Qué es la epidural y cuándo se pone

La epidural es un tipo de anestesia que ayuda a soportar mejor el dolor del parto y hace que la mamá se sienta más tranquila y relajada.

Su administración es bastante sencilla. El anestesista, mediante una aguja larga, introduce un fino catéter en la zona lumbar de la espalda hasta alcanzar, en la columna, la zona por donde pasan las fibras nerviosas que transmiten el dolor y que, de esta forma, se adormecen. La introducción del catéter es indolora, porque se practica recurriendo a una ligera anestesia local.

A través de este catéter, se inyectan los fármacos analgésicos y anestésicos locales, que son inocuos tanto para la salud de la madre como para la del niño, que hacen su efecto en unos 15-20 minutos. El catéter debe permanecer dentro de la columna, con el fin de poder administrar otras dosis en caso de ser necesario.

La epidural es un analgésico de baja dosificación, que no modifica la sensibilidad del suelo pélvico. De modo que las mamás deben pujar del mismo modo que en un parto natural, es decir, cuando advierten el estímulo. Las mujeres a las que se practica la epidural no son anestesiadas. Las mujeres continúan moviéndose y adoptando todas las posiciones “fisiológicas” que agilizan el descenso del niño. La mamá mantiene una cierta sensibilidad, que le permite participar activamente en el proceso de expulsión.

El efecto analgésico de la epidural puede prolongarse tanto tiempo como se desee, pues basta con administrar de una manera continuada los fármacos, por medio del catéter, para obtener una analgesia constante.

Por regla general, la epidural suele suspenderse durante la fase expulsiva del parto, para que la madre pueda pujar de una forma más eficiente, pero puede utilizarse hasta el momento de nacer el pequeño, si se advierte que los empujones dados por la madre no pierden intensidad. De todas maneras, aunque se suspenda la administración de fármacos, el efecto de la epidural se prolonga parcialmente durante la fase de expulsión, por lo que esta resulta algo menos dolorosa.

¿Cuándo se pone la epidural?

Para que funcione bien, la epidural debe efectuarse en un momento preciso del parto. Este momento es cuando se tiene la seguridad de que la dilatación del cuello del útero ha comenzado y ha alcanzado los dos o tres centímetros, y cuando la cabeza del niño ya está “confrontada”, es decir, la barbilla ya se apoya en el cuello.

Por lo tanto, es muy importante que la epidural se ponga únicamente cuando la dilatación del cuello del útero ha alcanzado los dos o tres centímetros.

¿La epidural es buena o mala?

Depende de cuándo y cómo decidas ponértela. La anestesia epidural puede ser muy beneficiosa durante el parto, pero, a veces, puede influir negativamente.

• La epidural es muy beneficiosa cuando el cérvix (también llamado cuello del útero) es favorable y cuando la mujer tensa mucho el cuerpo durante las contracciones, lo que imposibilita que el cérvix se relaje.
• La epidural resulta perjudicial cuando se utiliza con un cérvix desfavorable. Es decir, cuando el cuello del útero todavía no está dilatado o la dilatación es de uno o dos centímetros, pero los aspectos del cérvix que valoramos son desfavorables.

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