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Siesta del niño: ¿cómo debe ser?
El hábito de la siesta o una hora de relajación al día son fundamentales para el desarrollo y el crecimiento del niño. Veamos cómo debe ser la siesta infantil y cuánto debe durar.
En los niños, la hora de la siesta es muy importante. En general, hasta los tres años, el niño siente la necesidad de dormir la siesta, y duerme una o dos horas por la tarde. Pasada esta edad, algunos pequeños renuncian inmediatamente y otros siguen necesitando dormir una siesta hasta los seis años. Sin embargo, aunque no duerma, una vez al día, es aconsejable que el niño permanezca en su cama o en un sitio cómodo, donde pueda recostarse un rato y jugar de forma tranquila. Para lograr que el hábito del descanso forme parte de la rutina diaria del niño, es importante crear una atmósfera que lo facilite y que consiga que tanto su cuerpo como su mente descansen.
¿Cuánto debe durar la siesta?
Habitualmente, el niño se autorregula y, si la siesta se alarga, es porque necesita recuperar energías. Sin embargo, si piensas que la prolongación del sueño diurno supondrá problemas a la hora de acostarse por la noche, despiértale, sobre todo, si son más de las cinco de la tarde. Eso sí, despiértale con mucha delicadeza, ya que podría estar en una fase de sueño profundo y reaccionar con irritación. Una forma adecuada y tranquila de despertarlo puede ser abrir la puerta de su habitación e ir dejando que le vayan entrando los ruidos de la casa en la habitación. De esta forma, poco a poco irá escuchando ruidos y despertando de forma progresiva.