Mitos y verdades sobre el frío y los niños
Circulan muchas creencias sobre el frío, el contagio de enfermedades como el resfriado o la gripe y los niños. La pediatra Lucía Galán Bertrand desvela qué hay de verdad y de mentira en todo ello. ¡Te lo contamos!
El frío del invierno ha llegado y, normalmente en esta época, se intensifican las creencias que circulan sobre el mismo frío y cómo afecta a los niños. “¡No salgas a jugar sin ponerte el abrigo!”, “Vamos a secarte el pelo para que no te resfríes”, “No andes descalzo por la casa que te vas a enfermar”… ¿Son ciertas todas estas creencias?
Lucía Galán Bertrand, pediatra en el Hospital Internacional Medimar y miembro de la Sociedad Española de Pediatría, explica qué hay de cierto y de falso en todo ello. ¡Toma nota de sus explicaciones!
Mitos sobre el frío
1. Andar descalzo provoca resfriados
Es una de las creencias más comunes sobre el frío, pero en realidad los resfriados no se contagian por andar descalzo en la casa. Los niños se resfrían cuando están en contacto con otros niños que están resfriados. Las gotitas de saliva, tocarse sin haberse lavado previamente las manos o toser al lado del niño es lo que hace que los virus de resfriados, gripes e infecciones respiratorias comunes se contagien.
2. Sudar o exponerse al aire frío no es bueno
Se suele pensar que si el niño suda al hacer deporte al aire libre o al jugar, así como si está expuesto a una corriente de aire frío, puede contraer enfermedades como una neumonía. Sin embargo, no es así. La neumonía es una enfermedad infecciosa, vírica o bacteriana, que se contagia por contacto directo con otra persona. Por otro lado, tampoco es cierto que el niño se resfríe si se destapa por la noche o suda mientras duerme.
3. El cabello mojado causa resfriados
No es cierto, ya que los virus nada tienen que ver con el cabello húmedo. Si el niño o la niña ya tiene los virus instalados en su cuerpo, el hecho de secarse el pelo no le va a ayudar. Es como cuando el peque sale a jugar a la hora del recreo sin suéter. El peligro para contraer resfriados no está en el patio de la escuela a bajas temperaturas, sino en las aulas donde se concentran todos los niños y algunos pueden tener mocos, tos o estornudos.
4. El jugo de naranja por las mañanas sube las defensas
El jugo de naranja es muy rico en vitamina C, pero no es el responsable de subir las defensas, como tampoco lo hacen las pastillas, vitaminas u otros remedios caseros. Es bueno para la salud beber jugo de naranja, pero no evita los resfriados.
5. Con antibióticos se cura todo
Es totalmente falso, ya que los virus, a diferencia de las bacterias, no se tratan con antibióticos. De hecho, las enfermedades que se contraen por virus empeoran si se toman antibióticos. Una gripe o un resfriado común no necesitan antibióticos. Sin embargo, si tras una semana los síntomas no mejoran, hay fiebre y malestar general, es conveniente consultar con el pediatra, ya que puede tratarse de una infección bacteriana.
Verdades sobre el frío
1. El frío atrae infecciones
Sí, cuando aumenta el frío hay más infecciones respiratorias. Se juntan varios factores: por un lado las bajas temperaturas provocan una mayor proliferación de determinados virus que ocasionan los resfriados, hay más contagios y, como consecuencia, los virus circulan con más libertad. Además, en invierno llega la gripe, que es una enfermedad estacional que empieza desde octubre y no termina hasta marzo. Y si esto no fuera suficiente, en invierno pasamos más tiempo en sitios cerrados, lo que facilita la propagación de los virus.
2. Mejor varias capas de ropa que un abrigo grueso
Es mejor vestir al niño con varias capas de ropa cuando hace frío, que con una sola capa muy gruesa. De esta manera, si el pequeño tiene calor, puede quitarse una prenda. En cambio, si lleva solamente un abrigo grueso y tiene calor, se lo quitará y puede que entonces sienta frío. Es importante recordar que los niños entran en calor más fácilmente que los adultos, ya que juegan y se mueven más. Por otro lado, es aconsejable que cuando hace mucho frío lleven gorro, ya que la cabeza es la parte del cuerpo por la que se pierde más calor. También los guantes y un buen calzado ayudan a mantener el calor corporal.
¿Cómo validar las emociones de los niños y las niñas?
Consejos y estrategias para educar y validar las emociones en casa
La validación emocional es un superpoder de crianza: ayuda a que tus peques se sientan vistos, reduce berrinches y fortalece el vínculo. Aquí te explicamos cómo aplicarla en la vida real.
¿Qué significa validar una emoción?
Validar es reconocer y legitimar lo que tu hijo siente sin juzgarlo. No implica estar de acuerdo ni “ceder”; significa decir: “Entiendo cómo te sientes y aquí estoy contigo”. En edades formativas, este gesto enseña lenguaje emocional, autorregulación y empatía.
Beneficios clave
- Seguridad y confianza: al sentirse comprendidos, se abren al diálogo.
- Menos explosiones emocionales: disminuye la intensidad y duración de los enfados.
- Habilidades sociales: aprenden a nombrar lo que sienten y a considerar al otro.
Señales de que necesitas validar más (y no “arreglar” todo)
Si escuchas con frecuencia “¡no me entiendes!”, hay respuestas defensivas o el llanto escala cuando minimizas (“no es para tanto”), hace falta validación antes de corrección.
Errores comunes a evitar
- Invalidar con frases hechas: “ya no llores”, “no te enojes por eso”.
- Resolver por ellos siempre: apaga la emoción, pero no enseña a manejarla.
- Confundir sentimiento con conducta: sentir enojo es válido; pegar no lo es.
Estrategia paso a paso: método EVITA
Inspirado en enfoques de educación emocional, este acrónimo te guía en momentos difíciles:
E — Escucha activa. Ponte a su altura, contacto visual y atención plena.
V — Valida. “Entiendo que estés triste; eso duele.”
I — Invita a reflexionar. “¿Qué fue lo más difícil? ¿Qué te ayudaría?”
T — Transita con soluciones. Co-crear opciones: respirar, turno, cambiar de juego.
A — Acompaña con límites claros. “Puedes enojarte; no puedes empujar. Si necesitas, te ayudo a calmarte.”
Frases que sí y que no
- Evita: “No exageres.”
- Usa: “Veo que estás muy frustrado; es válido sentirse así.”
- Evita: “Si sigues llorando, no vamos.”
- Usa: “Llorar es ok. Cuando tu cuerpo esté más tranquilo, hablamos de qué sigue.”
Microhábitos para familias ocupadas
- Rutina de “minuto emocional” al salir del cole: ¿Qué fue lo mejor/lo difícil?
- Rincón de calma con libros, dibujos y un peluche “respirador”.
- Etiqueta emociones en la vida diaria: “Suena a enojo; tu ceño lo dice.”
- Modela autorregulación: “Estoy tenso; respiro hondo tres veces.”
- Límites consistentes y respetuosos: “No acepto gritos. Te escucho cuando bajes la voz.”
Validar no es premiar el berrinche; es poner nombre, contener y enseñar. Con EVITA, microhábitos y límites claros, tus peques desarrollan autoestima, empatía y mejores herramientas para la vida. Tu presencia tranquila es la clave.
Video: Cómo bajar la fiebre infantil desde casa y sin riesgos
Tu peque tiene fiebre y no sabes qué hacer. Descubre cómo bajarla en casa sin riesgos y con métodos seguros que sí funcionan.
¿Por qué no se recomienda dar aspirina a los niños? Esto dicen los expertos
¿Sabías que la aspirina, ese medicamento clásico que muchos padres recuerdan de su infancia, hoy no se recomienda en menores de 12 años? Aunque parece inofensiva, puede provocar una reacción grave y potencialmente mortal. Aquí te explicamos qué dicen los expertos y qué alternativas existen.
¿Qué es la aspirina y por qué antes se usaba en niños?
La aspirina o ácido acetilsalicílico es un medicamento con propiedades analgésicas, antitérmicas y antiinflamatorias. Durante décadas, se recetó para tratar la fiebre, el dolor muscular o los síntomas de resfriado en niños. Incluso existía una versión llamada “aspirina infantil”.
Sin embargo, desde los años 80, organismos internacionales como la OMS y la FDA alertaron sobre su relación con una enfermedad rara pero grave: el síndrome de Reye, motivo por el cual su uso en la población pediátrica fue restringido.
El peligro real: el síndrome de Reye
El síndrome de Reye es una enfermedad poco común pero muy grave que puede afectar al hígado y al cerebro de niños y adolescentes, especialmente cuando se les da aspirina durante una infección viral, como gripe, varicela o resfriado común.
¿Qué ocurre en el cuerpo?
Este síndrome aumenta los niveles de amoníaco en la sangre, daña el hígado y provoca inflamación cerebral. Los síntomas suelen aparecer entre 3 y 5 días después de una infección viral y pueden incluir:
- Vómitos continuos
- Somnolencia o confusión
- Comportamiento inusual o irritabilidad
- Convulsiones
- Dificultad para respirar
- Pérdida del conocimiento
Según la American Academy of Pediatrics, aunque el síndrome de Reye es raro, puede ser mortal o dejar secuelas neurológicas permanentes, por lo que nunca debe administrarse aspirina a menores de 12 años sin indicación médica específica.
Lo que dicen los expertos
La enfermera pediátrica, Marta Espartosa, explica que el ácido acetilsalicílico fue muy popular en los años 80, cuando la incidencia del síndrome de Reye era de 1 caso por cada 100 mil niños. Gracias a su restricción, hoy la cifra se ha reducido a 1 por cada millón.
Por su parte, la farmacéutica estadounidense Courtney Schmidt (PharmD) advierte que muchos padres aún creen que “si sobrevivieron a la aspirina en su infancia, sus hijos también pueden”. Pero esto es un error: el riesgo puede ser bajo, pero las consecuencias son tan graves que no vale la pena correrlo.
Medicamentos y productos que pueden contener aspirina
Uno de los grandes problemas es que la aspirina aparece en medicamentos bajo distintos nombres. Algunos de ellos incluyen:
- Ácido acetilsalicílico
- Acetilsalicilato
- Ácido salicílico
- Bismuto subsalicilato (como el clásico Pepto-Bismol)
Por eso, antes de darle cualquier medicamento a tu hijo, revisa la etiqueta en la sección de ingredientes activos. Si tiene alguno de esos componentes, no se lo des y consulta con su pediatra o farmacéutico.
Alternativas seguras para aliviar fiebre y dolor
Paracetamol
Es el medicamento más utilizado para bajar la fiebre y aliviar el dolor en niños. Actúa rápido y es seguro cuando se respeta la dosis por peso. Se puede usar desde los 3 meses de edad.
Ibuprofeno
Además de aliviar el dolor, tiene efecto antiinflamatorio, útil en cuadros de garganta o cuerpo cortado. Solo debe usarse en niños mayores de 6 meses y con el estómago lleno para evitar irritación.
Tip: consulta siempre con el pediatra y evita alternar paracetamol e ibuprofeno sin indicación médica.
Excepciones: cuándo los médicos sí usan aspirina
Aunque su uso general está prohibido, existen casos muy específicos donde los especialistas pueden prescribirla:
- Enfermedad de Kawasaki, para prevenir coágulos.
- Artritis idiopática juvenil, bajo control médico estricto.
Fuera de estos casos, la aspirina no debe administrarse a ningún niño sin receta.
Dar aspirina a los niños es peligroso porque puede provocar el síndrome de Reye, una enfermedad que afecta gravemente al cerebro y al hígado. Aunque antes se usaba con frecuencia, hoy está contraindicada en menores de 12 años, salvo en casos médicos muy específicos.
Si tu hijo tiene fiebre o dolor, el paracetamol y el ibuprofeno son opciones seguras, siempre en las dosis adecuadas y con supervisión pediátrica. Ante cualquier duda, consulta antes de medicar: una decisión informada puede salvar vidas.
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