Noviembre 2024 No 1

Gripe y niños:
¿por qué son los principales transmisores?

Cada año, entre el 10% y el 40% de los niños contraen gripe, una infección respiratoria causada por virus que puede complicarse y requerir hospitalización, incluso en niños sanos. Los más pequeños son, a menudo, quienes llevan la gripe a casa y contagian a sus familiares debido a su elevada capacidad para transmitir el virus.

La gripe es catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una infección respiratoria aguda y muy contagiosa. Se propaga a través de las gotas que emitimos al toser o estornudar, pudiendo infectar a las personas que estén cerca. La transmisión del virus es común en lugares como las escuelas, donde el contacto cercano facilita su propagación. Además, el virus se puede transmitir por el contacto con manos y objetos contaminados, por lo que el lavado frecuente de manos es esencial para prevenir su propagación.

El virus de la gripe pertenece a la familia Orthomyxoviridae y se clasifica en cuatro tipos: A, B, C y D. Los virus A y B son responsables de las epidemias estacionales; el tipo A puede incluso causar pandemias. Por otro lado, el virus C produce infecciones leves y el virus D afecta principalmente a animales, sin riesgo para los humanos.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), los niños son uno de los principales transmisores de la gripe en la comunidad. En edad escolar, representan la principal vía de introducción del virus en el entorno familiar, con una proporción de contagio de dos a cuatro veces mayor que la de los adultos. Esto se debe a que los niños liberan una mayor cantidad de virus y durante más tiempo en comparación con los adultos. Un niño infectado puede contagiar desde un día antes del inicio de los síntomas y hasta cinco días después. En el caso de niños inmunodeprimidos, este periodo puede ser incluso mayor, llegando a superar los seis días de contagio antes de la aparición de los síntomas.

El período de incubación de la gripe es de aproximadamente dos días, aunque puede variar de uno a cuatro días. Durante este tiempo, el niño puede ser contagioso antes de que aparezcan los primeros síntomas, lo que aumenta la transmisión. Lavarse las manos frecuentemente, cubrirse la boca y la nariz al toser, y vacunarse anualmente contra la influenza son medidas claves para reducir el contagio y proteger a los más vulnerables.

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Bebés CIR: causas y diagnóstico

¿Qué es un bebé CIR?

CIR significa “crecimiento intrauterino retardado”, una condición que afecta del 8 % al 10 % de los embarazos y ocurre cuando el crecimiento del bebé se ralentiza o cesa en el útero, situándose por debajo del percentil 3 para su edad gestacional. Es distinto de los “fetos pequeños para la edad gestacional”, que se encuentran entre el percentil 3 y el 10, pero sin problemas de salud.

¿Cuáles son sus causas?

La causa más común del CIR es un problema en el funcionamiento de la placenta, que transporta el alimento y el oxígeno al bebé. Sin embargo, existen otros factores a considerar. Entre los factores fetales destacan anomalías cromosómicas, síndromes genéticos, gestaciones múltiples y algunas infecciones congénitas (como VIH o toxoplasmosis). En cuanto a factores maternos, se incluyen enfermedades como hipertensión, diabetes, edad de la madre (menor de 16 o mayor de 36 años), consumo de tabaco o alcohol y bajo nivel socioeconómico.

¿Qué seguimiento se debe hacer a los bebés con CIR?

Dependiendo de la gravedad del caso, un especialista puede necesitar realizar controles de crecimiento y estudios Doppler cada dos semanas o, en algunos casos, a diario. El seguimiento es consensuado por un equipo de perinatología, asegurando una preparación adecuada para el parto. Una vez nacidos, estos bebés requieren seguimiento, ya que tienen una mayor predisposición a problemas de salud, como diabetes o hipertensión.

¿Cómo se diagnostica?

La ecografía es la principal prueba para diagnosticar el CIR, evaluando el peso y tamaño del bebé según tablas ajustadas. También pueden realizarse otras pruebas como amniocentesis y estudios de infecciones para identificar la causa del crecimiento retardado.

*PHILIPS AVENT® #ShareTheCare
by MI BEBÉ Y YO*

¡Mamás, recibir apoyo es esencial y está bien!

Compartir el cuidado del bebé es clave para su bienestar y el de sus pequeños.¿Sientes que a veces la carga es abrumadora? ¿Te preocupa cómo cuidar de ti misma mientras cuidas a tu pequeño? Es totalmente comprensible. Una reciente investigación revela que casi la mitad de las mamás en México se sienten así. Y la abrumadora mayoría coincide en que, si su bienestar se ve afectado, también lo hará su capacidad para cuidar a su bebé.

Mamás bajo presión: una realidad que nos exige actuar. En la última década, las expectativas sociales sobre las mamás han aumentado, generando más ansiedad y estrés. Muchas sacrifican su salud y bienestar personal para cuidar a sus hijos, lo cual es insostenible a largo plazo. La falta de sueño es un factor clave: ¡casi 4 de cada 10 mamás pierden 3 horas o más de sueño cada noche! Esto aumenta la presión y dificulta aún más el cuidado personal.
Pidiendo ayuda: un acto de amor propio y hacia el bebé. Las mamás desean que sus parejas y familiares las apoyen en el cuidado del bebé. Sin embargo, muchas veces la sociedad se muestra renuente a intervenir, por temor a no hacerlo "correctamente". ¡Es hora de cambiar esta mentalidad! Necesitar y pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza y amor propio. Compartir el cuidado del bebé permite a las mamás descansar, recargar energías y cuidar de sí mismas, lo cual beneficia directamente a sus pequeños.

Soluciones para compartir el cuidado con confianza

Philips entiende esta realidad y ofrece soluciones adaptables e intuitivas para que las mamás y sus redes de apoyo compartan el cuidado del bebé con confianza y seguridad. Monitores inteligentes, extractores de leche y biberones facilitan esta tarea, especialmente en los primeros meses y años de vida.

Un llamado a la acción: ¡compartamos el cuidado!

Es fundamental que la sociedad apoye más a las mamás. Debemos romper con la idea de que deben ser “mamás” todo el tiempo y fomentar una cultura de corresponsabilidad en el cuidado de los hijos.

¿Cómo podemos ayudar?

• Comienza la conversación: pregunta a las mamás de tu entorno si necesitan ayuda.

• Ofrece apoyo concreto: cuida al bebé por unas horas, ayuda con las tareas del hogar, prepara un biberón, etc.

• Fomenta la corresponsabilidad: habla con tu pareja, familia y amigos sobre la importancia de compartir el cuidado del bebé.

¡Juntos podemos marcar la diferencia! Compartir el cuidado del bebé es un acto de amor y apoyo hacia las mamás, y una inversión en el bienestar de toda la familia.

¿Qué comer en el embarazo?

La alimentación durante el embarazo no solo influye positivamente en la salud de la madre, sino que también establece las bases para el futuro bienestar del bebé. Un enfoque integral, como el de la PsicoNeuroinmunología Clínica (PNIc), nos ayuda a comprender cómo los hábitos y la alimentación de la madre impactan profundamente en el desarrollo del bebé y su salud a largo plazo.

La PNIc combina ciencia y salud, relacionando los sistemas del cuerpo humano a través de la alimentación, el ejercicio funcional, la terapia emocional y el conocimiento de la fisiopatología. Uno de los principios clave de la PNIc es la importancia de la salud de las mucosas y su conexión directa con una alimentación adecuada. Una dieta balanceada fortalece las mucosas, lo cual favorece una flora intestinal y vaginal sanas. Este factor es crucial, ya que la madre transmite su flora intestinal y vaginal al bebé durante el nacimiento, lo cual se convierte en el primer condicionante de su salud inmunológica y digestiva.

Además de la genética, la epigenética también juega un papel esencial durante el embarazo. La epigenética estudia cómo el ambiente, la alimentación y las experiencias de vida pueden dejar una “marca” en los genes del bebé, afectando su expresión genética. Este campo en expansión nos muestra que los factores externos pueden influir en el desarrollo del bebé de maneras que perduran en el tiempo. Durante el embarazo, el bebé no solo hereda la genética de sus progenitores, sino que también es influenciado por el ambiente y los hábitos de la madre, lo que afecta su futura salud de forma significativa.

Por esto, es importante que las madres aprovechen esta etapa para nutrirse de forma óptima, no solo para evitar riesgos, sino para promover el desarrollo integral de su bebé. Una alimentación rica en nutrientes, acompañada de un estilo de vida saludable, contribuye a que el bebé reciba los mejores recursos posibles para crecer fuerte y sano. Además, al adoptar hábitos saludables, las madres también están modulando, de manera consciente o inconsciente, los factores que influirán en la salud y el bienestar de su hijo a lo largo de su vida.

*Aquaphor® by MI BEBÉ Y YO*

La guía definitiva para cuidar la piel de tu bebé para toda la familia en temporada de frío

El frío puede ser un gran desafío para la piel delicada de los bebés. Las bajas temperaturas, el viento y el uso constante de calefacción en los hogares tienden a resecar y agrietar la piel, por lo que requiere cuidados especiales. Durante la temporada de frío es esencial prestar atención a los cambios en la piel del bebé y adaptarse a una rutina más cuidadosa para mantenerla suave y saludable.

Los baños largos y con agua caliente, aunque parecen reconfortantes, pueden dañar la piel de tu bebé eliminando los aceites naturales que la protegen. Es recomendable optar por baños cortos que duren entre 5 y 10 minutos y con agua tibia, utilizando jabones suaves diseñados específicamente para bebés. Al salir del baño, seca suavemente su piel sin frotar demasiado. Cuando salgas a la calle, es importante proteger la piel del bebé de los elementos externos. Viste a tu bebé con ropa adecuada, como guantes, gorros y bufandas de materiales suaves y que permitan la transpiración, como el algodón. Este tipo de tela evita que la piel se irrite o se sobrecaliente. No utilices materiales que puedan irritar su piel como la lana o las fibras sintéticas.

Dentro de casa, el uso de la calefacción puede disminuir la humedad del aire, lo que puede resecar la piel de tu bebé. Para evitarlo, utiliza un humidificador en su habitación y asegúrate de mantener un nivel de humedad ideal, entre el 40% y el 60%. Esto no solo beneficia la piel del bebé, sino también sus vías respiratorias, ayudando a evitar problemas de sequedad nasal o irritación.

La ingesta de líquidos también es fundamental para mantener la piel del bebé hidratada desde el interior. Si tu bebé ya consume agua, asegúrate de que beba lo suficiente. Si está en etapa de lactancia, puedes ofrecerle más tomas para ayudar a su hidratación.

La hidratación es clave para proteger la piel delicada de tu bebé, ya que el frío tiende a resecar áreas como las mejillas, las manos, los labios y la nariz que pueden resecarse fácilmente, especialmente si el bebé está congestionado. Aplicar cremas hidratantes y pomadas especiales varias veces al día, sobre todo después del baño, ayuda a mantener la piel suave y protegida. Productos como Aquaphor Pomada reparadora son ideales para reparar y proteger la piel del bebé, asegurando una humectación instantánea y una hidratación duradera, incluso en invierno.

Video:
Consejos para cuidar tu estado emocional

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Tips para lavar la ropita del bebé

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  • Lavarla antes de usar
    Lava toda prenda nueva del bebé para eliminar polvo y gérmenes.
  • Ropa por separado
    Hasta los seis meses, lava la ropa del bebé aparte y realiza doble enjuague.
  • Usa un detergente suave
    Elige un detergente seguro, sin conservadores ni alérgenos.
  • Secado al aire libre
    Seca la ropa al aire libre en lugar de usar secadora.
  • Quitamanchas seguro
    Usa un quitamanchas adecuado para pieles sensibles en caso de manchas difíciles.

Guía rápida para el
cuidado del cordón umbilical

El cuidado del cordón umbilical es una de las principales preocupaciones para los padres de un recién nacido, especialmente por la variedad de indicaciones que pueden recibir. Te explicaremos los puntos clave para mantenerlo limpio y evitar infecciones.

El proceso de cuidado comienza tras el nacimiento, cuando el cordón es pinzado y cortado en condiciones estériles. A partir de entonces, y hasta su cicatrización, es fundamental mantener el cordón limpio para prevenir infecciones causadas por los gérmenes de la piel. En lugares con buenas condiciones higiénicas se recomienda el “cuidado en seco”: lavar con agua y jabón, mantener el cordón limpio y seco, y evitar cubrirlo con gasas o el pañal. Esta rutina debe continuar después de la caída del cordón, hasta que la zona cicatrice por completo.

Es importante saber que tocar un cordón sano no causa dolor al bebé, y que se puede manipular suavemente para limpiarlo por completo. Aunque algunos hospitales sugieren el uso de alcohol de 70 grados o clorhexidina, la evidencia científica muestra que el cuidado en seco es igualmente eficaz en prevenir infecciones, sin las complicaciones ni el retraso en la caída del cordón que pueden provocar estos antisépticos.

Generalmente, el cordón se desprende entre los 3 y 14 días de vida, aunque en algunos casos puede tardar hasta tres semanas sin que esto sea motivo de preocupación. Durante este periodo, se puede bañar al bebé, pero se aconseja evitar el baño de inmersión para no retrasar la caída del cordón.

*Ricitos de Oro® by MI BEBÉ Y YO*

El ABC en el cuarto de baño

¿La higiene puede llegar a ser una enemiga de la salud? A veces sí. descubramos los errores y las buenas costumbres.

CABELLO: Debe lavarse con un shampoo que esté formulado a base de ingredientes naturales, suaves, hipoalergénicos y libres de parabenos. El error más frecuente que se comete es no dejar que el shampoo desarrolle plenamente su acción detergente, aplicándolo al final del baño. Por el contrario, debe ser lo primero que se aplique y se debe dejar “reposar” en la cabeza del niño durante 4-5 minutos. El consejo es lavar su cabeza al principio y después lavar el resto del cuerpo, dejándolo que juegue mientras tanto con el agua y con sus juguetes. De este modo, empezará a asociar la higiene con un momento de diversión.
OREJAS: Deben limpiarse, pero sin dañar los oídos. Esto significa que la cerilla no debe eliminarse con los cotonetes, porque es un “jabón” natural que, con el movimiento que se activa desde el interior hacia el exterior del conducto auditivo limpia la oreja. Si utilizamos el bastoncillo, se corre el riesgo de dañar el interior del oído, a veces, con consecuencias graves. Por lo tanto, debemos limitarnos a limpiar cuidadosamente el pabellón auditivo, absteniéndonos de introducir cualquier material para limpiar el interior del oído.

PIEL: La falta de una higiene de la piel (sudor que se estanca, polvo que se acumula, etc.) es el origen de los enrojecimientos más o menos acentuados que, a su vez, pueden provocar prurito y este llevará al niño a rascarse. Lo ideal es que el pequeño se bañe todos los días con un jabón hipoalergénico, formulado especialmente para limpiar su delicada piel mientras la protege, suaviza y humecta. Asimismo, en el caso de que el pequeño tenga fiebre y sude, también es mejor bañarlo para evitar que la piel enrojezca.

GENITALES

NIÑOS. No se debe intentar retraer el prepucio (la piel que recubre el extremo del pene) forzándolo, porque sirve para proteger el glande.

NIÑAS. Dos son los errores más frecuentes: el primero es lavar antes la zona anal que la vaginal, ya que se transportan las bacterias que abundan en el intestino a la vagina, con el riesgo de que alcancen la vejiga, provocando una infección de las vías urinarias y enrojecimiento en la vagina; el segundo error es el de poner a las niñas ropa interior y pantalones apretados, con el resultado de inflamar los genitales externos e internos, causando, incluso, pérdidas blanquecinas.

MANOS: Al lavarse las manos frecuentemente se tiene un 50% menos de probabilidades de enfermar. Hay que acostumbrar al niño a lavarse las manos, al menos, antes y después de cada comida y cuando regrese a casa, con jabón. Dile que debe frotarlas durante unos 30 segundos antes de enjuagarse. Y ya que hablamos de las manos, demuestra a tu peque que el tacto tiene grandes beneficios sensoriales. Para cuidar su delicada piel, aplica crema Bio-Pure de Ricitos de Oro®, elaborado con ingredientes 100% naturales, extracto de uva verde orgánica e hipoalergénico. ¡Ideal para  hidratar su piel y mantenerla suave y protegida!

Video:
La alimentación de tu bebé a los 7 meses

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