Noviembre 2025 Nº 1

Cómo bajar la fiebre infantil desde casa y sin riesgos

¿Buscas cómo bajar la fiebre en casa sin angustia? Aquí encontrarás tips claros, seguros y efectivos para cuidar a tu peque y saber cuándo sí llamar al pediatra.

¿Qué es la fiebre y por qué aparece?

La fiebre (≥38 °C) es una respuesta natural del cuerpo ante virus y bacterias. No es una enfermedad, sino un mecanismo de defensa. El objetivo en casa no es “quitarla por completo”, sino hacer que tu hijo esté cómodo y bien hidratado mientras el cuerpo hace su trabajo.

Cómo medir la temperatura correctamente

  • Axila u oral: prácticos cuando estás en casa; considera que la medición rectal suele ser ~0.5 °C más alta.
  • Termómetros digitales: confiables y rápidos.
  • Regla simple: se considera fiebre desde 38 °C; febrícula 37–37.9 °C.

Tip rápido: toma la temperatura siempre igual (misma zona y termómetro) para comparar lecturas.

Cuidados inmediatos en casa

Lo que sí ayuda

  • Hidratación constante: agua, sueros orales o caldos. Ofrece tomas pequeñas y frecuentes.

  • Ropa ligera y ambiente fresco: evita abrigos excesivos; abre ventanas y ventila.

  • Descanso flexible: si duerme, no lo despiertes solo para dar un antipirético.

  • Baño o esponja tibia: nunca agua fría ni alcohol (provocan escalofríos e incomodidad).

Medicamentos seguros

  • Paracetamol o ibuprofeno son opciones recomendadas para el malestar.

  • Siempre usa la dosis por kilo indicada por tu pediatra o el empaque, sin exceder la dosis máxima diaria.

  • Evita aspirina en niños.

  • No alternes paracetamol e ibuprofeno de rutina; solo si tu pediatra lo indica y con un plan de horarios claro.

Señales de buena evolución en tu hija e hijo

Bebe líquidos, orina con normalidad, responde a estímulos y se ve más cómodo tras el antipirético.

¿Cuándo llamar al pediatra o acudir a urgencias?

  • Fiebre ≥39.5 °C que no cede o dura más de 72 horas.
  • Dificultad para respirar, somnolencia inusual, rigidez de cuello, convulsiones o labios/mucosas azuladas.
  • Dolor intenso, vómitos persistentes, deshidratación (boca seca, orina muy escasa).
  • Si tiene enfermedades crónicas, está inmunosuprimido o recientemente recibió atención por otra infección.

Qué no hacer (aunque “ayude” aparentemente)

  • No frotes con alcohol ni lo metas a baño frío.
  • No lo abrigues de más.
  • No uses remedios caseros irritantes en piel o boca.
  • No le des medicinas para adultos ni combines jarabes con acetaminofén oculto (lee etiquetas).

La fiebre es una señal, no el enemigo. En casa, hidrata, alivia el malestar, ventila y observa. Usa paracetamol o ibuprofeno en dosis por kilo y evita prácticas riesgosas (aspirina, alcohol, baños fríos). Si se prolonga, no cede o hay síntomas de alarma, contacta a tu pediatra o acude a urgencias. Tu calma, más un plan claro, hacen toda la diferencia.

Por qué Pokémon engancha a peques con autismo

¿Tu hijo AMA los videojuegos con Pokémon? No estás sola: te explico, con ciencia y consejos prácticos, por qué esta saga engancha tanto y cómo aprovecharla en casa.

Lo esencial en dos ideas

Pokémon ofrece estructura predecible + colección finita de especies, y eso encaja perfecto con muchos perfiles dentro del espectro autista. Además, brinda retroalimentación inmediata y opciones de juego a ritmo propio, ideales para practicar paciencia, flexibilidad cognitiva y habilidades sociales.

6 razones por las que Pokémon “hace clic”

1) Mundo ordenado y reglas claras

Tipos (agua, fuego, planta), turnos, Pokedéx numerada… un sistema cerrado y lógico que reduce la ambigüedad. Para muchos niños con autismo, esa previsibilidad baja la ansiedad y favorece la concentración.

2) Coleccionar y clasificar

Completar la Pokedéx, buscar un “shiny”, optimizar equipos… Actividades de categorización y series finitas que dan sensación de logro sin saturación.

3) Progreso a su ritmo

Batallas por turnos, mapas que permiten volver sobre tus pasos y ensayo–error sin castigo social. El niño controla el ritmo, práctica clave para tolerar errores y mejorar.

4) Estética amigable y narrativas repetibles

Colores vivos, personajes constantes, sagas con patrones conocidos. La repetición no aburre; aporta seguridad y fomenta el aprendizaje implícito.

5) Promueve puentes sociales 

Intercambios, combates locales y “hablar de Pokémon” con amigos o familia. Ofrece un interés compartido para practicar turnos de conversación, pedir ayuda o explicar experiencias.

6) Movimiento en el mundo real

Pokémon GO añade caminatas, objetivos por zonas y encuentros comunitarios. Las plazas, parques y centros comerciales se convierten en rutas de paseo estructuradas donde pueden atrapar pokémon.

Cómo aprovechar Pokémon en casa (sin excesos)

Transfiere habilidades del juego a la vida diaria

  • Planificación: arma el “equipo” para la semana (uniforme, lonche, botella) como si eligiera a su equipo pokémon.

  • Emociones: “¿hoy te sientes más Psyduck (confundido/ansioso) o Snorlax (cansado/goloso)?” (etiquetar emociones con personajes ayuda).

  • Motricidad/foco: dibujar su pokémon favorito, ordenar cartas por tipo, construir con bloques “la base del gimnasio”.

Balance saludable

  • Pantalla + movimiento: 20–30 min de juego y luego caminar para evitar el sedentarismo.
  • Sueño y escuela primero: si hay desvelos o irritabilidad, reduce tiempo y elige horarios tempranos.
  • Contenido y chat: desactiva compras, usa cuentas familiares y revisa interacciones. Pokémon no necesita de interacción con terceros o en línea para cautivar a tu peque. 

Señales de que funciona

  • Habla más respecto a sus logros y planes.
  • Acepta esperas entre combates/turnos que se trasladan a las actividades diarias.
  • Usa vocabulario del juego para explicar emociones o estrategias.
  • Tras el juego, puede transicionar a otra actividad con recordatorios breves.

Pokémon atrae porque combina estructura, colección y progreso controlado, elementos muy afines a muchos peques del espectro. Con límites claros y un adulto que traduce lo aprendido al mundo real, puede ser aliado para lenguaje, flexibilidad, convivencia y movimiento.

Video: Cómo elegir los mejores zapatos escolares para niños

¿Zapatos nuevos y a la semana ya están “tronados”? Mami, checa estos tips antes de comprar y te ahorrarás dinero y corajes.

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¿Tu hijo duerme bien? señales y horarios

¿Tu hijo se despierta cansado o anda irritable? Aquí te explicamos cuántas horas de sueño necesita un niño y cómo saber si está descansando lo suficiente.

¿Cuántas horas necesita un niño?

Las recomendaciones internacionales señalan que, en promedio:

  • 3 a 5 años (preescolar): 10–13 horas en 24 horas (siesta incluida).
  • 6 a 7 años (escolar temprano): 9–12 horas cada noche.

Objetivo práctico: que tu peque despierte relajado, con buen ánimo y energía sostenida durante el día. La cifra exacta puede variar según su nivel de actividad, crecimiento y estado de salud.

Señales de que sí está durmiendo suficiente

  • Se duerme en 15–30 min tras acostarse y no da muchas vueltas.
  • Despierta sin berrinches y come/desayuna con apetito.
  • Tiene atención estable y buen rendimiento en la escuela o el kinder.
  • No se queda dormido en el coche a media mañana todos los días.

Alertas de falta de sueño

  • Irritabilidad, berrinches frecuentes o hipersensibilidad.
  • Despertares múltiples, ronquidos fuertes o pausas respiratorias.
  • Ojeras, cansancio a media tarde o siestas largas no planificadas.
  • Bajón en el rendimiento escolar o dificultad para concentrarse.

Si notas ronquido constante, pausas al respirar o mucha somnolencia diurna, consulta al pediatra: podría tratarse de apnea del sueño u otro problema respiratorio.

Rutina nocturna que sí funciona

Ajustes sencillos en casa

  • Horario consistente: misma hora para dormir y despertar (incluye fines de semana con una variación máxima de ±30 min).

  • Desconexión digital: apaga pantallas 60–90 min antes de acostarse.

  • Ambiente pro-sueño: cuarto oscuro, silencioso, fresco (20–22 °C) y sin luz azul.

  • Ritual breve (20–30 min): baño tibio, pijama, cuento tranquilo y a la cama.

  • Actividad física diaria: juego activo por la tarde, pero evita ejercicios intensos 1–2 horas antes de dormir.

Siestas: ¿sí o no?

  • Entre 3–4 años aún pueden requerir siesta corta (30–60 min).

  • Si la siesta retrasa la hora de dormir, acórtala o elimínala gradualmente.

Nutrición y sueño

  • Cena ligera 2–3 horas antes; evita cafeína (refrescos de cola, té) y azúcares justo antes de la cama.

  • Un vaso pequeño de leche tibia o un snack con proteína + carbohidrato (p. ej., pan integral con queso) puede ayudar.

¿Cómo construir el horario ideal?

  1. Define la hora de despertar (según escuela/tráfico).
  2. Resta las horas necesarias (10–13 si es preescolar; 9–12 si es escolar).
  3. Inicia el ritual 30 min antes de la hora objetivo de sueño.
  4. Ajusta de 15 en 15 minutos cada 3–4 noches si vas muy tarde.

Para tus peques, busca 10–13 h (preescolar) y 9–12 h (escolar). Observa el estado de ánimo, la atención y la facilidad para dormirse como indicadores de buen descanso. Con rutinas constantes, menos pantallas y un ambiente adecuado, verás mejoras en pocos días. Si hay ronquido fuerte, pausas al respirar o somnolencia diurna marcada, acude al pediatra.

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