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La conducta del hijo puede verse influenciada por la exposición de la embarazada al tabaco y al tráfico
Así lo afirma un estudio reciente, que concluye que la contaminación del aire de las casas y una dieta poco saludable se asocian con más problemas de conducta en la infancia. En cambio, dormir más y comer bien mejoran el comportamiento. ¡Te lo explicamos!
La exposición de la embarazada al humo generado por el tabaco o por la contaminación del tráfico durante la gestación pueden influir en el desarrollo de la conducta durante la primera infancia. Así lo concluye un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
El estudio, que se centró en investigar el impacto que pueden tener las exposiciones ambientales en la etapa prenatal y postnatal en relación con el comportamiento infantil, también afirma que dormir más, seguir una dieta saludable y reforzar los vínculos de hijos con los padres ayuda a mejorar el comportamiento de los niños de entre 6 y 12 años.
Dormir bien, comer sano y relacionarse, factores clave para un buen desarrollo
Actualmente, todavía se desconocen las causas que originan los problemas de conducta en niños, pero sí se sabe que el componente genético implicado en los trastornos de conducta interactúa con múltiples exposiciones sociales y físicas. Y este tipo de exposiciones son especialmente sensibles durante los períodos del embarazo y de la infancia.
Para realizar el estudio, los investigadores hicieron un seguimiento de 1,287 niños y niñas de entre 6 y 11 años. Según los resultados, durante el embarazo, el tabaquismo y el tráfico fueron los factores que mostraron asociaciones más fuertes con los problemas de conducta en la primera infancia. También una alta exposición al plomo y al cobre, la contaminación del aire interior de las casas y una dieta poco saludable se asociaron con más problemas conductuales.
En cambio, los investigadores observaron que los niños que duermen más, comen bien y tienen más contacto social a través de las relaciones familiares y sociales de los padres, presentan menos problemas de retracción (por ejemplo, no hablar), de somatización (dolores de cabeza) y de ansiedad o depresión (nervios).
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¿Padece tu peque algún trastorno de conducta? De ser así, ¿cómo te diste cuenta o cómo se lo diagnosticaron? Tu aportación puede ayudar a otras mamás en tu misma situación. ¡Déjanos tu comentario!