por ello, suelen ayudarse de los gestos y la mímica para poder expresar sus ideas, pensamientos y emociones.
Si ya de por sí este trastorno es muy frustrante para los pacientes adultos, en los niños, esta sensación se incrementa, pues les cuesta más trabajo de lo habitual seguir el ritmo de una conversación con su familia o amigos. Además, este trastorno puede llegar a retrasar su aprendizaje en la escuela, por lo que suele estar asociado al fracaso escolar y a problemas a la hora de aprender la lectura y la escritura, ya que la base del lenguaje lecto-escrito es el verbal.
Asimismo, la dificultad que los pequeños sufren a la hora de expresarse y entender la información que les llega puede representar un obstáculo para integrarse socialmente e, incluso, puede llevarles al aislamiento social. Este trastorno también puede llegar a desvelar patologías asociadas, como problemas emocionales, déficit de autoestima, alteraciones del carácter o alteraciones en las relaciones afectivas.
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Como se ha comentado anteriormente, este trastorno presenta una serie de síntomas asociados a la compresión y expresión del lenguaje, especialmente con el uso de la gramática. Estos obstáculos se pueden representar de la siguiente forma:
En la mayoría de los casos, es complicado determinar la causa exacta que provoca la disfasia. Sin embargo, suele estar relacionada con un daño cerebral. En los adultos, puede aparecer tras un traumatismo en el cerebro o como secuela de alguna enfermedad neurológica degenerativa. Sin embargo, si son los niños los que la padecen, las causas pueden ser:
En ocasiones, estos problemas se pueden agravar o desencadenar, debido a un mal ambiente familiar o a periodos largos de hospitalización.
A la hora de superar la disfasia, es importante comprender que el ritmo de aprendizaje de cada niño es diferente. Por ello, se deberá tener en cuenta la madurez neurológica y psicológica del pequeño.
Además, los papás deben aprobar y ser partícipes del tratamiento al que va a ser sometido su hijo, que dependerá de su estado.
En líneas generales, suelen llevarse a cabo:
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