Septiembre-Octubre 2025 No 4

Piercings y tatuajes durante el embarazo: lo que debes saber

Los tatuajes y piercings han dejado de ser una moda pasajera para convertirse en una forma de expresión personal que muchas mujeres lucen con orgullo. Sin embargo, cuando llega el momento de un embarazo, surgen muchas dudas: ¿puedo hacerme un tatuaje? ¿Es seguro mantener un piercing? ¿Afectará a mi piel o a mi bebé?
Conocer los riesgos y cuidados necesarios es clave para tomar decisiones responsables durante esta etapa.

Más vulnerabilidad durante el embarazo

Durante el embarazo, el sistema inmunológico de la mujer se encuentra naturalmente más debilitado, lo que la hace más propensa a contraer infecciones locales o enfermedades graves como hepatitis o VIH si los instrumentos no están correctamente esterilizados. También aumenta el riesgo de reacciones alérgicas a los pigmentos utilizados en los tatuajes o al metal de los piercings.
Además, la piel se vuelve más sensible y puede reaccionar de forma exagerada ante cualquier agresión externa, generando inflamación o rechazo.

Cambios en el cuerpo que pueden afectar

El aumento de peso y los cambios hormonales propios del embarazo también pueden alterar la apariencia de los tatuajes ya existentes, sobre todo si están en el abdomen. La piel se estira, y esto puede deformar el diseño. Si luego hay una pérdida de peso posparto, es posible que la piel no recupere totalmente su forma original.
Las estrías que suelen aparecer en esta etapa también pueden distorsionar los tatuajes y hacer que pierdan nitidez.

En el caso de los piercings, especialmente en el ombligo, el crecimiento de la barriga puede generar tensión en la piel y provocar que la zona se irrite, se enrojezca o incluso se desgarre. Por ello, se recomienda retirarlos de forma preventiva a medida que avanza el embarazo.

Consideraciones especiales durante la lactancia

Si tienes un piercing en el pezón, es importante retirarlo durante toda la etapa de lactancia, ya que puede interferir con la succión del bebé, provocar heridas en el pezón o permitir el paso de bacterias que generan infecciones como mastitis.
Aunque no es necesario eliminarlo durante el embarazo, muchas futuras mamás lo hacen porque aumenta la sensibilidad en la zona y se vuelve molesto.

Cuestiones médicas importantes

Si tienes tatuajes en la zona lumbar y planeas un parto con anestesia epidural, debes informar al equipo médico. Si la aguja atraviesa un área con tinta, existe un pequeño riesgo de que partículas pigmentadas ingresen al canal raquídeo, lo cual podría provocar complicaciones.
Por esta razón, los anestesiólogos suelen evitar pinchar sobre tatuajes recientes o directamente sobre zonas con pigmentación densa.

Precauciones clave si decides tatuarte o perforarte

Aunque lo ideal es esperar a después del embarazo y la lactancia, si decides hacerlo durante esta etapa, asegúrate de acudir a un centro autorizado que cumpla con todas las normas sanitarias: uso de material esterilizado, desinfección adecuada de la piel y pigmentos de baja concentración si tienes piel sensible. También es recomendable hacerte una prueba de alergia antes de aplicar los pigmentos.

Tatuajes y piercings pueden seguir siendo parte de tu identidad, pero durante el embarazo es fundamental priorizar tu salud y la de tu bebé. La piel cambia, el sistema inmune está más sensible y cualquier infección o reacción podría complicarse.

Consulta siempre con tu médico antes de realizar cualquier procedimiento estético en esta etapa: tu seguridad y la de tu bebé están primero.

Transición al vaso: ¿cuándo y cómo hacerlo?

La transición del biberón al vaso es uno de los hitos más importantes durante el primer año de vida. No sólo marca un paso hacia la independencia, sino que también favorece el desarrollo de habilidades motoras finas, fortalece los músculos orales implicados en el habla y reduce riesgos dentales y de salud a largo plazo, como caries y dependencia al biberón.

Cuándo iniciar

Los especialistas recomiendan comenzar a ofrecer el vaso entre los 6 y 12 meses, cuando el bebé ya puede mantenerse sentado sin apoyo y muestra interés por imitar a los adultos. A esta edad, los bebés suelen empezar a tomar agua durante las comidas, por lo que es un buen momento para introducir el vaso entrenador.

Cómo hacerlo sin estrés

La transición debe ser gradual y respetuosa. No se trata de eliminar el biberón de un día para otro, sino de ir sustituyendo algunas tomas por el vaso.

  • Inicia ofreciendo agua o leche en un vaso entrenador con asas y boquilla blanda.

  • Permite que el bebé juegue con el vaso para familiarizarse.

  • Refuerza el hábito durante las comidas, cuando está sentado en su silla.

  • A medida que gane práctica, pasa a un vaso con popote y, finalmente, a un vaso abierto.

Consejos útiles para mamás

  • Evita presiones: cada bebé tiene su propio ritmo.

  • Refuerza los intentos con elogios y sonrisas.

  • Retira progresivamente el biberón, dejando la toma nocturna al final, que suele ser la más emocionalmente importante para el bebé.

  • Si rechaza el vaso, espera unos días y vuelve a intentarlo.

¿Por qué es importante el cambio?

Seguir usando el biberón más allá de los 18 meses puede afectar la mordida, provocar caries y retrasar la transición a la alimentación sólida. Además, aprender a beber en vaso promueve la autonomía, un paso clave en el desarrollo socioemocional de tu pequeño.

El gran día se está acercando

El tercer trimestre es una etapa única, marcada por una montaña rusa de emociones. Cada día estás más cerca de conocer a tu bebé, y esa mezcla de ilusión, ansiedad y nerviosismo es completamente normal. La fecha estimada de parto se convierte en el centro de tus pensamientos: cuentas los días, planificas los últimos detalles y te llenas de dudas y expectativas.

A medida que tu pancita crece, también lo hacen las preguntas en tu mente:
¿Reconoceré las contracciones?
¿Podré manejar el dolor?
¿Todo saldrá bien?

Son dudas naturales que surgen porque estás entrando en la etapa final de un proceso profundo, intenso y transformador. Estás preparando no solo tu cuerpo, sino también tu mente y tus emociones para recibir a tu bebé.

Emociones comunes en el tercer trimestre

  • Nerviosismo ante la idea del parto y miedo al dolor.
  • Sensación de vulnerabilidad y miedo a que ocurra algo malo.
  • Preocupación por tropezar, caerte o lastimar al bebé accidentalmente.
  • Temor a que la relación con tu pareja cambie cuando llegue el bebé.
  • Nostalgia por el cierre de esta etapa y ansiedad por lo que viene.

Sin embargo, también hay emociones hermosas que cobran más fuerza: la alegría de imaginar el primer abrazo, el deseo de conocer su carita, la ternura al preparar su ropa o decorar su habitación, y esa conexión mágica que ya sientes crecer dentro de ti.

Tiempo solo para ti: tu bienestar emocional importa

El autocuidado en esta etapa no es un lujo, sino una necesidad. Dedicarte tiempo a ti misma te ayuda a recargar energías y mantener tu mente en calma. Aquí algunas ideas:

  • Escucha música relajante o practica técnicas de respiración y meditación para reducir la ansiedad.
  • Reserva momentos para tus hobbies, como leer, cocinar, dibujar o escribir; mantener tu identidad y tus intereses propios es saludable.
  • Evita el exceso de cafeína (café, té, refrescos de cola), ya que pueden alterar el sueño y aumentar la ansiedad.
  • Escribe un diario emocional: expresar tus pensamientos en papel ayuda a ordenar tus ideas y liberar tensiones.
  • Habla abiertamente de tus miedos y emociones con tu pareja, familiares o amistades cercanas. Compartirlos aligera la carga.

Estar nerviosa, sensible o insegura no significa que no estés lista: significa que estás viviendo una etapa inmensa y profundamente humana. Permítete sentir, descansar, ilusionarte y confiar. Cada día estás más cerca de conocer a tu bebé, y todo este torbellino emocional forma parte de prepararte para recibirlo con amor.

Video: Objetivos nutricionales de la dieta del bebé

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5 tips breves para fomentar la lectura

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  • Lee en voz alta todos los días aunque sea 5–10 minutos.

  • Usa tono dulce y pausado para calmar y captar su atención.

  • Repite cuentos cortos: refuerza lenguaje y memoria.

  • Sostén al bebé cerca mientras lees para crear vínculo afectivo.

  • Conforme crece, nombra imágenes y objetos del cuento.

Disciplina respetuosa en la etapa de los “no”

Entre los 13 y 18 meses los niños atraviesan una etapa fascinante y desafiante: comienzan a descubrir que son personas independientes. Y con esa nueva conciencia llega su palabra favorita: “no”. Decir “no” es una forma de afirmar su autonomía, poner a prueba los límites y explorar cómo funciona el mundo a su alrededor.

Aunque puede parecer frustrante para los padres, esta etapa es completamente normal y saludable. No es rebeldía ni desobediencia: es desarrollo. Aquí es donde entra en juego la disciplina respetuosa, un enfoque que busca guiar sin castigar, acompañar sin controlar y educar desde el respeto mutuo.

La clave está en comprender el mensaje detrás del “no”. Muchas veces no significa oposición, sino necesidad de controlar su entorno, expresar cansancio o simplemente explorar su poder de decisión. En lugar de responder con imposiciones o gritos, se trata de establecer límites firmes pero amorosos:

  • Ofrece opciones limitadas (“¿quieres el vaso azul o el rojo?”) para darle sensación de control.

  • Anticipa los cambios de rutina para que no lo tomen por sorpresa.

  • Usa un tono tranquilo y constante: la coherencia le da seguridad.

  • Valida sus emociones (“entiendo que estás molesto”) sin ceder ante conductas inadecuadas.

  • Y, sobre todo, sé paciente y empático: está aprendiendo a autorregularse.

Criar con disciplina respetuosa no significa ser permisivo; significa acompañar con firmeza y cariño mientras el niño desarrolla su voluntad y aprende a manejarla. Esta etapa puede estar llena de “no”, pero también está llena de crecimiento, vínculos fuertes y oportunidades para educar desde el amor.

Ansiedad en el embarazo: causas, síntomas y estrategias

El embarazo es una etapa llena de cambios, ilusiones, pero también de incertidumbre. Aunque suele hablarse de la felicidad que trae esperar un bebé, la ansiedad durante el embarazo es más común de lo que se cree y puede afectar tanto el bienestar de la madre como su vínculo con el bebé. Reconocerla y atenderla a tiempo es clave para vivir esta etapa de forma más tranquila.

Causas

Las causas pueden ser diversas:

  • Cambios hormonales que alteran el estado de ánimo.
  • Miedo al parto, al dolor o a posibles complicaciones.
  • Inquietudes sobre el rol de madre, la relación de pareja o la situación económica.
  • Experiencias previas de pérdida o embarazos complicados.

Estos pensamientos pueden aparecer de forma repentina o persistente, y no implican debilidad ni falta de amor por el bebé: son una reacción natural ante una etapa de grandes transformaciones.

Síntomas

Algunos signos frecuentes de ansiedad en el embarazo son:

  • Preocupación constante o pensamientos negativos.
  • Tensión muscular, palpitaciones o sensación de ahogo.
  • Dificultad para dormir o concentrarse.
  • Irritabilidad o cambios bruscos de humor.

Si estos síntomas interfieren con las actividades diarias o se intensifican, es importante pedir ayuda profesional.

Estrategias para afrontarla

  • Hablar de lo que sientes con tu pareja, familia o un especialista: expresar las emociones alivia la carga mental.
  • Practicar técnicas de relajación como respiración profunda, meditación o yoga prenatal.
  • Establecer rutinas de autocuidado: dormir lo suficiente, alimentarte bien y mantener actividad física suave.
  • Reducir el consumo de noticias o información abrumadora y priorizar fuentes confiables.
  • Conectar con otras futuras mamás en grupos de apoyo: sentir que no estás sola ayuda enormemente.
Recordar que cuidar tu salud emocional también es cuidar a tu bebé puede ser un buen ancla para volver al equilibrio en los momentos de ansiedad.  

Cómo hablarle al bebé durante el embarazo

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Hablarle al bebé durante el embarazo es mucho más que un gesto tierno: es una forma poderosa de fortalecer el vínculo desde antes de nacer. Desde la semana 20, el bebé comienza a percibir sonidos del exterior, y hacia el tercer trimestre ya reconoce la voz de su mamá.

Dedicar unos minutos cada día para hablarle, cantarle o leerle cuentos en voz alta ayuda a calmarlo, estimula su desarrollo cerebral y favorece su lenguaje futuro. No hace falta un guión perfecto: basta con contarle lo que haces, cómo te sientes o lo emocionada que estás por conocerlo.

Este pequeño hábito diario puede convertirse en un momento íntimo y especial que refuerza la conexión emocional con tu bebé desde el vientre.

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