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Conchi García, más conocida en redes sociales como @mama_y_nutricionista, es autora de los libros De la leche al bocadillo, una guía muy completa de Baby-Led Weaning, y Vamos al mercado, un libro para peques, perfecto para acompañarlos en el inicio de la alimentación complementaria.
Ella responde las dudas y las preguntas que papá y mamá tienen sobre el inicio de la alimentación complementaria y ofrece consejos prácticos que ayudan en este proceso, con el propósito de que la hora de la comida sea un momento agradable y feliz para toda la familia.
Conchi nos explica las diferencias que hay entre la alimentación complementaria tradicional y el Baby-Led Weaning, una nueva tendencia en la que el niño come trocitos, en lugar de papillas, y se autorregula solo. ¡Descubre ésta y muchas otras ideas súper interesantes sobre la alimentación del bebé!
(Te interesa: Alimentación en bebés y niños, la nutrióloga responde a tus dudas)
En primer lugar, damos por hecho que la alimentación tradicional se basa sólo en papillas, a cucharadas, con un orden pautado, etc. Pero esto no es así; este tipo de alimentación es relativamente moderno, y no es el que se ha utilizado en la mayor parte de la historia de la humanidad.
De hecho, la alimentación a base de papillas surge de la necesidad de incorporar una dieta de transición rápida, muy adelantada, incluso a los tres o cuatro meses, debido la incorporación de las madres al mundo laboral y la consiguiente imposibilidad de alimentar a sus bebés por medio de la lactancia durante más tiempo, que sería lo ideal.
Actualmente, la recomendación de la OMS es que los bebés inicien la alimentación complementaria alrededor de los seis meses, cuando sus habilidades motrices ya están más desarrolladas y ya pueden alimentarse con trozos de alimentos blanditos.
Hoy en día, no existe un orden específico para la incorporación de alimentos en la dieta del bebé: lo ideal es ir incorporando los diferentes grupos de alimentos: cereales con o sin gluten, frutas y verduras, carne, huevos, etc. en función de las costumbres familiares, dando ejemplo y comiendo en familia.
La familia y sus costumbres alimentarias marcan el orden y la modalidad de introducción de alimentos, a través del ejemplo. Así, el bebé descubre los alimentos que come la familia y va a ir aprendiendo.
En términos generales, sí. Pero tanto si la familia opta por una alimentación a base de papillas como si optan por el BLW (que no solo es dar “trocitos”, aunque sí es lo más característico), no existe un orden de incorporación de los alimentos.
Ambos métodos son válidos y la decisión depende de las preferencias de la familia. Lo más importante es que la alimentación se ofrezca de una manera respetuosa, en un ambiente relajado, sin interferencias, disfrutando y sin sufrimiento.
Asimismo, hay alternativas para introducir las papillas de manera respetuosa: sin licuarlos o diluirlos en exceso, aplastándolos con un tenedor, triturando los alimentos por separado en lugar de mezclados en un puré, para que el pequeño aprenda a distinguir los diferentes sabores y texturas…
Por supuesto, siempre hay que respetar las señales de hambre y saciedad: nada de jugar al avioncito, darle forzosamente otra cucharadita, etc. El bebé, cuando ya está saciado, muestra claras señales (aparta con la manita, voltea la cabeza…), y nunca debemos insistir para que coma más.
El Baby-Led Weaning es un tipo de alimentación respetuosa que permite al bebé alimentarse solito, con sus propias manos, llevándose la comida a la boca.
Deja de comer cuando ya no tiene hambre. Es decir, autorregula su alimentación. Esto es un gran beneficio respecto a la alimentación exclusivamente molida, en la que es pasivo y no activo. El pequeño es quien controla.
Cada comida se convierte en una experiencia muy agradable y divertida para el bebé, que favorece el aprendizaje. Se promueve una buena relación con los alimentos y la comida desde pequeñitos porque el enfoque es muy positivo. Éstas son las ventajas:
Sí, de hecho, no solo se ha visto que tienen mejor aceptación de los alimentos, sino que disfrutan más de la comida y la alimentación, incluso a largo plazo.
La edad de inicio recomendada es la misma para todos los bebés, independientemente de su forma de alimentación. Pero esto no significa que a los seis meses exactos haya que darle un pedazo de plátano.
La recomendación de la OMS es incorporar alimentos alrededor de los seis meses, pero antes que guiarnos por una edad específica, hay que valorar diferentes señales. ¿En qué nos podemos fijar? Conchi García indica lo siguiente:
Sí, tanto si vamos a hacer BLW (Baby-Led Weaning) o no, es muy importante informarnos bien sobre la alimentación complementaria y la alimentación saludable en general.
Los padres tenemos la responsabilidad de ofrecer alimentos saludables, en una cantidad suficiente y en un lugar adecuado; y los bebés son los responsables de decidir qué y cuánto comer entre esa selección de alimentos saludables.
Sí, los bebés, como el resto de los seres vivos, nacen con la capacidad de regular su alimentación en función de sus necesidades.
Siempre hay que respetar su apetito y nunca obligarlos a comer.
Existen muchas razones, pero también puede ser que nosotros tengamos la percepción de que comen menos de lo que deberían.
A partir del año, los niños crecen a un ritmo más lento y adaptan su apetito, comiendo menos. La novedad y la curiosidad también remiten a esa edad.
La aversión hacia todas las verduras, por ejemplo, empieza a remitir a partir de los 6-7 años (pasan por una etapa de dejar de querer alimentos que les gustaban de más pequeños y luego los vuelven a aceptar).
Sobre todo, debemos tener mucha paciencia y evitar pensar que el rechazo es hacia los padres, sintiendo frustración si nos esforzamos preparando su comida para que después la rechace.
De hecho, recomiendo realizar un curso de primeros auxilios independientemente del BLW. Es muy importante saber cómo actuar ante un atragantamiento.
Es normal tener este miedo de atragantamiento con el BLW (Baby-Led Weaning) porque hemos interiorizado durante décadas que los bebés inician la alimentación complementaria con papillas.
Los estudios indican que hay exactamente el mismo riesgo de atragantamiento entre los dos tipos de alimentación. Lo importante es evitar los alimentos con riesgo de atragantamiento, no exponerlos en la mesa con el resto de los alimentos.
Las dietas vegetarianas y veganas, bien planificadas y con asesoramiento, son compatibles con las necesidades nutricionales de los niños.
Sin embargo, las dietas restrictivas que eliminan grupos completos de alimentos, como la dieta keto, no son en absoluto recomendables.
Que disfruten mucho de esta etapa de incorporación de nuevos alimentos, porque es una etapa única: ver cómo nuestro bebé experimenta, cómo aprende día tras día, se ensucia, juega… ¡Es una experiencia increíble que toda la familia debería disfrutar sin agobiarse!
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