Te puede interesar…
- Mi bebé y yo
- Niños más inteligentes
- Educación infantil
- Montessori: 7 juegos para jugar con papá
Montessori: 7 juegos para jugar con papá
Son muchos los papás que dedican tiempo a jugar con sus hijos, incluso aunque sean muy pequeños. Pero, ¿cómo y a qué juegan? Te proponemos los 7 mejores juegos Montessori, que son una gran fuente de inspiración.
Son muchos los casos en los que los papás temen no tener suficiente imaginación para jugar con sus hijos. Sin embargo, en realidad, para jugar con los pequeños no hace falta tener ideas ingeniosas: basta con escucharlos, adentrarse en su mundo, hacer de intermediarios entre ellos y el entorno… ¡y todo ya sale de forma natural!
Utilizado en miles de escuelas de todo el mundo, el método Montessori se basa en un principio revolucionario, pero muy sencillo. El niño, por sí mismo, ya cuenta con todos los recursos para crecer, y el adulto solo tiene que estimularlo y acompañarlo en su desarrollo. Para ello, basta con utilizar para jugar materiales sencillos, que permitan al pequeño jugar. Y, juntos, conseguir que el niño sea independiente.
Estas actividades y juegos Montessori se pueden realizar fácilmente en casa y con objetos que seguro tienes a la mano.
1. La canasta de los tesoros (1 año)
En una canasta de mimbre, se colocan muchos objetos de uso cotidiano y de diferentes formas, colores, peso y materiales. La canasta se coloca en el espacio donde el niño suele jugar y… solo hay que esperar. El pequeño explorará la cesta y la vaciará. Es una forma de conocer cada objeto a través de sus manos, ojos y boca.
2. El juego de la canasta (2 años)
Se trata de una variante más compleja del juego anterior, ideal para proponer a niños en torno a los dos años, que tiene como objetivo afinar el sentido del tacto, no la visión. Coloca, por ejemplo, cinco pequeños rectángulos de tela rugosa en la canasta y cinco rectángulos de tela lisa. Deben ser del mismo tamaño y del mismo color. Si no encuentras telas adecuadas en casa, puedes utilizar rectángulos de papel de lija y rectángulos de papel normal.
Luego, sienta al pequeño frente a la cesta. Cuando los extraiga, debe colocar los rectángulos ásperos a su izquierda y los lisos, a su derecha. Los debe tocar uno a uno y decir si es “áspero” o “liso” cada vez que los coloque. Si es necesario, guía su manita para que los coloque a su izquierda y a su derecha. Es importante respetar la secuencia de izquierda a derecha, pues esto prepara al niño a leer.
Para acabar, el padre debe introducir de nuevo todos los rectángulos en la canasta, mezclarlos y dejar que esta vez sea el pequeño solo quien los pesque y los clasifique si son ásperos o rugosos.
3. El juego de las parejas de colores
Este juego ayuda a estimular la visión, el oído, el olfato y el gusto del niño. También se pueden utilizar rectángulos de tela o de papel para enseñar al pequeño a reconocer los colores.
Empezaremos por los colores primarios, como el amarillo, rojo y azul. El papá debe colocar las cartulinas o las telas en una fila horizontal y en otra vertical. Luego, le dice al niño que va a unir dos tarjetas del mismo color. Toma una tarjeta roja de la fila vertical y la coloca sobre otra tarjeta roja de la fila horizontal. Después, debe proponer al niño que siga él emparejando colores.
Cuando el pequeño ya haya asimilado estos colores, se puede pasar a los colores secundarios, que son el violeta, verde y naranja, y repetir la misma operación.
4. El juego de los sonidos
Para aprender a distinguir los sonidos, el niño puede comparar objetos que producen ruidos fuertes o débiles. Los utensilios de cocina son óptimos para este fin. Por ejemplo, el papá puede producir un ruido fuerte golpeando dos tapas de metal y un sonido débil haciendo lo mismo con dos tazas de plástico.
Los objetos que suenen fuerte deben colocarse después a la izquierda de la mesa. Los que hacen un ruido más débil, a la derecha. En medio, podemos colocar los que no suenan tan fuerte, pero tampoco tan débiles.
Hay un montón de materiales que “suenan” y vale la pena probarlos todos. Cristal, madera, cerámica, etc. ¡Es un juego que estamos seguros que encantará al pequeño!
5. El juego de los olores
Cuando se encuentren en la cocina, aquí también puede ser muy curioso descubrir los olores. Para ello, el papá puede colocar en distintos frascos alimentos con aromas diferentes. Por ejemplo: granos de café, cáscara de limón, hojas de menta o de albahaca, tabletas de chocolate, trocitos de queso, etc. Después, puede pedir al pequeño que cierre los ojos y acercarle el frasco para que lo huela.
Hay dos posibles variantes: a los niños más pequeños se les pide que clasifiquen los olores en “buenos” o “malos”. Naturalmente, según sus preferencias. Los más mayorcitos tendrán que adivinar qué alimento hay en cada frasco.
6. El juego de los sabores
También hay juegos para los más peques, que estimulan su sentido del gusto y que pueden hacer con los ojos cerrados. Papá coloca un plato pequeño con comida salada, otro, con comida amarga y otro, con algo dulce. Por ejemplo, una papa frita, una rodaja de limón y un trozo de chocolate. Luego, el papá ofrece el alimento al pequeño, que éste debe lamer y le pide que diga qué sabor tiene.
El pequeño colocará los alimentos salados en la parte izquierda de la mesa, los dulces, en la parte contraria, a la derecha, y los ácidos, en medio.
7. Desatornillar y atornillar
Para desarrollar la motricidad fina del pequeño, muchos papás estarán encantados de sacar de la caja de herramientas tornillos y pernos de distintos tamaños, y colocarlos sobre una superficie de trabajo por orden de tamaño.
El juego consiste en atornillar y desatornillar los pares correspondientes. Después de que el papá haga este juego delante del niño, debe dejarle a él que haga solo la misma operación.
Tres consejos para el papá
Estos son los tres consejos que el papá debe tener en cuenta a la hora de practicar estos juegos Montessori con su hijo:
- El papel del papá es el de facilitar las cosas, no es de profesor. Por tanto, es el que pone a disposición del pequeño los materiales para jugar y el que después observa con discreción el juego, interviniendo solo si el niño lo pide.
- Lo importante no es que el niño juegue como “hay que jugar”. Lo que importa es que el pequeño consiga jugar solo, de la manera que él elija. Por lo tanto, se deben evitar frases del tipo: “se hace así” o "no, te estás equivocando”.
- Para el niño jugar es un tema muy serio. Es su “obra”, su manera de descubrir el mundo. Observa lo que tu hijo hace con los objetos que le ofreces. ¡Probablemente, te sorprenderá!.