Diciembre 2025 No 4

Mitos comunes sobre comida en el embarazo

Durante el embarazo circulan muchas recomendaciones, advertencias y creencias populares sobre lo que una mujer puede o no puede comer. Aunque algunas tienen un fundamento médico, muchas otras son mitos que generan confusión y, en ocasiones, ansiedad innecesaria. A continuación, revisamos los más comunes y aclaramos qué dice realmente la evidencia.

1. “Hay que comer por dos”

Este es uno de los mitos más extendidos. El embarazo no requiere duplicar la ingesta de alimentos, sino mejorar su calidad.
La realidad: se necesitan nutrientes adicionales, no calorías en exceso. Un aumento moderado de calorías a partir del segundo trimestre es suficiente.

2. “El picante hace daño al bebé”

El picante no afecta al bebé ni cambia su temperamento.
La realidad: lo que sí puede ocurrir es que la mamá experimente acidez o malestar digestivo, especialmente en el tercer trimestre. Es una cuestión de tolerancia, no de riesgo.

3. “Comer pescado es peligroso durante el embarazo”

No todos los pescados representan riesgo.
La realidad: se deben evitar los que contienen alto nivel de mercurio (como pez espada o tiburón), pero pescados como salmón, sardina y trucha son altamente recomendables por su aporte de omega-3.

4. “La cafeína está totalmente prohibida”

Las mujeres embarazadas pueden consumir cafeína con moderación.
La realidad: hasta 200 mg al día (equivalente a una taza de café) se considera seguro. El exceso sí puede aumentar el riesgo de complicaciones.

5. “Si tengo antojos y no los cumplo, el bebé tendrá marcas de nacimiento”

Este mito persiste en muchas culturas.
La realidad: los antojos no tienen ninguna relación con manchas o marcas en la piel del bebé. Son respuestas normales a cambios hormonales, emocionales y metabólicos.

6. “Los embutidos están prohibidos”

No todos los embutidos son seguros, pero tampoco todos están prohibidos.
La realidad: se pueden consumir si están bien cocidos o calentados para eliminar riesgos bacterianos. Evitar embutidos fríos, crudos o mal conservados.

7. “No se puede comer nada crudo”

Este mito suele generar mucha confusión.
La realidad: lo que se debe evitar es carne, huevo o pescado crudo por el riesgo de infecciones. Verduras y frutas crudas son seguras si están bien lavadas.

8. “El dulce afecta directamente al bebé”

Comer algo dulce de vez en cuando no es un problema.
La realidad: un consumo excesivo de azúcar sí puede aumentar el riesgo de diabetes gestacional o un aumento de peso mayor al recomendado, pero no afecta al bebé de forma inmediata por un solo antojo.

Ante cualquier duda, la recomendación siempre es consultar con un profesional de la salud para recibir orientación personalizada.

Qué es y cómo prevenir la plagiocefalia (cabeza plana)

La plagiocefalia, conocida como “cabeza plana”, es una alteración en la forma del cráneo del bebé que aparece comúnmente durante los primeros meses de vida. Aunque suele generar preocupación en los padres, en la mayoría de los casos es una condición benigna, prevenible y tratable, especialmente cuando se detecta a tiempo.

¿Qué es la plagiocefalia?

Consiste en un aplanamiento en alguna zona de la cabeza del bebé, generalmente en la parte posterior o lateral. Esto ocurre porque el cráneo del recién nacido es muy flexible y puede moldearse fácilmente, especialmente si pasa muchas horas recostado en la misma posición.

Existen dos tipos principales:

  • Plagiocefalia posicional: Es la más habitual y se relaciona con la postura.

  • Plagiocefalia congénita: Mucho menos común; puede estar relacionada con factores del embarazo o del parto.

Principales causas

  • Pasar mucho tiempo acostado boca arriba sin cambiar de posición.

  • Uso prolongado de carriolas, sillas en forma de nido o huevito.

  • Preferencia natural del bebé por girar la cabeza siempre hacia el mismo lado.

Tortícolis muscular (cuando el bebé tiene dificultad para girar el cuello hacia un lado).

Cómo prevenir la plagiocefalia

La buena noticia es que la mayoría de los casos se pueden prevenir con medidas sencillas aplicadas desde las primeras semanas de vida.

1. Variar las posiciones mientras está despierto

Alterna la dirección de la cabeza del bebé cuando lo recuestas. Cambia también el lado desde el que te acercas o lo estimulas para que mire hacia diferentes puntos.

2. Favorecer el “tummy time”

Coloca al bebé boca abajo, siempre bajo supervisión, varios minutos al día. Esto fortalece cuello, hombros y parte superior del cuerpo, y reduce la presión sobre la parte posterior de la cabeza.

3. Evitar el uso excesivo de dispositivos de descanso

Limita el tiempo en sillas nido, portabebés rígidos y carriolas cuando no sea necesario. Lo ideal es que el bebé pase tiempo en brazos, en pisos acolchados o en superficies planas donde pueda moverse libremente.

4. Alternar la posición en la cuna

Coloca sus juguetes o puntos de interés en lados diferentes de la cuna para motivarlo a girar la cabeza en distintas direcciones.

5. Observar si hay preferencia marcada hacia un lado

Si notas que el bebé gira siempre hacia el mismo lado, o rechaza girar hacia el otro, podría tratarse de tortícolis. Detectarlo temprano ayuda a corregirlo con ejercicios suaves indicados por un profesional.

¿Cuándo consultar al pediatra?

Consulta si:

  • El aplanamiento es evidente o aumenta con el tiempo.
  • El bebé tiene poca movilidad del cuello.
  • No responde bien a cambios de postura.
  • Tienes dudas sobre la forma de su cabeza.

El pediatra evaluará el grado de aplanamiento y, de ser necesario, sugerirá terapia física o seguimiento especializado.

La atención temprana y la observación diaria son claves para mantener un desarrollo saludable y una forma craneal adecuada.

¿Por qué mi hijo pega y cómo reaccionar?

Cuando un niño pega, empuja o muerde, es normal que los padres se preocupen o se sientan confundidos. Sin embargo, estas conductas no siempre indican un problema de comportamiento; en la mayoría de los casos forman parte del desarrollo emocional y social de la infancia. Comprender por qué ocurre permite reaccionar de manera adecuada y enseñar habilidades que el niño irá incorporando con el tiempo.

¿Por qué mi hijo pega? Las razones más frecuentes

1. No sabe expresar lo que siente

Entre los 1 y 4 años, muchos niños aún no tienen el lenguaje suficiente para expresar enojo, frustración o necesidad.
Pegar se convierte en una forma inmediata —aunque inapropiada— de comunicar lo que no pueden decir con palabras.

2. Busca llamar la atención

A veces, un empujón o golpe busca obtener una reacción. En edades tempranas, incluso la atención negativa puede reforzar la conducta si el niño siente que así “logra algo”.

3. Imitación de comportamientos

Los niños observan y replican. Si ven peleas, empujones entre pares o incluso personajes agresivos en televisión o redes, pueden copiar ese comportamiento sin medir consecuencias.

4. Frustración acumulada

Cambios en la rutina, cansancio, hambre o sobreestimulación pueden detonar reacciones impulsivas. Los niños todavía no regulan sus emociones con facilidad.

5. Falta de habilidades sociales

Compartir, esperar turnos o negociar juguetes requiere habilidades que se desarrollan con el tiempo. Cuando no saben cómo resolver un conflicto, actúan físicamente.

Cómo reaccionar cuando un niño pega

1. Mantén la calma

Responder con gritos o enojo solo aumenta la tensión. El niño aprende más del ejemplo que de las palabras.

2. Sé claro y firme

Frases breves funcionan mejor:
“No se pega. Eso duele.”

Evita discursos largos; el niño necesita límites simples y consistentes.

3. Guíalo hacia la conducta correcta

Enséñale alternativas:

  • “Dime qué necesitas.”

  • “Pide el juguete con palabras.”

  • “Si estás enojado, ven conmigo.”

4. Reforzar lo positivo

Cuando el niño comparte, espera su turno o expresa lo que siente sin pegar, es importante reconocerlo.
Las conductas positivas se fortalecen con atención positiva.

5. Anticipa situaciones difíciles

Si sabes que se frustra al compartir o en espacios con muchos estímulos, permanece cerca, explica lo que puede pasar y acompáñalo antes de que la conducta ocurra.

6. Evita castigos humillantes

El aislamiento forzado o gritarle no enseñan autorregulación. El objetivo es orientar, no avergonzar.

¿Cuándo consultar a un especialista?

  • Si la agresión es constante y no mejora con el tiempo.

     

  • Si el niño parece no sentir empatía o no reacciona cuando se le explica.

     

  • Si hay retraso del lenguaje que le dificulta expresar sus emociones.

     

  • Si lastima de manera repetida y severa a otros niños.

La mayoría de los casos se resuelve con acompañamiento, límites claros y desarrollo emocional. Con paciencia y guía adecuada, los niños aprenden a manejar su frustración sin recurrir a la agresión física.

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Video: Navidad embarazada: disfruta de la cena sin riesgos

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¿Cómo saber si estás en trabajo de parto?

Reconocer el inicio del trabajo de parto puede generar dudas, especialmente en madres primerizas. Aunque cada mujer vive el proceso de manera distinta, existen señales claras que indican que el cuerpo está listo para el nacimiento.

1. Contracciones regulares y cada vez más intensas

A diferencia de las contracciones falsas (Braxton Hicks), las contracciones reales:

  • son rítmicas

  • aumentan de intensidad

  • no desaparecen al cambiar de posición

Una referencia común es la regla 5-1-1: contracciones cada 5 minutos, que duran 1 minuto, por al menos 1 hora.

2. Pérdida del tapón mucoso

Es una secreción espesa, transparente o con un poco de sangre. Puede aparecer horas o días antes del parto, pero indica que el cuello del útero comienza a prepararse.

3. Ruptura de la fuente

Puede sentirse como un chorro o una fuga constante de líquido. Es una señal importante para contactar al médico, incluso si no hay contracciones.

4. Dolor en la zona lumbar y sensación de presión pélvica

El bebé desciende y el cuerpo se acomoda para el nacimiento, lo que puede generar presión intensa en la pelvis o la parte baja de la espalda.

5. Cambios en el cuello uterino

El médico confirmará si hay dilatación y borramiento, dos indicadores clave de que el parto está en marcha.

Cuándo llamar al médico

  • Contracciones regulares y dolorosas.
  • Fuente rota.
  • Disminución del movimiento fetal.
  • Cualquier sangrado abundante.

Detectar estas señales ayuda a mantener la calma y a tomar decisiones informadas en un momento clave.

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5 tips para dejar el colecho de forma suave

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1. Haz la transición por etapas

Empieza con siestas en su propia cuna o cama antes de intentar las noches completas.

2. Crea una rutina predecible

Baño, un cuento y luz tenue. La repetición da seguridad y facilita el cambio.

3. Mantén presencia al principio

Quédate cerca los primeros días: sentada junto a la cama o entrando a consolarlo cuando lo necesite.

4. Lleva algo familiar

Su manta, peluche o algún objeto con tu aroma ayudan a que el nuevo espacio se sienta seguro.

5. Sé constante, no rígida

Habrá noches más fáciles que otras. Mantén el rumbo sin forzar ni retroceder del todo.

Prepararse para la lactancia desde el embarazo

Aunque la lactancia es un proceso natural, también requiere preparación. Comenzar desde el embarazo ayuda a que los primeros días con el bebé sean más tranquilos y a que la mamá se sienta segura y acompañada.

Durante el tercer trimestre, es útil conocer cómo funciona la producción de leche, qué esperar en los primeros días y cómo lograr un agarre correcto. Asistir a una asesoría de lactancia, identificar posturas cómodas y reconocer señales tempranas de hambre del bebé son pasos que facilitan el inicio.

También es recomendable hablar con el médico sobre posibles dificultades previas —como pezones planos, cirugías de mama o riesgo de parto prematuro— para recibir orientación anticipada. Preparar un plan de apoyo, incluir a la pareja y conocer recursos de ayuda son claves para una experiencia más positiva.

La información oportuna, la práctica y el acompañamiento adecuado hacen una gran diferencia al momento de iniciar la lactancia.

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Zapatos suaves para exterior

Durante los primeros años de vida, los bebés y niños pequeños necesitan un calzado que acompañe el desarrollo natural de sus pies sin impedir el movimiento. Los zapatos suaves para exterior se han convertido en una opción recomendada por pediatras y especialistas en motricidad porque permiten que el niño explore el mundo con seguridad, pero sin perder la libertad que ofrece andar descalzo.

A diferencia de los zapatos rígidos, los modelos suaves están diseñados para imitar la sensación del pie desnudo. Suelen tener suelas flexibles y antiderrapantes, materiales ligeros y espacio suficiente para que los dedos se abran y se muevan de forma natural. Esto favorece el equilibrio, la coordinación y el fortalecimiento de músculos y ligamentos.

Son ideales para bebés que están comenzando a ponerse de pie, dar sus primeros pasos o caminar en superficies irregulares fuera de casa. Protegen del frío, la humedad y objetos del piso sin limitar la movilidad. Se recomienda elegir tallas con un pequeño margen de crecimiento, evitar estructuras rígidas y asegurarse de que el zapato se doble fácilmente con una sola mano.

Los zapatos suaves representan un punto medio perfecto entre seguridad y desarrollo: protegen sin estorbar y acompañan el aprendizaje motor de manera respetuosa.

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