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Los masajes para bebés proporcionan muchísimos beneficios, tanto a la mamá como al bebé. En este artículo, te explicamos cuáles son estos beneficios del masaje infantil, así como en qué momento es mejor realizarlo o cuánto debe durar.
• El masaje infantil es un lenguaje no verbal, una forma que la mamá tiene a su disposición para transmitir afecto y ternura.
• Con el masaje, el niño experimenta una sensación de bienestar no sólo física, sino también emocional.
• Para la mamá, el masaje a su bebé no solo le permite proporcionar a su hijo un mayor bienestar físico y emocional, sino que también es una forma de conocerlo mejor y de captar más rápidamente sus estados de ánimo.
• ¡Cuándo se quiera! El masaje a los niños más pequeños se puede hacer, por ejemplo, después del baño del bebé, al vestirlo, cuando se le cambia el pañal, etc.
• También puedes masajearlo sobre la cama, antes y después de la toma.
• El problema de los cólicos de los bebés no se supera del todo con el masaje, pero sí que se puede ayudar al niño a que se sienta mejor.
• Lo importante es hacer movimientos rotatorios sobre el abdomen, que vayan en el sentido de las agujas del reloj, y es mejor empezar desde arriba con la palma de la mano bien abierta.
• Puedes acostar al pequeño sobre una cama o sobre una superficie de apoyo, ponerlo boca arriba y, con las manos, debes flexionar las piernas hacia la parte interior (como las ranitas).
• Es importante que, sin hacer movimientos poco naturales o forzados, cambies las posiciones para darle el pecho, para hacerle mimos y para darle masajes al bebé: se beneficiará también el desarrollo de su simetría.
• Si se deja a un niño pequeño siempre en las mismas posiciones, éste adquirirá, con el tiempo, hábitos posturales demasiado rígidos.
• Lo ideal es que adopte la posición buda. Cuando el niño está agitado, es necesario tomarlo en brazos, hacer que se siente agarrándole las piernas y entrecruzándoselas, como si adoptase la posición tipo buda, y dejando la espalda apoyada sobre tu cuerpo y a él la posibilidad de mirar al mundo.
• Será el niño mismo quien se lo haga saber a la mamá cuando esté cansado, mostrándose un poco nervioso y molesto.
• Es mejor no masajearle la cara. El niño, con muecas y sonrisas, desarrolla sus capacidades faciales.
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