El tamaño y la estatura de la madre y del bebé, si se trata de un embarazo único o múltiple, la posición del bebé en la pancita o la cantidad de líquido amniótico son algunos de los factores que influyen en la forma y el tamaño de la barriga durante el embarazo.
Sin embargo, aunque la tradición asocia la forma de la pancita con el sexo del bebé, este mito no tiene ningún fundamento científico. Por ejemplo, dicen que si la embarazada tiene la pancita puntiaguda, espera un niño.
En cambio, si la pancita es más bien redondita, esto indica que tendrá una niña. Esta teoría se basa en el hecho de que se cree que las niñas se colocan de forma transversal. Por eso, la pancita de la mujer gestante que espera una niña se aprecia más ancha. Los niños, en cambio, lo hacen de forma vertical, de ahí la creencia de que las pancitas puntiagudas indican que el bebé será un niño.
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Leyendas aparte, hay tantas pancitas como embarazadas. La forma del abdomen puede ser distinta de una mujer a otra, pero por razones muy diferentes, que no tienen ninguna relación con el sexo del bebé. He aquí cuáles son:
- Durante el primer embarazo, las futuras mamás suelen presentar una pancita más puntiaguda. En cambio, a partir de la segunda gestación, la pancita tiene un aspecto más redondeado, ya que los músculos del útero y del abdomen se encuentran más relajados y sostienen con menor eficacia el aumento de volumen.
- La forma de la pancita también depende de la pelvis: si es de constitución estrecha, la pancita tenderá a sobresalir y a tomar su característica forma puntiaguda. Lo mismo se puede decir si la embarazada tiene los músculos abdominales muy tónicos por naturaleza o practica algún deporte.
- La forma de la pancita también está influenciada por la altura: si la futura mamá es de estatura más bien baja, es más fácil que tenga la pancita redondeada y poco salida.
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¿Qué tamaño debe tener la pancita?
Muchas embarazadas temen que su pancita no tenga el "tamaño" adecuado y se comparan con otras mamás. Conozcamos y resolvamos las dudas más comunes.
Cuándo se empieza a apreciar la pancita de la mujer
En general, la pancita no se hace evidente antes de las doce semanas cumplidas de embarazo. Algunas mujeres, incluso, pueden seguir llevando su ropa de antes del embarazo hasta la semana 16 sin ningún problema. En cambio, las futuras mamás que aumentan más de dos kilos en el primer trimestre están destinadas a redondearse antes.
¡Ya se nota a partir del cuarto mes!
Cuando empieza el segundo trimestre, el aumento de tamaño del abdomen se debe, principalmente, al incremento de volumen del útero, al tamaño del feto y a la presencia de líquido amniótico. Contribuyen al desarrollo de la pancita la mayor retención de líquidos característica del embarazo y la formación de depósitos adiposos en el cuerpo de la futura mamá, útiles para el correcto crecimiento del niño.
Todas las pancitas son diferentes
No todas las pancitas de las embarazadas crecen de la misma forma ni al mismo ritmo. Es normal observar diferencias significativas entre dos futuras mamás que están del mismo tiempo de embarazo. Partiendo de esta base, el tamaño del abdomen no es un dato relevante con respecto al bienestar del bebé.
¡Atención en la mesa!
Los factores que entran en juego para determinar esta diversidad son, básicamente, dos: los hábitos alimenticios y el tipo de embarazo. La pancita de quien espera gemelos, así como la de una mamá que come en exceso con respecto a sus necesidades, serán más prominentes que la de una futura mamá que está embarazada de un solo bebé y que se alimenta moderadamente desde el punto de vista calórico.
Poco líquido amniótico
La valoración de la cantidad de líquido contenido en la bolsa amniótica se realiza mediante ecografía. Una cantidad de líquido inferior a la normal, denominada oligoamnios, puede ser el resultado de una pequeña ruptura de las membranas. No obstante, durante los exámenes de rutina del embarazo, tu ginecólogo te irá informando de todas las circunstancias.
Demasiado líquido
En cambio, cuando la presencia de líquido amniótico es excesiva y aumenta el tamaño de la pancita de forma visible, hay que pensar que algo no funciona (por ejemplo, puede existir un problema de diabetes gestacional). Ante tal circunstancia, el ginecólogo prescribirá unos análisis de sangre específicos, incluida una curva de glicemia (nivel de azúcar en la sangre).