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Criar desde el miedo puede generar ansiedad y limitar la autonomía de los niños. Frases como “¡Te vas a caer!” o “¡Eso es peligroso!” generan alerta inmediata, pero no les enseñan a tomar decisiones informadas. Una crianza basada en la confianza y la explicación fortalece la inteligencia emocional y la capacidad de resolución de problemas.
La neurolingüística es el estudio de cómo las palabras influyen en el comportamiento y el aprendizaje. En la crianza, esto significa elegir frases que guíen a los peques de manera positiva y clara, ayudándoles a comprender el peligro sin generar miedo innecesario.
Evita frases ambiguas o alarmantes. Por ejemplo, si tu peque quiere tocar un enchufe, puedes decir: “Eso puede darte una descarga eléctrica y lastimarte. Vamos a buscar algo seguro para jugar.”
Si identificas un riesgo, proporciona una opción que sea segura. Por ejemplo: “No puedes subir ahí porque es muy alto, pero aquí hay un escalón donde puedes practicar.”
Cuando niñas y niños enfrentan una situación riesgosa, reconocer sus sentimientos los ayuda a procesar la experiencia. Frases como: “Sé que quieres explorar, pero déjame mostrarte cómo hacerlo de forma segura” fortalecen su confianza.
Los peques aprenden observando. Si te mantienes calmado frente a situaciones difíciles y explicas tus acciones, ellos seguirán tu ejemplo.
Anima a tus hijos a analizar situaciones. Preguntas como: “¿Qué crees que podría pasar si lo haces de esta forma?” los motivan a reflexionar.
Elogia sus esfuerzos y decisiones acertadas. Decir: “Lo hiciste muy bien al detenerte y pensar antes de actuar” refuerza su autoestima.
Educar sin partir del miedo no significa ignorar los riesgos, sino ayudar a los peques a entenderlos de forma positiva. Usar un lenguaje claro, ofrecer alternativas y fomentar la reflexión les da herramientas para enfrentar el mundo con seguridad. Criar desde la confianza es un regalo que dura toda la vida.
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