Febrero 2024 No 3

ALIMENTOS SALUDABLES Y ENERGÉTICOS PARA LOS NIÑOS

Entre los 3 y los 7 años la actividad de los niños se intensifica. Tienen más energía para correr, saltar, jugar, bailar, realizar deportes y otras actividades físicas que demandan una ingesta de alimentos saludables y energéticos. ¡Conoce cuáles son los mejores!

La energía que tanto niños como adultos necesitan se obtiene principalmente de los alimentos. Los macronutrientes son sustancias que proporcionan energía al organismo para su buen funcionamiento, y otros elementos para reparar y construir estructuras orgánicas, promover el crecimiento y regular procesos los metabólicos.

Para saber cuáles son las necesidades energéticas de los niños, se hacen cálculos dependiendo de su edad y características físicas. Con esto se puede saber la cantidad de energía y de nutrientes que los pequeños necesitan para tener un buen estado de salud.

Debido a que están en constante crecimiento y desarrollo, los niños requieren casi el doble de energía que un adulto, de ahí que los alimentos que se les ofrezcan deben brindarles los nutrientes que requieren.

Los niños entre los 3 y 5 años necesitan consumir unas 1,800 kcal por día y los de 6 a 7 años requieren un total de 1400 kcal por día, las cuales deben provenir de los diferentes grupos de alimentos. Esto considerando las recomendaciones del pediatra que incluyen la masa muscular, talla y actividad que realice el pequeño.

LO QUE NO DEBE FALTAR EN SU DIETA

La alimentación de los niños entre los 3 y 7 años tiene como propósito asegurarles un crecimiento y desarrollo adecuados y promover hábitos alimentarios saludables para prevenir enfermedades nutricionales a corto y largo plazo. ¿Cuáles son los mejores?

Anabel Fiorella Espinosa, oficial de nutrición en Unicef México, indica que en la alimentación infantil hay que considerar ofrecer variedad de alimentos y los padres deben ser conscientes del origen de lo que se consume. Veamos los alimentos saludables y energéticos que los niños requieren.

PRODUCTOS LÁCTEOS

Incluir leche de continuación o para niños mayores de 4 años leche de vaca (siempre y cuando no haya intolerancia). También yogur y queso fresco tipo panela.

Los lácteos aportan proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono, en forma de lactosa, además de grasa, vitaminas y minerales como calcio, magnesio, fósforo y zinc.

HUEVOS

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que los huevos contienen buenas cantidades de calcio, hierro, vitaminas A y D, además de tiamina y riboflavina. Además, se digieren con facilidad, por ello son óptimos para los niños.

CARNE, PESCADO Y POLLO

La recomendación es dárselos a los niños bien cocidos, y picados para los más pequeños; piezas como el muslo y la pierna del pollo son suaves y suelen aceptarlas bien. En cuanto al pescado es importante cuidar que no tenga espinas.

Aportan proteínas a los pequeños para su buen desarrollo y formación de músculo entre otros beneficios.
El hierro de la carne y el pescado se absorbe con facilidad y mejora la absorción del hierro de alimentos básicos como el arroz, el trigo y el maíz.
El pescado varía en su contenido de grasa, también contiene tiamina, riboflavina, niacina, vitamina A, hierro y calcio.

CEREALES, TUBÉRCULOS Y LEGUMINOSAS

Son una fuente importante de carbohidratos, así como de vitaminas. La recomendación de los especialistas en nutrición infantil es que el consumo de carbohidratos represente del 50% al 60% del total de calorías que los pequeños consumen diariamente.

Las lentejas y el garbanzo son dos leguminosas muy saludables que aportan hierro, minerales y vitaminas, sobre todo del grupo B, las cuales ayudan a que el sistema nervioso funcione correctamente. También son una buena fuente de energía.

FRUTAS Y VERDURAS

No pueden faltar en cualquier plato para niños, lo mismo aplica a los adultos. Ofrecen diversas vitaminas y minerales.
Las frutas que más energía aportan son el plátano, las uvas y los higos, que se deben consumir con moderación.
Todas las verduras son saludables y su variedad permite preparar muchos platillos para los niños. Desde las de hoja verde oscura como la acelga y espinaca, los pimientos con sus colores llamativos, la zanahoria y las de color blanco como el nabo, son una excelente fuente de nutrientes.

Por último debemos mencionar que el consumo de alimentos saludables y energéticos siempre se deben incluir desde temprana edad y durante toda la vida. Recordemos que el plato del bien comer es una herramienta que permite balancear estos grupos de alimentos para obtener todos los nutrientes que el organismo necesita.

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¿QUÉ HAGO SI MI HIJO DICE GROSERÍAS?

Lavar “con agua y jabón” la boca de tu niña o niño para que deje de decir groserías no es una buena idea. Con esa amenaza sólo vas a conseguir asustarlo. Si quieres eliminar esa conducta te compartimos los errores que cometemos los padres y algunas estrategias.

¿Tu niña o niño comenzó a decir groserías? ¿Está viendo algún programa de televisión en donde haya un lenguaje grosero? ¿Hay alguien en casa que se expresa con malas palabras?

Los niños más chiquitos dicen groserías, sin saber su significado, porque imitan a sus padres o alguna vez dijeron una y todos se rieron. En tanto, los más grandecitos pueden llegar a usar este tipo de palabras porque sus amigos las dicen, pero también las usan como una forma de expresión cuando están molestos o enojados. Sea cual sea el motivo por el cuál tu hijo dice groserías, las siguientes estrategias pueden ayudarte a frenar esa conducta o al menos darte ideas prácticas para que la vayas extinguiendo. A continuación, algunas estrategias:

EVITA HABLAR CON GROSERÍAS

Si tú como mamá o papá hablas con groserías, ¿cómo esperas que tu hijo no las diga? Prediquemos con el ejemplo. Si quieres eliminar esta conducta en tu hogar, primero tienes que hacerte el propósito de no decir malas palabras frente a tus hijos. Tampoco ser grosero cuando estás enojado, pues “si usamos las groserías en una situación de amenaza lo más seguro es que no nos ayuden, ni tampoco tomemos una decisión efectiva para manejarla”, de acuerdo con Gerardo Sánchez Dinorían, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

REPRIME LA RISA SI DICEN ALGUNA MALA PALABRA

Cuando escuches a tu niña o niño decir una grosería la regla es no reírse. Comparte esta premisa con papá, abuelos, tías, tíos y primos. Nadie debe reírse, pues de lo contrario, tu peque pensará que es gracioso y las seguirá diciendo. Muchas veces, los niños no saben qué significan, pero al ver las caras de sorpresa de los adultos o escuchar sus risas, piensan que esta conducta es divertida y las siguen repitiendo.

Si tu hija o hijo es más grandecito y, por ejemplo, ya está en la primaria, no voltees a verlo con cara de sorpresa o susto. Continúa con las actividades que estás realizando de manera normal, sin darle tanta importancia. Asimismo, observa en qué momento está diciendo groserías ¿Está enojado? ¿Está charlando con sus amigos? Después, busca el momento para tener una charla pacífica con tu niña o niño. Dile que en casa no se habla con groserías y que por favor no las diga.

INTENTA NO REGAÑARLO SI LO OYES DECIR ALGUNA

Por lo general, la primera reacción de una madre o un padre al escuchar a su niña o niño decir una grosería es regañarlo. ¡No lo trates como si fuera un maleante! ¿Acaso tú no has dicho alguna mala palabra cuando vienes manejando y una moto se cruza con imprudencia? Esto no significa que le estés permitiendo a tu hijo decir mala palabras. Para la Academia Americana de Pediatría (AAP), pronunciar groserías es un comportamiento casi normal del desarrollo en la niñez media y la adolescencia temprana. “Para los niños, decir palabrotas es a menudo una forma de sentirse ‘sofisticados’ y de mostrar que no tienen miedo de ser un poco ‘malos’.

NO LO AMENACES

Estar a favor de la crianza respetuosa significa no asustar, amenazar o maltratar a tu niña o niño. Cuando la conducta comienza a hacerse repetitiva y hasta molesta, porque las palabras altisonantes salen fácilmente de su boca, sin que en casa se expresen de esa forma, lo que puedes hacer es evitar la comunicación cuando las dice y volver a entablar la conversación cuando se dirija de manera correcta contigo y sin palabrotas.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la violencia psicológica se expresa en insultos, gritos, descalificaciones e ironías, lo que genera graves y prolongados efectos en quienes la reciben como baja autoestima, estrés, ansiedad, dificultades para dormir y concentrarse en clases, además de un aprendizaje acerca de la violencia como forma de resolver conflictos”.

PROCURA QUE NO VEA PROGRAMAS CON LENGUAJE ALTISONANTE

Otra de las causas por las cuales una niña o niño comienza a decir malas palabras se debe a lo que están viendo en la televisión, en el celular o tablet, pero también a lo que escucha. Muchos programas o canciones no son aptos para el público infantil. Sin embargo, que no escuche decir groserías será algo imposible, ya que son parte del lenguaje popular. Te recomendamos que vigiles lo que tu hijo consume en dispositivos electrónicos y hables con él al respecto, o bien que te apoyes en las aplicaciones de control parental de sus dispositivos.

LAS ETIQUETAS NO FUNCIONAN

Decirle a tu hija o hijo que es un “grosero”, un “mal educado” o un “majadero” por decir malas palabras, es ponerle etiquetas. La conducta no es correcta, pero eso no significa que tu niña o niño sea un maleante. Lo que debes hacer es acercarte de manera amistosa y decirle que no te gustan esas expresiones. En la medida en que los niños maduran, decir palabrotas pierde atractivo. ¿Qué hacer? Que tus hijos te escuchen decir buenas palabras: que expresen cariño y respeto.

AYÚDALO A MANEJAR LA IRA

Hay niños que dicen groserías porque tienen dificultades para controlar la ira y la frustración. Un consejo es hacer alguna cosa que les guste, como salir a caminar, escuchar su canción favorita o leer.

La AAP recomienda premiar a los pequeños por expresar su frustración de manera correcta y sin decir palabrotas. ¿Cómo se hace? Necesitarás un frasco y, por cada día que tu hijo no diga groserías, deberás colocar una moneda dentro. Pero si dice malas palabras, tendrás que sacar una moneda. ¿Cuánto dinero podrá juntar tu hijo? Eso dependerá de si al final de la semana dijo o no groserías.

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RESPONSABILIDADES DE LOS NIÑOS CUANDO LLEGA UNA MASCOTA A CASA (POR EDADES)

Idealmente, el cuidado de una mascota requiere de la participación de todos los integrantes de la familia. A continuación te dejamos una guía de las responsabilidades de tener una mascota que pueden ir asumiendo los más pequeños del hogar de acuerdo con su edad.

Uno de los beneficios de tener una mascota cuando hay niños en casa es que su cuidado contribuye a que se vuelvan más responsables, sobre todo conforme crecen y entienden que el perro o gato que vive con él es un ser vivo que requiere de afecto y cuidados.

DE 3 A 6 AÑOS

A esta edad, el niño ya es capaz de servirle alimentos y agua a su perro o gato, siempre bajo supervisión de un adulto, por si se presenta cualquier imprevisto.

Si queremos que el pequeño se convierta en el responsable de alimentar al animal de compañía, es necesario establecer un horario y dejarle clara la ubicación de las croquetas, así como la cantidad adecuada que hay que servirle a la mascota.

Si bien es cierto que a los 3 años todavía necesitará en gran medida la ayuda de un adulto, con el tiempo se volverá más hábil para llevar a cabo esta actividad.

En cuanto a jugar con las mascotas, el niño podrá empezarle a lanzar la pelota al perro o usar un juguete de caña de pescar para jugar con el gato.

DE 6 A 10 AÑOS

Además de las actividades arriba mencionadas, también podemos agregar:

La limpieza del lugar que habita la mascota.
Recoger sus juguetes.
Darle premios.

A PARTIR DE 10 AÑOS

A esta edad, el niño ya está listo para sacar a pasear a su perro, siempre que vaya acompañado de un adulto. Ya no será necesario que él sea el acompañante que ve cómo sujetas al perro por la correa, todo lo contrario, se convertirá en el paseador oficial.

Otra de las responsabilidades que pueden ser delegadas a esta edad es la de la limpieza del arenero cuando la mascota es un gato.

Igualmente, ayudar a bañar a las mascotas o cepillarlas son actividades que no le costarán trabajo y hasta podrían resultarle entretenidas.

RESPONSABILIDAD PASO A PASO

Es muy importante que a la hora de delegar algunas de las responsabilidades de tener una mascota, primero se explique al niño cómo hacerlas y realizarlas nosotros para que aprenda viéndonos.

Asimismo, hay que mostrarnos pacientes si llega a tirar la comida o el agua del animal cuando aún es muy pequeño o apenas empieza con la responsabilidad. Mostrarle que el “error” o accidente tiene solución sin regaños ni gritos le ayudará a agarrar confianza para hacerlo cada vez mejor.

Parte de la responsabilidad que acarrea tener una mascota es que exista conciencia de las consecuencias que tiene el no cumplir con las actividades básicas que requiere el animal que está en casa. Por lo tanto, vale la pena explicar de una forma simple qué pasa si el perro no come o si no se le limpia el arenero al gato Incluso puedes aprovechar los momentos en los que realizas estas acciones para platicar con él de una forma muy natural.

MEDIDAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA

Por último, te compartimos algunas consideraciones relacionadas con la seguridad de los niños a la hora de aprender las actividades de cuidado para su mascota.

Por ningún motivo dejes sin supervisión a tu hijo mientras está con el animal de compañía, mucho menos si todavía es un bebé.
Evita que el niño se acerque cuando el animal esté comiendo y retírale el plato una vez que haya terminado o ya no muestre interés en la comida.vDejarle el alimento a tu mascota durante todo el día podría provocar accidentes, ya que tu mascota puede interpretar cualquier gesto como una amenaza y querrá defender lo que es suyo.
Guía a tu hijo en el cuidado de su mascota e instrúyelo cuando no sepa hacer algo, como servirle la comida al perro o cepillarlo.
Permite que ambos tengan momentos de convivencia y juego bajo tu supervisión. Eso afianzará la relación entre los dos y es un hecho que se convertirán en mejores amigos.

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5 PARQUES Y BOSQUES EN CDMX PARA NIÑOS (PARTE 1)

El contacto con la naturaleza trae múltiples beneficios a la salud física y mental de todos los integrantes de la familia. Por ello, te invitamos a recorrer los siguientes parques y bosques en CDMX, en los que tus peques hallarán horas de diversión, además de aprendizaje y respeto por el medio ambiente.

¿Cuántos de estos parques y bosques has visitado? Te decimos a detalle cuáles son sus atractivos y cómo puedes llegar a cada uno de ellos.

1. BOSQUE DE TLÁHUAC

El bosque de Tláhuac tiene una historia peculiar, ya que, antes de convertirse en el espacio que es ahora, el lugar estaba destinado a albergar los escombros y desechos del terremoto del 19 de septiembre de 1985. No fue hasta el año 1992 que el sitio se convirtió en un parque forestal para el esparcimiento familiar. Dentro de las 58 hectáreas del bosque, podrás encontrar distintos sitios de interés:

FARO Tláhuac: perteneciente a la red FARO, es un centro cultural y escuela de arte gestionada por la Secretaría de Cultura de la CDMX.
Sala de Artes “Centenario de la Revolución”: aquí se presentan obras de teatro, hay proyecciones de películas y presentaciones de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Teocuicani.
Alberca olímpica “Bicentenario de la Independencia”, en la que se imparten clases de natación.
Pista de patinaje sobre hielo “Mujeres Ilustres”, en la que también se dan clases de patinaje.
“La granja feliz”: es un zoológico infantil en el que los niños pueden convivir con conejos, avestruces, patos, ciervos y algunas vacas. Su costo es bastante accesible: $5.00.
Lago: es una de las principales atracciones del Bosque de Tláhuac; ofrece paseos en lanchas rentadas y está lleno de patos.

Dirección: Av. la Turba S/N, Miguel Hidalgo, Tláhuac , 13200 Ciudad de México. La estación de metro Nopalera de la línea 12 es la más cercana al bosque. La entrada es gratuita y los horarios son de martes a domingo de 6:00 a 18:00 h. El complejo cuenta con estacionamiento gratuito para los visitantes y está permitido el ingreso con mascotas.

2. PARQUE NACIONAL FUENTES BROTANTES

Ubicado en la alcaldía Tlalpan, el Parque Nacional Fuentes Brotantes es una reserva natural que tiene el objetivo principal de mantener los manantiales que vienen desde la Sierra del Ajusco-Chichinauhtzin y que terminan en el lago del parque.

Si bien el lugar sólo abarca 8 hectáreas, es suficiente para contar con un área de juegos para niños, una zona de comida, un parque para perros, senderos naturales y el pequeño lago que es hogar de patos, peces y tortugas.

Dirección: Av de Las Fuentes, Col. Fuentes Brotantes , Alc. Tlalpan, 14410 CDMX. Horarios: Lunes a domingo de 6:00 a 18:00 h. La estación de metrobús más cercana es Santa Úrsula de la línea 1. La entrada al parque es gratuita.

3. EL PARQUE DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS (THE PARK CHILDREN)

Su nombre ya lo dice, este parque es exclusivo para el entretenimiento y diversión de niños y niñas. Y su ubicación es el Bosque de Tláhuac, así que si decidiste visitar este pulmón verde, aprovecha para llevar a tus hijos al Parque de las Niñas y los Niños.

El área abarca unos 2 mil metros cuadrados, en la que se construyó un teatro al aire libre techado con piso de concreto. Asimismo, la zona cuenta con juegos infantiles (toboganes, estructuras para escalar, columpios, sube y baja, entre otros), ejercitadores y una cancha de futbol.

Dirección: Heberto Castillo 9B, Villa Centroamericana I, Tláhuac, 13273 Ciudad de México, CDMX. El acceso es gratuito y los horarios son de lunes a domingo de 7:00 a 18:00 h.