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Cuidados de la piel en el embarazo: la experta informa
Durante la gestación, se producen diversas alteraciones en el sistema endocrino, vascular e inmune, que pueden producir algunos cambios fisiológicos en la piel, las uñas y el pelo. ¿Cómo combatirlos?
Cloasma gestacional
Uno de los cambios más evidentes y frecuentes durante el embarazo es la tendencia al oscurecimiento de la piel. Esta pigmentación se suele localizar y ser más evidente en la línea alba, las areolas y los genitales externos.
También es frecuente la aparición del llamado cloasma gravídico, que consiste en la instauración de manchas marrones en la cara, sobre los pómulos, el mentón, la frente y el labio superior.
El cloasma es un problema estético que afecta a muchas mujeres y que se puede tratar con tratamientos despigmentantes eficaces después del parto y la lactancia.
Para minimizar el empeoramiento de estas manchas en la mujer embarazada durante el verano, es importante recurrir a una fotoprotección muy alta (FPS 50) cada vez que se salga de casa. También es muy adecuado utilizar medidas de barrera, como el uso de sombrero y lentes de sol.
Estrías
Estas lesiones del tejido conjuntivo aparecen en muchas mujeres durante la gestación y se localizan, sobre todo, en el abdomen y las mamas.
Las estrías se pueden prevenir evitando subidas bruscas de peso, hidratando correctamente la piel y aplicando cremas aptas y específicas para tratar este problema. Es importante empezar con estos cuidados desde las etapas iniciales del embarazo, ya que, cuando estas lesiones están instauradas, son muy difíciles de eliminar por completo.
Várices y edemas
En este período, también se produce un aumento de la vascularización, que se traduce en la aparición de várices, edemas (aumento del volumen, sobre todo, en las extremidades inferiores), angiomas o puntos rubí y arañas vasculares (también llamadas telangiectasias), que suelen mejorar después del parto.
Algunas de estas lesiones se pueden tratar posteriormente con láser por el especialista en dermatología.
Fibromas
Muchas embarazadas acuden a la consulta por la aparición de fibromas blandos o acrocordones. Se trata de pequeñas lesiones pediculadas del color de la piel normal localizadas en las axilas, el cuello y la región submamaria.
Aunque se trata de lesiones benignas que pueden desaparecer después del parto, si persisten o dan problemas, tienen fácil tratamiento por parte del especialista en dermatología tras el embarazo y la lactancia.
Lunares
Es altamente recomendable que las mujeres embarazadas informen con inmediatez al médico especialista en dermatología sobre cambios en sus lunares (en la forma, en la coloración, en el crecimiento, etc.), o la aparición de lesiones pigmentadas nuevas. Y es que el cáncer cutáneo también puede aparecer durante el embarazo.
Cabello y uñas
A pesar de que, durante la gestación, el pelo suele aumentar su fuerza y su densidad, en algunas mujeres, se produce una caída brusca y muy llamativa en el puerperio, que es motivo frecuente de consulta dermatológica, ya que puede llegar a causar preocupación.
Las uñas, en cambio, presentan un aumento de fragilidad durante la gestación.
En resumen...
La mujer embarazada debe reconocer estos cambios e intentar proteger y cuidar adecuadamente su piel con productos y técnicas compatibles con el embarazo.
Cualquier lesión nueva que aparezca durante la gestación, o cualquier modificación en lesiones ya existentes, debe ser evaluada de manera precoz por el especialista en dermatología.
Aunque el arsenal terapéutico es limitado durante la gestación, se pueden realizar medidas muy eficaces para la prevención de muchos de los problemas cutáneos que se asocian al embarazo.
Dra. Laura Francés
Dermatóloga de Quirónsalud Alicante