
Hitos del desarrollo en el primer año del bebé
El primer año de vida está lleno de cambios y descubrimientos. Cada bebé crece a su ritmo, pero existen ciertos hitos del desarrollo que ayudan a seguir de cerca su evolución física, cognitiva y emocional. Estos hitos no son pruebas, sino señales que pueden guiar a padres y cuidadores para entender mejor el progreso del pequeño.
Importante: El 75% de los niños y niñas cumplen estos hitos en el periodo esperado. Si no es el caso de tu hijo, no significa necesariamente que haya un problema. Siempre es recomendable consultar al pediatra para valorar.

2 meses
Área social y emocional
- Se calma cuando le hablas o lo alzas.
- Te mira a la cara.
- Parece estar contento cuando te acercas.
- Sonríe cuando le hablas o sonríes.
Área del habla y comunicación
- Hace sonidos como “agú”, “aahh”.
- Reacciona a sonidos fuertes.
Área cognitiva
- Te observa mientras te mueves.
- Fija la vista en un juguete durante algunos segundos.
Área motora y desarrollo físico
- Mantiene la cabeza alzada cuando está boca abajo.
- Mueve brazos y piernas.
- Abre las manos brevemente.
4 meses
Área social y emocional
- Sonríe, aunque no llegue a ser una carcajada.
- Sonríe solo/a para llamar tu atención.
- Te mira, se mueve o hace sonidos para interactuar.
Área del habla y comunicación
- Hace balbuceos (“agú”, “aahh”).
- Responde con sonidos cuando le hablas.
- Gira la cabeza hacia tu voz.
Área cognitiva
- Abre la boca cuando ve el pecho o el biberón.
- Observa sus propias manos.
Área motora y desarrollo físico
- Mantiene la cabeza firme sin apoyo.
- Sujeta un juguete que le pones en la mano.
- Usa su brazo para manotear juguetes.
- Se lleva las manos a la boca.

6 meses
Área social y emocional
- Reconoce a personas cercanas.
- Se ríe.
- Le gusta mirarse en el espejo.
Área del habla y comunicación
- Se turna contigo para hacer sonidos.
- Hace trompetillas con la boca.
- Grita de alegría.
Área cognitiva
- Se lleva objetos a la boca.
- Estira el brazo para alcanzar lo que quiere.
- Cierra la boca si no quiere más comida.
Área motora y desarrollo físico
- Se voltea de boca abajo a arriba.
- Se empuja con los brazos para levantarse.
- Usa las manos para apoyarse al sentarse.
9 meses
Área social y emocional
- Extraña a personas desconocidas.
- Muestra expresiones (tristeza, enojo, alegría).
- Te busca cuando lo llamas.
- Reacciona si te vas.
- Se ríe con juegos tipo “¿Dónde está el bebé?”.
Área del habla y comunicación
- Hace sonidos como “mamama”, “bababa”.
- Levanta los brazos para que lo cargues.
Área cognitiva
- Busca objetos ocultos.
- Golpea un objeto contra otro.
Área motora y desarrollo físico
- Se sienta sin ayuda.
- Se sienta sin puntos de apoyo.
- Come con sus manos.
- Pasa objetos de una mano a otra.
12 meses
Área social y emocional
- Juega contigo (palmas, risas, contacto visual).
Área del habla y comunicación
- Dice “adiós” con la mano.
- Dice “mamá” o “papá” con intención.
- Entiende el “no” y se detiene ante la palabra.
Área cognitiva
- Coloca objetos en recipientes.
- Busca objetos escondidos.
Área motora y desarrollo físico
- Se sujeta para ponerse de pie.
- Camina con apoyo, tuyo o de objetos.
- Toma un vaso con ayuda.
- Usa el dedo índice y pulgar para agarrar objetos pequeños.

Cada gesto, cada mirada y cada movimiento… tu bebé crece día a día, ¡y tú eres su mejor guía!
Emociones, presencia y vínculos: claves para acompañar a tus hijos pequeños

Frustración
Alrededor de los dos años, los berrinches se hacen presentes. Entender que son parte del desarrollo normal ayuda a los padres a no tomarlos como un problema, sino como una oportunidad de acompañamiento emocional.
Una herramienta clave es decir “no” con empatía. Nombrar la emoción del niño, sin reprimirla ni exagerarla, le ayuda a entenderla y procesarla. Estar disponibles y pacientes, incluso cuando el niño está molesto, fortalece su capacidad de autorregulación.
Rectificar
Pedir perdón a nuestros hijos no es debilidad, es enseñanza. Reconocer nuestros errores muestra que todos nos equivocamos y que no es necesario ser perfectos para ser amados. Cuando rectificamos, reparamos el vínculo y les damos a nuestros hijos un modelo sano de responsabilidad emocional.
Celos
Los celos entre hermanos son inevitables. Aparecen cuando el niño mayor siente que pierde protagonismo frente a un nuevo hermanito.
La clave no es negar la emoción, sino comprenderla. Decirle “entiendo que estés enojado, a mí también me gustaría tener más tiempo contigo” valida su sentir. También ayuda incluirlo activamente: “¿quieres darle tú su leche?” o tener momentos especiales solo con él.

Tiempo
No se trata de cuánto tiempo pasamos con los hijos, sino de cómo lo vivimos. Si se dispone de poco tiempo, lo ideal es reducir pantallas, jugar, conversar, escuchar y conectar con atención plena, aunque solo sea por media hora al día.
Cuidar(se)
El autocuidado también es parte de la crianza. Reconectar con nuestras fuentes de energía (amigos, espacios propios, actividades que nos llenan) nos permite recargar para cuidar mejor. Ser madre o padre no implica olvidarse de uno mismo.
Experiencia única
La maternidad y la paternidad son una experiencia única. Estar presentes para vivirla como un privilegio, sabiendo que cada momento no se repetirá, puede cambiar nuestra mirada diaria. Se trata de acompañar, mirar, estar y compartir desde el corazón, más allá de la perfección.
Montessori en casa
Una educación basada en el respeto y la autonomía
Llevar el método Montessori al hogar es una decisión que transforma no solo el proceso de aprendizaje del niño, sino también la dinámica familiar. Esta filosofía, creada por la doctora italiana María Montessori a principios del siglo XX, se basa en una premisa sencilla pero profunda: los niños aprenden mejor cuando se sienten libres, respetados y tienen acceso a un entorno preparado para explorar el mundo a su ritmo.

¿Qué significa aplicar Montessori en casa?
Implementar Montessori en casa no implica replicar una escuela en miniatura, sino crear un ambiente que fomente la independencia, la curiosidad y la autodisciplina. Para ello, es necesario adaptar el espacio físico y, sobre todo, cambiar nuestra mirada como adultos.
Un hogar montessoriano ofrece:
- Ambientes ordenados, accesibles y seguros para que el niño se mueva con libertad.
- Materiales didácticos adecuados a su edad y etapa de desarrollo.
- Participación real en las tareas del hogar, como poner la mesa, regar las plantas o vestirse solo.
- Ritmos tranquilos, donde el adulto observa más de lo que interviene.
El ambiente preparado
Uno de los pilares del método es el ambiente preparado. En casa, esto se traduce en adaptar muebles, facilitar la autonomía y minimizar distracciones.
Por ejemplo:
- Usar estanterías bajas para que el niño pueda escoger sus juguetes o libros.
- Colocar ganchos a su altura para que cuelgue su abrigo.
- Tener utensilios de cocina adaptados para que pueda ayudar a preparar su desayuno.
- Crear rincones de lectura, arte o juego con pocos elementos pero cuidadosamente elegidos.
Menos es más en Montessori: menos objetos, más atención y profundidad en cada actividad.

El rol del adulto
En Montessori, el adulto no “enseña” en el sentido tradicional, sino que guía y observa sin interferir innecesariamente. Se confía en que el niño tiene una tendencia natural hacia el aprendizaje si se le da el entorno y el tiempo adecuados.
Esto implica:
- No interrumpir cuando el niño está concentrado.
- Permitir que cometa errores y aprenda de ellos.
- Fomentar la resolución de problemas en lugar de ofrecer soluciones inmediatas.
- Hablar con respeto, sin diminutivos ni órdenes arbitrarias.
Este enfoque fortalece la autoestima, la capacidad de tomar decisiones y la responsabilidad.
Montessori no es costoso
Existe la idea errónea de que seguir Montessori en casa requiere una gran inversión en materiales específicos. Si bien hay materiales diseñados por María Montessori que son muy útiles, no son imprescindibles para aplicar su filosofía.
Con objetos cotidianos se pueden crear muchas actividades significativas: trasvasar agua de un vaso a otro, emparejar calcetines, clasificar botones por tamaño o color… Lo importante es que la actividad tenga un propósito claro y sea desafiante sin frustrar.

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¿Ya no sabes si darle papilla, caldo o plátano machacado? Este video es justo lo que necesitas leer hoy. ¡Dale clic, mamá!