Púrpura trombocitopénica idiopática, ¿qué son esas petequias?
La púrpura trombocitopénica idiopática es un trastorno poco frecuente y bastante desconocido. Pero ¿en qué consiste exactamente? ¿Cuáles son sus causas? ¿Existen tratamientos? ¿Qué son las petequias? ¡Te ofrecemos una guía práctica!
En primer lugar, antes de explicar con detalle en qué consiste esta enfermedad, merecería la pena definir estos tres conceptos. Se entiende como púrpura la aparición de petequias, manchitas más o menos pequeñas de color violáceo (como pequeños cardenales), en la piel y en las mucosas. Se denomina trombocitopenia a la disminución del número de plaquetas en la sangre. Idiopática quiere decir que la causa es aún desconocida.
Cuáles son sus síntomas
- En los niños, la sintomatología puede comenzar después de padecer una infección viral, no obligatoriamente importante. Ya sea a causa de esa infección o por otro motivo, el organismo (el bazo) comienza a fabricar anticuerpos contra las propias plaquetas, a las que no reconoce como propias, y las destruye.
- Los pacientes que padecen la enfermedad pueden no presentar ningún síntoma, o bien pueden tener hemorragias cutáneas persistentes, sobre todo en las zonas más sometidas a traumatismos. También pueden sangrar las mucosas (nariz, por ejemplo), si bien lo más frecuente es la presencia de petequias.
Qué son las petequias
Las petequias son manchitas puntiformes que aparecen en la piel. El color va del rojo vivo al violáceo (púrpura), que después adopta un color azulado o amarillento. Las petequias también se llaman "manchas hemorrágicas", porque están causadas por una acumulación de sangre en las capas más internas de la piel. Cuando se oprimen con la mano, no desaparecen.
Las petequias o manchas hemorrágicas pueden estar causadas por un traumatismo, por el esfuerzo causado por la tos o por una defecación dificultosa, pero también pueden indicar un problema de coagulación de la sangre o de otra enfermedad, como en este caso.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico de la trombocitopenia se establece a través de la sintomatología y de un análisis de sangre tan simple como es el recuento de células, en el que se aprecia una disminución, más o menos acusada, del número de plaquetas (trombocitos).
De la cifra de plaquetas dependerá que los síntomas y presencia de petequias sean más o menos llamativos.
- Las pruebas de coagulación sanguínea son normales, con excepción del tiempo de hemorragia, que es más largo, precisamente porque, al tener menos plaquetas en la sangre, no se forma el primer “tapón” en el punto de la hemorragia.
- En los niños, el tratamiento puede ser innecesario, dependiendo de la evolución, por lo que muchos recomiendan exclusivamente estar atentos a la presencia de hemorragias visibles (nasales), de petequias en la piel o moretones ante pequeños traumatismos. También hay que evitar que estos niños tomen ciertos medicamentos, como aspirina o ibuprofeno, pues impiden que las plaquetas se unan entre sí en caso de sangrado.
- En las fases más agudas de la enfermedad, es frecuente que se utilicen corticosteroides por vía oral, ya que provocan un incremento en la fabricación de plaquetas y el alargamiento de los intervalos entre brotes.
- Si los corticoides orales no son efectivos, se pueden administrar inmunoglobulinas por vía endovenosa e, incluso, extirpar el bazo, como responsable de la fabricación de anticuerpos contra las plaquetas.
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