Meningitis en niños: cómo identificarla y tratarla

Meningitis: cómo identificarla y tratarla

Meningitis: cómo identificarla y tratarla

La meningitis es una de las enfermedades potencialmente más graves, que afecta, especialmente, a niños y adolescentes. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son claves para prevenir posibles complicaciones. Pero, ¿en qué consiste realmente este trastorno y cuáles son los riesgos reales para nuestros hijos? 

La meningitis es una de las enfermedades que más preocupa y alarma a los papás y a las mamás. Te explicamos en qué consiste esta enfermedad, cuáles son sus síntomas, qué tratamientos existen y con qué vacunas contamos para protegernos.

¿Qué son las meninges?

El sistema nervioso central está constituido por el encéfalo y la médula espinal. El encéfalo está formado, a su vez, por el cerebro, el cerebelo y el tronco encefálico, y queda incluido en el interior del cráneo, que le sirve de protección ósea. La médula espinal discurre por el interior de la columna vertebral, que también le sirve de protección. 

Tanto el encéfalo como la médula espinal están cubiertos por unas membranas de tejido conectivo que se denominan meninges, y que añaden una protección blanda a la dura de los huesos. Existen tres capas de meninges, separadas por dos espacios, que comentamos a continuación:

  • La piamadre es la meninge más interna y suave, en contacto directo con el encéfalo y la médula espinal, que se acopla a estos órganos, siguiendo el contorno del tejido de sus estructuras.
  • El espacio subaracnoideo, que contiene un líquido (cefalorraquídeo) que actúa como amortiguador, reduciendo el riesgo de traumatismos.
  • La aracnoides es una meninge muy vascularizada (rica en vasos sanguíneos).
  • El espacio subdural, muy estrecho, contiene algo de líquido cefalorraquídeo.
  • La duramadre, la meninge más externa y de tejido más duro y resistente.

La inflamación de las meninges se denomina meningitis. Aunque son varias las causas de esta inflamación, incluyendo los traumatismos, algunas cirugías y otros, las infecciones son, con diferencia, la causa más frecuente.

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 Tipos de meningitis

Existen diferentes tipos de meningitis. Las más frecuentes son aquellas que tienen un origen infeccioso, y pueden ser tanto bacterianas como víricas.

Meningitis bacteriana

Las bacterias que llegan al torrente sanguíneo, y, a través de él, al encéfalo y a la médula espinal, pueden originar una meningitis bacteriana aguda. La meningitis también puede manifestarse cuando las bacterias invaden directamente las meninges por proximidad, a causa de una infección del oído o de los senos paranasales, por ejemplo.

Diversas cepas de bacterias pueden provocar meningitis bacteriana aguda. Las más comunes son:

  • Neumococo (Streptococcus pneumoniae). Es una de las causas más frecuentes de meningitis bacteriana en bebés y niños pequeños. En la mayoría de los casos, el origen está en una neumonía, una otitis o una sinusitis aguda.
  • Meningococo (Neisseria meningitidis). Normalmente, este tipo de bacteria causa infección de las vías respiratorias superiores, y puede provocar meningitis cuando ingresa en el torrente sanguíneo. Se trata de una infección muy contagiosa que afecta, principalmente, a escolares. De hecho, puede provocar una epidemia en establecimientos cerrados, como colegios e institutos, internados, etcétera. 

    Una vacuna puede ayudar a prevenir la infección. Aparte de las vacunas existentes para varios serotipos de meningococo, toda persona que haya estado en contacto cercano con una persona con meningitis meningocócica debe tomar un antibiótico oral para prevenir la enfermedad (quimioprofilaxis). El pediatra posee la información del antibiótico que debe utilizar y a quién administrarlo, dependiendo de la edad y de las circunstancias.
  • Haemophilus influenzae tipo B (HiB). Esta bacteria fue la principal causa de meningitis bacteriana en niños hace unos años.
  • Listeria (Listeria monocytogenes). Esta bacteria se puede encontrar en quesos no pasteurizados, perritos calientes y carnes procesadas. Los recién nacidos y los niños con sistemas inmunitarios debilitados, así como las madres embarazadas, constituyen la población más vulnerable. La listeria puede atravesar la barrera placentaria, por lo que la infección en una etapa avanzada del embarazo puede ser mortal para el bebé.
  • Bacilo de Koch (Mycobacterium tuberculosis), y otros microorganismos de crecimiento lento, como hongos, son responsables de meningitis crónica, que tiene una evolución de dos semanas o más, y que presenta síntomas y signos similares a los de una meningitis aguda.

Meningitis viral

Las meningitis virales están provocadas por virus, sobre todo, del grupo de los enterovirus no poliomielitis, causante de la mayoría de los casos.

El cuadro clínico es, en general, bastante menos grave que el de las meningitis bacterianas. En muchas ocasiones, el proceso es autolimitado y no requiere tratamiento (solo para aliviar los síntomas). Este tipo de meningitis es más frecuente a finales del verano y a principios del otoño.

Otros virus que pueden ocasionar meningitis, contra alguno de los cuales disponemos de vacuna, son: el virus de Epstein Barr, el virus del herpes simplex (calenturas labiales), el virus varicela-zóster (vacuna), el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus de la parotiditis, comúnmente conocido como paperas (vacuna), el virus del sarampión (vacuna), el virus de la gripe, el virus del Nilo Occidental, que puede cursar de manera grave, o el virus de la coriomeningitis linfocítica, transmitida por ratones, hámsteres y otros roedores domésticos.

Otros tipos de meningitis

Otros tipos más raros de meningitis son aquellas producidas por hongos (fúngicas). Pueden cursar como una meningitis bacteriana aguda, y se contraen por medio de la inhalación de esporas que pueden encontrarse en el suelo, la madera en descomposición, excrementos de aves, etcétera, y no se contagian de persona a persona.

Asimismo, algún parásito puede ser responsable, aunque de forma rara, de meningitis, como la tenia cerebral (cisticercosis), la malaria cerebral o la meningitis amebiana. Este tipo de meningitis tampoco se transmite entre personas.

Por último, dentro de las meningitis de causa no infecciosa, están ciertas reacciones químicas, alergias a medicamentos, algunos tipos de cáncer y enfermedades inflamatorias como la sarcoidosis.

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Síntomas de la meningitis

Tras un período de incubación, que dependerá del microorganismo responsable, y que, en general, se sitúa en un rango de dos a diez días, la sintomatología de la meningitis se manifiesta de manera súbita.

Los síntomas y signos más frecuentes son:

  • Fiebre alta repentina.
  • Rigidez del cuello.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Náuseas o vómitos.
  • Confusión o dificultad para concentrarse.
  • Convulsiones.
  • Somnolencia o dificultad para caminar.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Falta de apetito o sed.
  • Erupción cutánea. La presencia de exantema purpúrico o petequial es un signo de sepsis en la meningitis meningocócica (síndrome de Waterhouse Friederichsen).

Los recién nacidos y los bebés lactantes no presentan una pauta clara. Algunos signos que se deben valorar son:

  • Fiebre alta, o bien descenso anormal de la temperatura corporal.
  • Llanto constante.
  • Somnolencia o irritabilidad excesivas
  • Dificultad para despertar del sueño, incluso a las horas de alimentarse.
  • Inactividad o pereza.
  • Alimentación deficiente.
  • Vómitos.
  • Abombamiento de las fontanelas por aumento de la tensión intracraneal.
  • Rigidez en el cuerpo y en el cuello.

Factores de riesgo para sufrir una meningitis infecciosa

Las meningitis infecciosas (bacterianas y virales) tienen su origen en una infección previa o concomitante del aparato respiratorio, tanto de vías altas (garganta, nariz, oídos, senos paranasales) como de vías bajas (bronquios, bronquiolos), incluso de los propios pulmones.

La facilidad de contagio de estos procesos hace que deban considerarse los siguientes factores de riesgo:

  • Calendario vacunal no bien cumplimentado.
  • Asistencia a la escuela infantil y de primaria, así como a institutos.
  • Padecimiento de otitis media.
  • Familiares con un proceso agudo de vías altas.
  • Infección de los senos paranasales.
  • Faringitis.
  • Sistema inmunitario comprometido.

Diagnóstico y tratamiento de la meningitis

La meningitis bacteriana puede ser muy grave. Si existe algún signo de alarma, es preciso llevar al niño al Servicio de Urgencias, donde, si confirman la sospecha de meningitis, realizarán diversas pruebas, incluyendo una punción lumbar para recoger una muestra de líquido cefalorraquídeo. Esta prueba mostrará cualquier signo de inflamación y si la infección se debe a un virus o a una bacteria.

También puede ser necesario realizar otras pruebas complementarias, con otra orientación. Será el pediatra del Servicio de Urgencias quien las solicite.

Las complicaciones de las meningitis pueden ser graves. Cuanto más se retrase el tratamiento, mayor será el riesgo de sufrir convulsiones y daños neurológicos permanentes, como:

  • Pérdida auditiva.
  • Problemas de memoria.
  • Problemas de aprendizaje.
  • Daño cerebral.
  • Problemas de la marcha.
  • Convulsiones.
  • Insuficiencia renal.
  • Shock.
  • Muerte.

Aunque algunos casos de meningitis, como las de origen viral, pueden tratarse en el propio domicilio, en muchos casos, el tratamiento se hará de forma intrahospitalaria, con antibiótico en el caso de una meningitis bacteriana.

Es fundamental saber que un retraso en el inicio del tratamiento antibiótico pone claramente en riesgo la vida del niño. 

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Vacunas contra la meningitis: una protección eficaz

Las vacunas son una de las medidas de prevención más eficaces contra diferentes tipos de meningitis.

En la actualidad, contamos con vacunas antivirales que forman parte del calendario de vacunaciones, y que actúan contra virus que pueden ser responsables de meningitis, como son la vacuna contra el sarampión y la parotiditis, que forman parte, junto con la de la rubéola, de la triple viral, y la vacuna contra el virus de la varicela.

Otras vacunas, como la del virus de la influenza, se recomienda administrarlas con carácter estacional (en otoño) cada año, debido a que las mutaciones del virus influenza obligan a ello.

En el caso de las meningitis bacterianas, disponemos de las siguientes vacunas:

  • Haemophilus influenzae (HiB). Se trata de una afección grave causada por la bacteria HiB. Los bebés y los niños menores de cinco años son los que están en mayor riesgo de contraer esta enfermedad, que puede causar discapacidad permanente, incluso la muerte.
  • Neumococo. Esta vacuna protege de la enfermedad invasiva por neumococo: neumonía neumocócica y meningitis neumocócica. 
  • Meningococo. Se han descrito 12 serogrupos de esta bacteria, aunque solamente seis de ellos han demostrado poder patógeno en el ser humano: A, B, C, X, W e Y.

trapote luis pediatraDr. Luis González Trapote
Pediatra. Grupo para la Investigación y Docencia en Pediatría Extrahospitalaria (GRINDOPE)

 

Edurne RomoEdurne Romo
Directora Editorial. Periodista especializada en maternidad, infancia y crianza
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