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Una mamá pierde a su bebé en el parto, a causa de una complicación de la que avisó: 'Se negaron a escucharme, decían que exageraba'

28 Feb 2023
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Felisa Reyes avisó en su parto que podría estar sufriendo un desprendimiento de placenta, pero no la escucharon: 'Mi madre fue a decirles que era lo mismo que le había pasado al dar a luz. Le dijeron, de forma completamente déspota, que ella podía haber tenido seis partos, pero que ellos habían hecho 500 y sabían muy bien lo que hacían'.

Nos duele en el alma tener que dar este tipo de noticias, pero es necesario hacerlo para concienciar sobre que la violencia obstétrica existe y que casos como este den fe de ello. Felisa Reyes, una madre de 32, perdió a su bebé durante el parto en el hospital Infanta Margarita de Cabra, en Córdoba, España. Lo más grave del caso es que ella avisó en repetidas ocasiones a los enfermeros que podía estar sufriendo un desprendimiento de placenta, pero hicieron oídos sordos y el que debía ser el día más feliz de su vida acabó en tragedia.

El pequeño Tony, su hijo, vivió unas pocas horas, pues nació prácticamente muerto. Felisa estuvo varias horas desangrándose en el hospital, avisando a los médicos que su propia madre, la abuela del niño, había sufrido en uno de sus partos un desprendimiento de placenta y que los síntomas eran los mismos. Pero no la escucharon.

El psicólogo los intentó convencer de que no denunciaran al hospital

"Naciste para ser nuestro bebé, pero al final te tenemos como angelito", es lo que se puede leer en la tumba de Tony Reyes Reyes en el cementerio de Lucena, en Córdoba. Su madre, Felisa, explicó en una entrevista para El Mundo, lo que le ocurrió en su parto, que tuvo lugar en 2017. Su historia no deja indiferente a nadie, pues si el equipo médico hubiera actuado correctamente, es posible que hoy Tony estuviera con vida.

"Primero se los dijimos mi marido y yo, varias veces. Luego fue mi madre, ella misma, a decirles que era lo mismo que le había pasado al dar a luz. Y le dijeron, de forma completamente déspota, que ella podía haber tenido seis partos, pero que ellos habían hecho 500 y sabían muy bien lo que hacían", explica Felisa en la entrevista.

El bebé nació en paro cardiorrespiratorio, recuperó el latido 20 minutos y finalmente falleció. El hospital se negó a reconocer su error y envió a Felisa y a su marido a terapia psicológica con un profesional que, "de la hora y media que estuvimos con él, estuvo una hora tratando de convencernos, increíblemente, de que no presentáramos denuncia", según explica Felisa.

A pesar del error asumido, el hospital acusaba a los padres de 'descalificar' su trabajo

El Servidio de Salud Andaluz accedió a indemnizar a los padres para evitar ir a los tribunales. Hicieron algo inhabitual en estos casos: ofrecieron disculpas a los padres por su "mala praxis" y lamentaron el desenlace. Sin embargo, a pesar de que estaba demostrado y asumido el error médico, el servicio de Ginecología del hospital seguía acusando a los padres de "descalificar" su trabajo.

La pareja no ha querido hacer pública la cuantía de la indemnización recibida, pues quieren mandar un mensaje claro a la sociedad: que no denunciaron por el dinero, sino para evitar que algo tan terrible vuelva a suceder.

¿Qué ocurrió exactamente durante el parto?

Felisa explica, en la entrevista para El Mundo, lo que ocurrió exactamente la madrugada del 7 de marzo de 2017, cuando llegó al hospital después de haber tenido un buen embarazo, tras romper fuente en la semana 39 y cinco días de gestación.

Así lo explica Felisa: "Había roto mi fuente y empecé a sangrar, de lo que informé al ingresar. Me dijeron que era normal, porque estaba siendo afectado el cuello del útero. Me llevaron a planta para que dilatara, y tras cuatro horas de contracciones y dolores, y de vomitar tres veces, seguía sangrando, mucho. De hecho, me tuvieron que romper mi ropa interior. Mi marido les dijo varias veces el antecedente de desprendimiento de placenta, pero insistían en que aquello era normal".

Poco después, Felisa se quejó de los dolores, "y entonces me dicen que me van a poner un calmante intramuscular en la espalda. Mi marido les pregunta si podría tener algún efecto en el bebé y nos dicen que no, que es sólo un analgésico. Resulta que eran un opiáceo y un neuroléptico que pueden tener efectos en el feto, pero no nos informaron. Las contracciones descendieron, pero no el sangrado".

Pasó así toda la noche y, ya al mediodía, la madre de Felisa avisó hasta cuatro veces a las enfermeras sobre la posibilidad del desprendimiento de placenta, pero no la escucharon. Cuando, finalmente, le pidieron a Felisa que se fuera (¡caminando!) a la sala de partos, lo hizo dejando un reguero de sangre a su paso y viéndose obligada a parar hasta tres veces.

De repente, el ritmo cardíaco del bebé descendió de forma drástica, tal como indicaban los monitores. Al llegar el enfermero, dijo que debía ser un problema de los cables, los movió y se excusó que debía ser aquello lo que daba datos erróneos. Sin embargo, al pasar un minuto, el ritmo cardíaco volvió a descender drásticamente.

El bebé no lloró al nacer y se lo llevaron sin que su madre pudiera verlo

Ante la gravedad de la situación, le dicen a Felisa que van a hacerle una cesárea porque hay sufrimiento fetal. Le sacaron el bebé hacia las 16:15 horas y entonces vivió el peor de los momentos, el más terrible y el que más nos cuesta más de explicar: el bebé no lloró al nacer y se lo tuvieron que llevar corriendo. Felisa ni tan siquiera lo vio. Se pasó cinco horas en reanimación preguntando por el bebé y nadie le decía nada.

Aquella noche, cuando Felisa ya estaba en piso, el equipo de médicos le comunicó que el bebé había sufrido una falta de oxígeno severa y que le habían trasladado a Córdoba. Le reiteraron que no ha habido sufrido ningún desprendimiento de placenta. Al día siguiente, Felisa fue trasladada al Hospital de Córdoba, donde se le informó de que el bebé había ingresado prácticamente muerto, sin actividad neurológica, fruto todo de "un desprendimiento de placenta severo y de largo tiempo".

Cuando Felisa y su marido volvieron al hospital, para pedir explicaciones, les negaron el asunto de la placenta y les derivaron con asistencia psicológica. Al pedir el historial clínico, se dieron cuenta de que estaba prácticamente sin llenar. En él no aparecía el dato, más que significativo, de que Felisa estuvo sangrando desde que ingresó en el hospital. Y así, su caso quedó archivado para el hospital, pero Felisa y su marido quedarán marcados de por vida por la muerte de su bebé y por la negligencia médica que vivieron, lamentable, gravísima y, lo más alarmante de todo, que se hubiera podido evitar.

Nos hierve la sangre ante injusticias tan grandes como la vivida por estos papás... Errores, maltrato...¡Qué impotencia! ¡Basta ya de violencia obstétrica y negligencias médicas! Mandamos un fuerte abrazo a Felisa y su familia y les agradecemos que hayan dado a conocer su historia, pues es importante que la sociedad sea consciente de lo que ocurre, una realidad que demasiado a menudo se nos oculta.

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¿Te parece que cada vez hay más casos de negligencias médicas durante los partos? ¡Déjanos tu comentario!

REDACTORA MI BEBÉ Y YO. Coordinadora de la sección Mujer Hoy, y experta en embarazo, bebés y niños.

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