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Bebés prematuros: el parto
Todo sobre los niños que nacen prematuros: el parto, los cuidados y la recuperación, dentro y fuera del hospital.
Las causas que determinan un parto prematuro son diversas: pueden deberse a graves enfermedades de la mamá, a infecciones del aparato urogenital o a la separación de la placenta. En cualquier caso, siempre se intenta, en la medida de lo posible, paralizar el parto para favorecer la maduración del niño. Por este motivo, excepto si el niño no está sufriendo, se suelen administrar a la mamá fármacos que frenan las contracciones del útero y se tiende, aunque se deba proceder urgentemente a un parto inducido o por cesárea, a prolongar lo más posible el embarazo, administrando a la futura mamá fármacos específicos al menos 48 horas antes del nacimiento.
Estos fármacos están elaborados a base de hormonas, que ayudan al organismo del niño a madurar y que activan genes capaces de producir sustancias muy importantes para las funciones vitales, sin crear efectos secundarios: consiguen duplicar las posibilidades de supervivencia de los niños prematuros, porque estimulan el desarrollo de los pulmones y del aparato gastrointestinal, al tiempo que mejoran la circulación de la sangre a nivel cerebral, previenen las hemorragias endocraneales (en la cabeza) y las complicaciones en las conexiones neurológicas.
Por desgracia, no siempre se tiene la posibilidad de proporcionar a la mamá y al bebé estas valiosas hormonas, puesto que se dan muchos casos de partos prematuros que llegan a la clínica o al hospital en fase muy avanzada y en los cuales, por falta de tiempo, resulta imposible la administración de estos fármacos. Los partos anticipados de causa desconocida suelen atribuirse a infecciones que parten de la vagina y que afectan al líquido amniótico, provocando la ruptura de la fuente. Por esta razón, es importante que la futura mamá siga todos los controles ginecológicos previstos.