Celiaquía en el embarazo y en el bebé
¿La intolerancia al gluten, o celiaquía, supone riesgos específicos para la futura mamá y para el bebé que está por nacer? ¿Hay algún modo de reducir las probabilidades de que la mujer transmita esta intolerancia a su bebé? Todo sobre la celiaquía, en este artículo.
- Causas de la celiaquía
- Síntomas de la celiaquía
- Tratamiento de la celiaquía
- Cómo afecta la celiaquía al embarazo
- Qué medidas hay que tomar en caso de celiaquía
- Diagnóstico de la celiaquía
- Síntomas de la celiaquía en el bebé
- Causas de la celiaquía en bebés
- Qué pruebas se practican
- Cómo afrontar la celiaquía en el bebé
Hay alrededor de veinte mil nuevos diagnósticos de enfermedad celíaca realizados cada año y la cifra sigue en aumento. El problema afecta en su mayoría a niños y jóvenes, y son numerosas las mujeres en edad fértil que se encuentran con que tienen que conciliar el problema de la celiaquía con la búsqueda de un embarazo.
¿Comporta la celiaquía, o intolerancia al gluten, riesgos específicos para las futuras mamás y para los bebés no natos? ¿La celiaquía requiere análisis, controles adicionales y tratamientos? ¿La celiaquía es hereditaria? ¿Hay algún modo de reducir las probabilidades de que la mujer transmita esta intolerancia a su bebé?
Causas de la celiaquía
Más que una enfermedad, la celiaquía es una condición. Por ello, una vez se elimina el gluten de la dieta, origen de todas las molestias que sufre la persona celíaca, su estado de salud es igual al de cualquier persona no celíaca.
- Los orígenes de la celiaquía son en gran parte hereditarios: los hijos de padres celíacos corren un riesgo elevado, estimado en torno al 10%, de manifestar a su vez intolerancia al gluten. Sin embargo, lo que se hereda es sólo la predisposición genética a la celiaquía.
- Otros factores, todavía poco conocidos, contribuyen a la aparición del problema. Lo demuestra el hecho de que un gran número de personas con celiaquía manifiesta los primeros síntomas en edad adulta, a veces incluso en edad avanzada, después de haber pasado su vida entera consumiendo gluten sin efectos nocivos.
Síntomas de la celiaquía
En contacto con la mucosa intestinal de una persona celíaca, el gluten, o mejor dicho, uno de sus componentes, llamado gliadina, estimula una reacción inadecuada de los linfocitos T, células del sistema inmunitario, que a su vez liberan moléculas con acción inflamatoria. A largo plazo, el proceso inflamatorio daña las vellosidades intestinales.
- La primera consecuencia de la celiaquía es la malabsorción, es decir, la funcionalidad reducida de la mucosa intestinal, que no es capaz de absorber como debería las sustancias nutritivas contenidas en los alimentos.
- La malabsorción de calcio y hierro se traduce en un aumento del riesgo de osteoporosis y de anemia.
- En los casos más serios, la funcionalidad reducida del intestino se manifiesta con una progresiva pérdida de peso, diarrea y dolores abdominales.
- Con el paso del tiempo, si la celiaquía no se diagnostica y el gluten no se elimina completamente de la dieta, los daños a la mucosa intestinal pueden favorecer la aparición de tumores.
Tratamiento de la celiaquía
- Al día de hoy, no existe un tratamiento para la celiaquía, en el sentido de que no existe un fármaco que elimine la intolerancia al gluten. Las personas celíacas lo son durante toda la vida.
- Sin embargo, para anular los efectos negativos de la intolerancia, es suficiente con adoptar una dieta sin gluten. En breve tiempo, los daños a la mucosa intestinal se revierten y el órgano recupera su funcionalidad por completo.
Cómo afecta la celiaquía al embarazo
La celiaquía, de por sí, no influye de ninguna manera en la fertilidad y no comporta riesgos específicos durante el embarazo. Es la intolerancia no diagnosticada la que representa una amenaza para las mujeres celíacas que esperan un bebé. La malabsorción de sustancias nutritivas en el periodo anterior a la concepción y durante los meses de embarazo puede provocar peligrosas carencias de calcio, hierro y ácido fólico, con un aumento del riesgo de malformaciones del tubo neural, problemas en el desarrollo óseo del bebé y anemia.
Además, los hijos de mujeres con celiaquía que toman gluten durante el embarazo corren un riesgo mayor de nacimiento prematuro.
Por otra parte, un estudio realizado por investigadores del Policlínico Gemelli, en Italia, y publicado recientemente en el American Journal of Gastroenterology, ha puesto en evidencia que las mujeres con celiaquía, si no siguen una dieta estrictamente sin gluten, se enfrentan a un riesgo triplicado de aborto espontáneo en las primeras semanas del embarazo. Parece que la reacción inmunitaria estimulada por el contacto del gluten con la mucosa intestinal inhibe la capacidad del embrión de establecerse y anidar en las paredes del útero.
La única medida preventiva capaz de reducir el riesgo de aborto espontáneo a la media es eliminar cualquier traza de gluten de la dieta al menos seis meses antes de la concepción, con el fin de anular la presencia de anticuerpos anómalos en el torrente sanguíneo.
Qué medidas hay que tomar en caso de celiaquía
Así pues, es importante que las mujeres que están intentando quedarse embarazadas y sospechan que sufren celiaquía, o que tienen parientes de primer grado que son celíacos, hablen del tema con su médico de cabecera y se dirijan a un centro especializado en el diagnóstico de la celiaquía.
En caso de resultado positivo, siguiendo meticulosamente una dieta sin gluten, no corren ningún riesgo en particular y no necesitan, durante el embarazo, controles suplementarios o tratamientos farmacológicos.
Si el diagnóstico se produce con el embarazo ya iniciado, le corresponde al médico la tarea de controlar si la malabsorción ha producido carencias de hierro o calcio y, si es necesario, prescribir suplementos de estos minerales. Lo mismo vale si la celiaquía se diagnostica después del parto, en el puerperio o durante la lactancia.
Al tratarse de una condición con un fuerte componente hereditario, la celiaquía puede ser transmitida de la madre al hijo como parte de su herencia genética. Para el pequeño, el riesgo de desarrollar la celiaquía a lo largo de su vida es del 10%. De momento, no han sido identificados con certeza comportamientos o precauciones a tener durante el embarazo o tras el nacimiento del bebé para reducir el riesgo de que también desarrolle una intolerancia al gluten. Se cree que retrasar lo más posible la exposición del bebé al gluten puede tener un efecto protector, pero los estudios al respecto todavía no han dado resultados definitivos.
Diagnóstico de la celiaquía
¿A qué se debe el aumento de los nuevos diagnósticos de celiaquía en los últimos años? ¿Realmente los casos de intolerancia al gluten están aumentando en la población? En una pequeña parte parece que así es, por razones que todavía no han sido aclaradas.
En gran parte, sin embargo, el aumento de los nuevos diagnósticos de celiaquía es debido al mayor conocimiento de esta condición y al hecho de que hoy en día un número creciente de personas presta atención a los síntomas de la celiaquía y se dirige al médico para hacerse pruebas.
Para diagnosticar la celiaquía, es necesario someterse a un protocolo muy preciso, que incluye un análisis de sangre, una endoscopia digestiva alta y una biopsia de la mucosa intestinal, que se debe efectuar en un hospital especializado y acreditado.
Síntomas de la celiaquía en el bebé
Cuando se trata de un niño pequeño, este trastorno suele presentarse una vez iniciado el destete. Sucede tras un período más o menos largo de la introducción de los primeros cereales con gluten en el dieta del niño (papillas, galletas, sopas). Pero también puede aparecer más tarde, en la edad adulta.
Durante la edad pediátrica, la enfermedad suele iniciarse con una insistente inapetencia: el pequeño deja de comer y, por tanto, no crece. En muchos casos, también tiene diarrea o vómitos y no asimila los alimentos. También está irritable o apático.
Algunas veces, la celiaquía se manifiesta más adelante. En este caso, los síntomas se presentan gradualmente. Éstos pueden limitarse al cansancio, escaso crecimiento, adegazamiento, dolor de estómago e hinchazón de las piernas. En algunos casos, también pueden aparecer vómitos y diarrea.
Causas de la celiaquía en bebés
- La ingestión de alimentos con gluten provoca a los celíacos lesiones en la mucosa intestinal. Con el paso del tiempo, las vellosidades intestinales, pequeñas protuberancias filiformes que garantizan la asimilación del alimentos, se aplanan y se capacidad de absorción de los nutrientes disminuye notablemente.
- Todavía no se conoce de forma clara la razón por la cual esto sucede. Sin embargo, se piensa que el sistema inmunitario reacciona al gluten como si fuera una sustancia extraña.
- Según algunos, el abandono precoz de la lactancia materna, antes del cuarto mes, favorecería la celiaquía.
- Se considera también que la alergia a la leche pueda estar relacionada con esta dolencia.
- Por otro lado, la celiaquía acostumbra a ser hereditaria. Entre los parientes de primer grado se presenta en un 7% de los casos.
Qué pruebas se practican
- Historia clínica: es decir, estudio de síntomas y signos que el niño presenta y que son compatibles con la enfermedad celíaca.
- Determinación de anticuerpos antigliadina, antireticulina, antiendomisio y antitrasglutaminasa. En caso de ser positivos, se procede a realizar una biopsia intestinal.
- Biopsia: mediante endoscopia o con la cápsula de Crosby, se obtiene una pequeñísima porción de mucosa del intestino, que demuestra la existencia o no del daño intestinal.
Cómo afrontar la celiaquía en el bebé
- Todas las comidas que contengan gluten, como harina, sémola, copos de cereales u otros productos con trigo, deben eliminarse de la dieta. Lo mismo que la cebada, la avena y el centeno. Estos productos están presentes en muchas comidas envasadas. Por ejemplo, en salsas o carne y pescado empanizados. Por tanto, es muy importante leer atentamente las etiquetas antes de dar cualquier alimento al niño.
- Debe eliminarse de la alimentación del niño cualquier producto en cuya etiqueta aparezcan las palabras gluten, harina, almidón de trigo, salvado, germen de trigo y sémola.
- Tal vez, durante un cierto tiempo, es necesario eliminar también la leche de vaca.
- Sin embargo, sí se puede consumir trigo sarraceno, tapioca, quinoa y amaranto en grano y harina.
- Si vamos a algún restaurante, deben evitarse los platos que contengan salsas. Y es que, a menudo, éstas se espesan con harina (también la salsa de soya). Tampoco hay que pedir fritos (se pueden haber freído con el mismo aceite otros alimentos con gluten), e incluso carne a la parrilla si está empanizada.
- En cuanto a los quesos y derivados, la mantequilla, el queso fundido, el queso para untar y los postres de queso, pueden llevar productos para espesar, gelatinas y aromas que contengan gluten.
- Los yogures de fruta cremosos, de cereales, con galletas, con sabores, etc. pueden contener espesantes con gluten. En cambio, se puede tomar yogur natural, normal o desnatado.
- Incluso hay alimentos de los que no se podría sospechar que contienen gluten y que pueden llevarlo. Éste es el caso de la mozzarella hecha con leche en polvo en lugar de con leche fresca.
- En cuanto a los quesos, son seguros los blandos (requesón, de cabra, feta), los semisecos y los secos, como el parmesano. También lo son los de corteza enmohecida (camembert, brie) o los que tienen hierbas.
Dr. Joaquín Grande Gómez. Especialista en Ginecología y Obstetricia en grupo Virtus.